héctor bellerín

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Me colocaba correctamente la chaqueta de mi traje mirándome al espejo. Termino de ajustarme la pajarita, cuando siento unos delgados brazos rodeándome y no tardo en reconocer quién es.

Me doy la vuelta con una sonrisa y la miro mientras rodeo su cintura con mi brazos y ella sube los suyos a mis hombros. La diferencia de altura hace que tenga que agacharme un poco para susurrarle al oído.

-Estás preciosa.

Empiezo a dejar un rastro de besos desde su mejilla hasta su hombro, a lo que ella me responde con risitas. Se separa un poco y baja la mirada para abrocharme un botón de la chaqueta. La miro atento, es tan hermosa. Su pelo castaño sutilmente ondulado, sus preciosos ojos verdes resaltados por el maquillaje, sus dulces labios pintados de rojo y ese vestido. Ese vestido que se ajusta a la perfección a su escultural cuerpo. Joder, qué calor.

-Tierra llamando a Héctor.

Salgo de mi pequeño trance cuando corta el silencio

-Vamos a llegar tarde. ¿Nos vamos?

La suelto y se da vuelta para caminar hacia la puerta de la habitación de una manera que me vuelve loco. Es un ángel de la sensualidad.

23:56

Sentado bebiendo de mi copa veo como se acerca. Dejo el vaso en la mesa y me doy palmaditas en los muslos para que se siente en mi regazo. Lo hace y algo que me sorprende es que ha empezado a besarme el cuello. Me coge de las solapas de la chaqueta y roza nuestros labios.

-No sabes como me pones con ese traje puesto- susurra encima de mis labios. Me encanta que hago eso.

Y empiezo a reír de una manera bastante escandalosa ya que no me esperaba ese comentario. Dejo de reír para mirarla y está muy sonrojada. Supongo que me ha dicho eso porque el alcohol ha empezado a afectarle, la conozco y es demasiado tímida para decirme algo como eso.

-En serio, me pones mucho- vuelve a susurrarme para después dejarme pequeños besos por el cuello y las mejillas. 

-Cielo, deja de beber.

Me mira con cara de no haber roto un plato en su vida, mientras siento sus manos por mi abdomen, bajando cada vez más.
la detengo porque ya me estoy empezando a poner alegre yo también.

La beso suavemente para poder calmarnos un poco. Al separarnos se ríe y pasa su pulgar por mis labios.

-Te he manchado un poquito- y sigue riendo suavemente intentando quitar el pintalabios.

Y me río yo también al ver lo dulce que es.

one shoots: soccerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora