// WHEN A CHILD LAUGHS FOR THE FIRST TIME A FAIRY IS BORN \\
«Delicada: Dicho de una persona u objeto que está dotado de elegancia y satisface un gusto sutil y refinado»
¬ season four
¬ liam dunbar x oc
¬ j...
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Todo era un completo caos y las manos de Makayla no hacían más que temblar. No podía ser cierto, era imposible y se negaba a creerlo. La pérdida siempre había rodeada a la joven pero aquello... no quería perderle, no quería perder a Scott McCall. Era como un hermano para ella, Melissa no lo superaría y ella tampoco. Él no podía morir, era imposible.
Intento retener las lágrimas mientras entregaba a los doctores encargados de su pequeño hermano los instrumentos que le pedían, no podía dejarse llevar en aquel momento, no cuando la vida de Scott pendía de un hilo.
- Nada... Déjalo ya... - pidió el doctor al hombre que realizaba la reanimación sobre Scott.
- No... - susurro Makayla llevándose ambas manos a la boca.
- Hora de la muerte, veintiuna horas y dos minutos. - hablo observando su reloj.
- No, no puede ser no...
- ¿Puede alguien, por favor, avisar a Melissa McCall?
- ¡No! - grito la chica dejándose llevar por completo.
El cuerpo de Makayla empezó a temblar y las lágrimas fueron incontenibles. Se arrojó contra el cuerpo del adolescente con los puños cerrados, golpeando una y otra vez su pecho de forma irascible.
Los allí presentes intentaban separarla del cuerpo inerte de Scott, pero parecía retorcerse cada vez con más fuerza.
- ¡No! ¡No puedes estar muerto! ¡No te atrevas! ¡No puedes!
- Makayla... por favor... - habló el doctor consiguiendo detener una de las manos de la chica.
Entonces ella alzó su rostro observándole. Estaba destrozada. Sus ojos rojos parecían a punto de salirse de sus cuencas, su labio inferior temblaba con violencia y sus mejillas normalmente sonrojadas estaban pálidas.
Sin ser capaz de permanece allí ni un segundo más, salió apresurada de la habitación en busca de Melissa. Apenas era capaz de reconocer por donde pasaba, el agua salada que bañaba su rostro empañaba su visión, su corazón latía tan rápido y fuerte que apenas podía escuchar nada.
La imagen del frío cuerpo de Scott la atormentaría por el resto de su vida.
- ¿Makayla? - saliendo de una habitación, Melissa observo fijamente a su amiga.
- Mel... yo... yo... - la mayor no parecía sorprendida de la reacción de la rubia, lo cual debería haberla extrañado, pero en lo único que podía pensar era en el pálido rostro de su hermanito. - Scott... Scott a...
- Melissa. - la voz del padrastro de Liam se hizo presente junto a ellas. - Lo siento mucho.
- ¿Qué? ¿Qué está pasando? - pregunto la mujer frunciendo el ceño. - ¿Qué pasa con Scott?
