Capítulo dedicado a Kathdelf por su constante apoyo ❤️
(...)
ELEONOR
Desde el momento en que estuve frente a frente con la muerte, supe que mi vida no iba a volver a ser la misma. Por más que quisiera hacer como si era una chica fuerte, que esa circunstancia no iba a perjudicarme en mi diario vivir, sabía que no iba a resultar fácil.
Cada uno de los cinco días que había pasado desde que estuve a punto de morir, los había pasado con miedo. Simplemente no podía fingir que mi vida era normal, a cómo podría hacerlo cualquier joven protagonista de alguna distopía adolescente; no, pues yo casi podía ver a Aurelio en cada esquina, lo que me provocaba terror de que esta vez sí quisiera llevarme.
No podía dejar de sentirme a la defensiva.
Sentía su presencia cerca de mí, en cada ensayo de ballet, con cada tropezón que tenía haciéndome sentir torpe, incluso algunas veces escuchaba su risa mezclarse con el viento.
Él estaba disfrutando sentir el miedo que me invadía.
Admes me había dicho que todo iba a salir bien, que nunca permitiría que algo malo me ocurriera, que aunque no lo viera, no iba a estar sola; él iba a estar ahí siempre. Me había dicho eso desde la noche en que “Aurelio” quiso llevarme con él, y desde entonces no lo había vuelto a ver, lo cual me desesperaba aún más.
Ahora me dirigía hacia la biblioteca pública, era sábado y la verdad es que estaba aburrida de estar en casa encerrada, gracias a que mi padre me había pedido de favor que me quedara en casa durante toda la semana. Había hablado con Milú en la tarde, y me había pedido que nos viéramos ahí.
Así que a pesar de que mi padre no se encontraba en casa, había tomado el auto para así poder ir al pueblo, el aburrimiento que sentía, le había ganado al temor que Aurelio me provocaba. Además, sabía que Admes estaba cerca.
Estaciono en el aparcamiento de la biblioteca pública, me coloco la chaqueta que llevaba en el asiento del copiloto, y luego bajo del auto para así caminar hacia el interior del establecimiento, ignorando la fría brisa que ondeaba en los árboles cercanos, trayendo consigo un ruido semejante a un agudo silbido.
Eran cerca de las cinco de la tarde, tendría un par de horas antes de que la noche callera completamente, para así volver a la seguridad de mi hogar.
La biblioteca era un establecimiento bastante grande y antiguo, era como una especie de reliquia de la zona. Sus paredes estaban desgastadas, incluso contaban con algunas grietas, gracias a varios terremotos de los cuales había sufrido desde su construcción. Era rodeada de un amplio aparcamiento, donde en cada esquina de éste, habían árboles de olivo, dándole algo de frescura al lugar.
Subo las gradas y después empujo las grandes puertas de vidrio de la biblioteca, saludo a la mujer de la recepción y luego me dirijo hacia el área de literatura romana. Milú era adicta a leer libros relacionados a los romanos, así que por lo general, aprovechaba su tiempo libre para permanecer metida entre libros, aprendiendo algo nuevo sobre esa cultura.
Apenas entré al área, pude notar a la morena sentada en un pequeño rincón, al lado de la escultura del coliseo que poseía la biblioteca para diferenciar esa área en específico. Se encontraba absorta en un libro, tanto así que ni siquiera me sintió llegar. Sonreí al apreciar la dedicación con la que leía aquello que quizás era demasiado importante para su conocimiento, dándome cuenta de lo mucho que había extrañado a mi amiga.
—Milú —la llamo, deteniéndome detrás del sofá que está frente a ella.
Levanta la mirada y me sonríe en cuanto me mira, deja el libro sobre la mesa y luego se pone de pie para venir a mi encuentro y así estrecharme en un fuerte abrazo.
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Agentes del Amor © {Terminada}
ParanormalSiglos atrás Cupido hizo una gran revolución, el trabajo de enamorar a las personas alrededor del mundo, realmente se había vuelto mucho más agotador; los humanos se reproducían como conejos, por lo que, ya el pobre angelillo no tenía descanso. Así...