CAPÍTULO XI

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Todo estaba borroso, mi mente era un caos; ¿qué fue lo que pasó?

Pelea...

Roca...

Playa...

Mason...

Golpe...

Oscuridad...

Mi mente repasaba todo con detalle, necesito salir de aquí, esto nunca parará..., necesito escapar.

Con los ojos aún cerrados empiezo a planear todo, sería ahora o nunca. Abrí con cuidado los ojos asegurandome de que nadie se encontraba en la sala del hospital, supongo que Mason me trajo aquí después de lo que pasó.

Me levanté con cuidado de la camilla, mi cabeza estaba vendada y la punzada no se hizo esperar, pero de todos modos seguí con mi camino, me desconecté del suero unido a mi brazo y me acerqué a la puerta, la abrí con cuidado, vi a Mason hablando con un doctor de espaldas a mí del lado derecho del pasillo así que tomé a dirección contraria.

Cuando me alejé a una distancia prudencial empecé a correr, con mi bata y venda en la cabeza levantaría sospechas así que cuando pude me metí a un armario que hallé, lo único que había era un uniforme de conserje así que me lo puse junto con la gorra característica, me saqué la venda y recogí completamente mi cabello para pasar como un verdadero conserje.

Bajando la cabeza y cubriéndome la cara salí del armario, fui buscando la salida, cuando por fin la encontré no dudé en correr a ella, salí de aquel hospital y corrí todo lo que pude porque estaba segura de que si Mason notaba que no estaba comenzaría mi búsqueda, necesitaba ganar tiempo.

Llegué a una estación de trenes y con un poco de dinero que se encontraba en el bolsillo del uniforme pude comprar el boleto, me siento mal al haberle sacado su uniforme y su dinero pero no tenía opción.

El tren salió con destino a Bloodword, eso me daría mucho tiempo y distancia antes de que me encuentren. Me duele dejar a mi abuelo y a Jack pero ya no puedo seguir con eso, Mason está enfermo, cuando encuentre ayuda podré volver o quizás nunca.

*

Cuando bajé del tren, me aseguré de quebni había nadie sospechoso en los alrededores, tengo mucho miedo de que puedan encontrarme.

Mason tiene un trastorno, no puede ser normal, todo este tiempo se ha comportado muy raro, sospecho que sufre de bipolaridad.

Yo no puedo más con eso, yo solo quiero desaparecer.

—¿Liza? —Una voz conocida me saca de mis pensamientos y yo me tenso.

—¿Qué haces aquí? —Pregunto desconfiada.

—Vivo en esta ciudad, ¿qué haces tú aquí? —Me pregunta de la misma manera Harvey.

—Harvey, necesito hablar contigo. —Me acerqué a él esperanzada.

—Claro, acompáñame, hay un restaurante por aquí cerca. —Toma mi mano y me guía, es un gesto extraño y su tacto se siente raro pero no protesto y me dejo guiar.

Al llegar al restaurante me di cuenta de que todo era diferente, los caminos no estaban abarrotados de gente, los lugares parecían ser muy hospitalarios y amables, nada comparado de dónde venía.

—¿Y bien? —Preguntó Harvey una vez que nos sentamos e hicimos nuestro pedido de batidos.

—Necesito que me ayudes a esconderme. —Su expresión era de asombro—. Es Mason, tenías razón, está loco.

Él me miraba de una manera que no pude comprender y le expliqué cómo había llegado hasta allí, desde el principio. Para cuando había terminado, su expresión había cambiado.

—Liza, corres peligro, no voy a dejarte sola, necesitamos un lugar dónde esconderte. —Lo mismo pensaba.

—Lo sé, eres mi única opción, Harvey, ayúdame. —Supliqué.

—Te ayudaré, vamos, conozco un lugar. —Yo solo asentí agradecida.

*

—No es un hotel de cinco estrellas, como quizás estés acostumbrada pero es lo que hay. —Habló Harvey.

—¿En serio me crees así? —Me sentí indignada.

—Es lo que aparentas.—Se encogió de hombros.

—No sabía que te guiabas por las apariencias, Harvey. —Me sentí dolida.

Él no dijo más nada, yo me quedé inspeccionando el lugar, era un vagón de tren abandonado, en una esquina había un farol de alcohol, el lugar era muy rústico y antiguo, tenía su propia belleza.

—Puedes dormir aquí, y yo dormiré en esta esquina. —Preparó unas sábanas en el suelo de madera y unos sacos de arena que estaban dentro del vagón.

—Gracias, Harvey. —Él solo sonrió con la boca cerrada y se dispuso a dormir.

Yo me recosté en mi lugar, era cómodo, dentro de las circunstancias, Harvey fue muy amable al traerme aquí, no tenía a dónde ir y él apareció como una luz de esperanza.

—Pss, Harvey. —Eso me hizo recordar a mi abuelo—. ¿Estás dormido?

—Sí. —Habló con voz casada y yo reí—. ¿Qué te aflije?

—¿Y tu familia? —Pregunté sin poder contener la curiosidad.

—No es un tema del que quiera hablar mucho. —Se encontraba en una encrucijada.

—Oh, lo siento, no quise ser imprudente. —Todo era culpa de mi maldita curiosidad.

—No te preocupes pero hay algo que no entiendo, ¿y tu familia?¿Por qué no se opone a tu matrimonio siendo que es un abusivo? —Mi corazón dolió.

—Mis padres murieron en un accidente de auto, el día del cumpleaños de mi abuelo, mi hermano está en coma y la única familia que me queda es mi abuelo que no sabe nada de lo que es Mason, así que..., no tengo opción. —Expliqué de manera breve, conteniendo el dolor.

—Lo siento mucho, no sabía.  —Se disculpó con sinceridad.

—Gracias, ahora sí, a dormir. —Traté de sonreír y Mason solo asintió.

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