El lugar donde salimos definitivamente no era un bosque, había muchas rocas, parecía el pie de una montaña.
—¿Dónde estamos, Liza? —Estaba tan sorprendido como yo.
—No tengo ni la menor idea, pero creo que deberíamos volver a la cueva, lloverá en cualquier momento. —Aconsejé mientras miraba el cielo.
—Yo creo que no, si estamos en el pie de una montaña, esa cueva se inundará y nosotros con ella. Deberíamos buscar un lugar mejor. —Yo solo asentí dudosa.
—¿Qué eran esos túneles? —Mi cabeza divagaba, a pesar de nuestra desafortunada situación.
—Parecen cavernas, de seguro estuvieron ahí desde hace mucho tiempo y nosotros logramos encontrar una entrada. —Se lo notaba animado, más de lo normal.
—Entonces somos muy afortunados. —Di un salto y empecé a caminar de espaldas, mirando a Harvey.
Él solo sonrió y continuamos nuestra caminata, el aire se tornaba cada vez más frío y fuerte, la tormenta anunciandose sobre nosotros. La oscuridad nos rodeaba porque, a pesar de ser temprano, las nubes negras nos cubrían.
—¡Mira, allí! —Me sobresalté ante su exclamación, pero al dirigir mi miríada a lo que Harvey estaba apuntando empecé a reír.
—¡Vamos! —Dije corriendo hacia una camioneta abandonada.
Los años entre estas rocas ya estaban pasándole factura, lo digo por el musgo que intentaba crecer sobre las ruedas, pero ¿qué puedo decir? No soy experta en camionetas o vegetación.
Fui del lado del copiloto ya que Harvey se adelantó y se puso del lado del volante.
—Bien, creo que servirá como refugio. —Estábamos tan animados.
—No puedo creer hasta dónde hemos llegado. —Mi felicidad estaba por los cielos, no sé si era por la alegría de poder pasar la tormenta bajo techo o porque la adrenalina de todo lo que pasó seguía en mi sistema.
Miré a Harvey y sus ojos brillaban mucho, todo era irreal a pesar de las circunstancias.
Él dirigió su mirada verde hacia mí, con una sonrisa llena de vida. Entonces, sin que me lo espere, Harvey se lanzó a mis labios. Fue un beso tierno y fugaz.
—Lo siento, no sé qué... —Se separó de mí sin mirarme. Yo tenía que hacerlo, y entonces lo besé, esta vez con más intensidad.
Nuestros labios danzaban juntos, una serenata eterna, una balada dulce. Mi mano fue a parar a su mejilla, mis dedos acariciaban su rostro y eso hizo que soltara un jadeo el cual me hizo sonreír. De pronto un estruendoso trueno cayó y las gotas empezaron a caer sobre nuestro techo. Todo era irreal, no entendía bien estos sentimientos, pero me sentía segura por sobre todo, no como cuando estaba con Mason.
Nos separamos para tomar aire y unimos nuestras frentes, nuestras miradas verdes chocaban con tanta intensidad que se sentía en el aire, separé mis labios por impulso, Harvey lo notó, en sus ojos se veía el deseo, de seguro lo mismo que los míos transmitían, así que él me volvió a besar.
El tono iba subiendo, el calor de nuestros cuerpos chocaban, mi cuerpo quería más, el suyo también, cada vez estábamos más cerca, su lengua jugaba con la mía, su mano levantó mi camiseta y se paseó por la piel desnuda de mi cadera.
—Harvey. —Ni yo misma reconocía mi voz.
Eso lo motivó más y entonces me quitó la camiseta, quedándome con mi sujetador blanco frente a él. Instintivamente llevé mis manos a mi estómago, específicamente a mi cicatriz.
Harvey notó ese gesto y sonrió, tomó mis manos y las besó tiernamente.
—Nunca, pero nunca te avergüences de tus cicatrices, son lo que te hacen fuerte, son lo que te hacen eso que eres hoy. —Tomé aire por la impresión que sus palabras me causaron.
Él sonrió ante eso y luego besó la cicatriz, fue subiendo lentamente en un camino a través de mi torzo, hasta llegar de nuevo a mis labios.
Todo fue tan divertido y tierno, sin complejos ni miedos.
*
Harvey dormía junto a mí, se veía muy tranquilo, no pude evitar sonreír. La tormenta había cesado, el amanecer se anunciaba, pero una molesta vibración hizo que frunciera mi ceño. Era el teléfono de Harvey, lo tomé para ponerlo en silencio pero al ver el nombre en la pantalla, hizo que todas mis alarmas se activaran.
Revisé sus cosas y había un arma entre ellas, entré en pánico, me vestí lo más rápido que pude pero sin hacer ruido o movimientos bruscos que pudieran despertarlo. Con cuidado abrí la puerta de la camioneta y salí de allí. Entonces empecé a correr.
No podía ser, después de lo que pasamos juntos. ¡Mierda, Harvey! La rabia se había instalado en mi sistema, ¡Me había entregado a él! Lágrimas salían de mis ojos las cuales dificultaban mi visibilidad e hizo que me doblara el tobillo causandome un fuerte dolor.
—¡Ah! —Maldije en lo alto, pero al percatarme de eso llevé mi mano a la boca.
—¡¿Liza?! —Eso me alarmó.
Así que sin importarme el dolor, volví a correr cojeando, ¡maltita sea!
Escuché que se acercaba a mí así que di vuelta para enfrentarlo, apuntándole con la pistola en la mano.
—Liza, ¿qué te pasa? —Su respiración estaba agitada igual a la mía.
—¡Maldito infeliz! —Las lágrimas no cesaban.
—¿Me vas a decir qué mierda te pasa? —Eso me molestó mucho más.
—¡Y todavía lo preguntas! Pregúntate, cabrón, de dónde saqué esta puta pistola. —No me temblaba la voz ni la mano al apuntarlo.
Eso hizo que él abriera sus ojos en comprensión de lo que estaba pasando.
—Liza... —Habló precavido-, no es lo que piensas.
—Aléjate. —Dije al ver que se estaba acercando mientras levantaba las manos—. ¡Lo entendí todo, carajo! ¡Todo! ¿Qué quieres que entienda cuando vi el puto nombre de Mason en tu teléfono?
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¡¿Say, whaaaaaat?!
Harvey ha mostrado una de sus caras a Liza, ¿qué piensan? JajajaBien, ¿qué tal están? Aproveché esta cuarentena en mi país para poder actualizar, espero que les guste. Haganmelo saber a través de comentarios, en serio adoro leerlos.
Tal vez pronto actualice de nuevo 😏 ¡Nos leemos! Y los amooo❤❤
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Obsesionado
Mystery / ThrillerElizabeth tiene todo planeado en su vida, en una fiesta conoce a Mason, un joven arrogante que tiene todo lo que quiere de una u otra forma sin importarle los demás y queda obsesionado con ella, a tal punto llega su obsesión que convence a sus famil...