CAPÍTULO XV

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"¿Y si no fue un accidente?" Esa pregunta retumbaba en mi cabeza,como un gran martillo tratando de meter hasta el último centímetro del clavo.

—¿A qué te refieres con eso, Harvey? —Me separé un poco de él para mirarlo.

—No lo sé..., digo que puede haber una mínima probabilidad de que fuera provocado... —Estaba incómodo y yo no lo entendía.

—Tendrás que ser más claro. —Me estaba empezando a molestar.

—Trabajo para Mason ¿si? —Tomó mis hombros para que le prestara atención—. Hubo una noche en que me dijo que algo salió mal y debía solucionarlo..., algo que lo molestó mucho.

—De hecho esa noche..., Jack se hizo pasar como un novio para que Mason no se me acercara... —Estaba cayendo en cuenta de todo.

—Eso podía haberlo hecho enojar... —Había temor en sus ojos—. Liza, no quiero que te enojes por esto pero..., esa noche Mason me encargó que una de las camionetas condujera y no se detuviese, por un acantilado..., ¿sabes lo que significa?

Mis ojos se llenaron de lágrimas en ese momento, todo me golpeó de repente. Me levanté de mi sitio y empujé a Harvey mientras me sostenía la cabeza.

La camioneta en sentido contrario...

Un gran impacto...

Jack...

Mamá...

Papá...

Vidrios...

—¡Jack! —Mi grito era desgarrador.

Estábamos de cabeza, me sangraba la nariz, el cinturón sostenía mi cuerpo para que no cayera pero no me importaba nada en ese momento.

—Por favor despierta... —Estaba desesperada—. ¡Mamá, papá, Jack no despierta.

Estiré mi cuerpo para poder tocarlos ya que ellos no me respondían, pero al estirar mi torzo sentí que algo abría mi estómago. Dirigí mi mirada a mi abdomen y vi un gran trozo de vidrio clavado en él, la sangre brotaba mucho  y eso me estaba debilitando..., tanto que perdí el conocimiento.

—¡No te atrevas a tocarme! —Grité a Harvey al ver que se quería acercar.

—Liza, estás pálida y ¡estás sudando mucho! —Estaba preocupado.

—¡No menciones mi puto nombre, Harvey! ¡Diste la orden! ¡Por tu culpa mis padres están muertos! —No lo podía creer.

—Liza..., no fue así, yo no sabía lo que...

—¡Cállate! No trates de excusarte. —Estiré mi cabello con mis dedos en un gesto de desesperación—. No te atrevas a seguirme.

Tomé mis cosas, las metí en un bolso, lo colgué por mi hombro derecho y me coloqué un abrigo largo junto con una gorra de lana negra.

—¡Liza, no me hagas esto! —Su voz estaba rota y las lágrimas salían de sus ojos—. ¡Yo te amo! ¡¿Me vas a dejar después de lo que pasamos juntos?! Mírame y dime que no sientes lo mismo.

—¿Me amas? —Me burlé con amargura—. Por Dios, Harvey, reacciona, tarde o temprano Mason me encontraría, y ya veo que es capaz de cualquier cosa..., ¿y lo que pasamos juntos? Harvey, no eres más que algo que hice por el momento, por el éxtasis de la situación que acabábamos de pasar..., nada más. —Me armé de valor y me acerqué para mirarlo a sus llorosos ojos—. Yo no te amo.

ObsesionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora