ELEONOR
Mi padre dijo que tratáramos de continuar nuestras vidas con normalidad… pero ¿Cómo carajos pretendía que hiciera eso después de haber visto lo que hice?
Me encontraba sentada en la repisa de la ventana, justo en el mismo sitio donde en la mañana había estado aquel cuervo que nos estaba vigilando; eran cerca de las tres de la tarde y se suponía que debía de llamar a Colin para invitarlo a cenar, algo de lo cual ni siquiera tenía ganas de hacer.
Aún me encontraba observando mi mano, cuestionándome cómo carajos había formado fuego con ellas. Nunca pensé que algo como eso fuese a ser posible, por lo que realmente me aterraba.
Mi padre dijo que nos estaban vigilando, por lo que debía de controlar mis emociones y no volver a sacar esa energía, puesto que, eso era lo que atraía a los vigilantes.
¿Quién nos estaba vigilando?
Esa pregunta navegaba en mi mente sin parar, ¿Quién querría tenerme? Y la pregunta más importante, ¿Para qué me necesitaban?
Resoplo, abrazando mis piernas para acercarlas a mi pecho, dándome cuenta que ahora no podía vivir a cómo lo hacía antes. Ya aquella libertad que una vez tuve, había acabado; pues si alguna entidad de ahí afuera me quería, iba a buscar cualquier manera posible para tenerme.
Me echo a reír y niego con la cabeza al darme cuenta de que ahora Aurelio no era el único que me quería con él; había alguien más, que también lo deseaba. Alguien que quizás tenía más poder que el mismo Aurelio.
Me levanto para así sacar mi móvil de una de las bolsas de mis pantalones, busco el número de Colin y luego le doy llamar. Ni siquiera había pasado el primer timbre, cuando él había tomado mi llamada.
—¡Eleonor! Qué bonita sorpresa —habla con alegría a través de la línea.
Muerdo mi labio inferior tratando de no sonreír ante su euforia.
—Hola, Colin. Tiempo sin hablarte.
—¿Estás bien? Te echamos de menos en clases… bueno, al menos yo lo hago —susurró.
—Mañana me incorporaré, he tenido algunas cosas qué hacer con mi padre —miento, para así evitar el tema de mis constantes ausencias a clases—. Colin, ¿Tienes algo qué hacer al anochecer?
—La verdad sí —responde—, pensaba en ir a verte.
—Estás bromeando, ¿Verdad?
—¡Claro que no! ¿Qué clase de futuro esposo sería, si no voy a ver qué pasa con mi chica?
Volteo los ojos y suspiro. Él y sus malditas bromas.
—Bueno, te veo a la cena —mascullo, ignorando su pobre coqueteo.
—Ahí estaré, Eleonor —se despide al terminar la llamada.
Vuelvo a exhalar con pesadez, cuestionándome si todo aquello sería una buena idea. Colin era un buen tipo, el cual no se merecía que lo ilusionara con algo que no iba a pasar. Mi padre me pidió que me enamorara, que tratara de vivir como una joven normal… pero lo que no pude confesarle, es que mi corazón ya pertenecía a alguien que estaba lejos de ser un chico normal.
Me doy la vuelta para ir a cerrar la ventana y así bajar a preparar la cena, pero me detengo al ver a dos personas sentadas justo en el lugar en el que yo estuve hacía unos minutos atrás.
Ambos me observaban con curiosidad, era como si estuviesen viendo a la mujer barbuda del circo, de la cual no querían perderse ningún detalle.
A la chica la conocía, era Acacia, quién para decir verdad, no me caía nada bien. Del otro solo sabía que su nombre es Altair.
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Agentes del Amor © {Terminada}
ParanormalSiglos atrás Cupido hizo una gran revolución, el trabajo de enamorar a las personas alrededor del mundo, realmente se había vuelto mucho más agotador; los humanos se reproducían como conejos, por lo que, ya el pobre angelillo no tenía descanso. Así...