19 | moments

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Scott dejo a Faye frente a la casa de Liam unos minutos después de salir del departamento de Derek, sin embargo, le aviso a la castaña que volvería allí para terminar de hablar unas cosas con el ex alfa, a lo cual ella asintió.

La pequeña hada observo a Scott hasta que su cuerpo dejo de verse tras doblar una de las calles. Suspirando miro el cielo. No esperaba encontrarse una mitad hada por allí, aunque tampoco estaba muy sorprendida. Muchas hadas migraron en su momento hacia allí, sin embargo, había algo en Makayla que le resultaba vagamente familiar.

Faye era consciente que tendría que hablar con ella, más en profundidad, con detalles incluso. Además, quería averiguar quien había sido su madre, existía la posibilidad de que se conocieran, aunque también era posible que su madre no fuera el hada, si no su abuela, o su tatarabuela... si eso era así las cosas se complicarían para saber algo sobre su pasado.

Saco el teléfono que Alan le regalo y marco el número de Liam. Era muy tarde y no quería arriesgarse a tocar el timbre y que sus padres se despertaran, por lo que le pidió que fuera a abrirle la puerta de la entrada.

Frente a frente, Faye pudo notar el sudor que cubría el rostro del chico, estaba nervioso y asustada. La palidez de sus mejillas y el leve temblor en sus manos le indicaron a la chica que algo malo había pasado.

- La apague. - empezó diciendo. - La apague y aun así no dejaba de imprimir.

- ¿De qué hablas? - preguntó la chica confusa, hablando en susurros mientras caminaban a la habitación de Liam.

- De la impresora. - contestó como si fuera obvio. Deaton le había explicado brevemente lo que eso era. - Imprimía una y otra vez la lista negra, no podía apagarlo.

- ¿Por qué no le dijiste a Scott?

- Siento que no hago más que causarle problemas. - confesó bajando el rostro. - Contigo es diferente, me siento cómodo explicándote mis problemas, temo molestarte pero al mismo tiempo no puedo evitar querer contarte cada cosa que sucede en mi vida.

- Está bien. - sonrió cerrando la puerta del cuarto, dando una rápida mirada a todas las hojas esparcidas por el suelo. - Me gusta escuchar sobre tu vida, los humanos hacéis cosas muy interesantes. Además... así puedo conocer más sobre ti. - añadió sonriendo ligeramente.

- No sé si quiero que conozcas esta parte de mí.

- ¿Esta parte?

- La asustadiza. - suspiró dejándose de caer de espaldas en la cama, mirando el techo añadió. - La parte que me avergüenza de mí. - añadió pasando su brazo por sobre sus ojos, cubriéndolos.

- Esa parte es la que más me gusta. - confesó ella dejando caer su mano sobre la de Liam. - Es tu parte más humana.

Liam aparto el brazo de su rostro conectando sus ojos con los de Faye. Era extraño, el sentimiento que nacía en él cuando la chica estaba cerca, era extraño. Se sentía como la calma antes de la tormenta, como si estuviera frente al más devastador de los elementos y al mismo tiempo, era frágil. Cuando Liam miraba en el interior de los grandes ojos de la chica, podía ver la fuerza que contenía en su interior y aún así Faye se veía como si fuera una muñeca de porcelana capaz de romperse al más mínimo temblor. Estaba fascinado con ella, cuando la miraba todo carecía de importancia y su mente se quedaba en calma.

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