Capítulo 5. Un hot-dog en el frío.

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Una semana después, sonó mi celular, era Mariah, así que contesté:

—Hola, Lewis.

—Te pedí que me llamaras SL.

—Eso no sucederá, Lewis. —dijo ella riéndose.

—¿Qué pasó?

—Tengo buenas noticias, mis científicos dicen encontrar una firma de calor que parece ser el cristal de león. Está en Zúrich, Suiza, te recomiendo que vayas al restaurante Porks, te envié la dirección por SMS, ahí estará Connor Tossé, un incógnito. Él es algo moreno, alto, de ojos marrones y cabello castaño. Quiero que le pidas un hot-dog, y el hará lo demás.

—Ok, volaré a Zúrich cuanto antes.

—Te daré una sugerencia, lleva ropa que te abrigue, lo digo por experiencia.

—Ajá, adiós. —dije algo cortante.

Corté la llamada, empaqué la maleta y fui a mi lugar favorito, el aeropuerto, en tan solo semanas se convirtió en el lugar que más he visitado en mi vida. Cuando llegué, ya estaba todo listo, la O.A.S.D. se había encargado de todo, entré a el avión y despegué después de 15 minutos.

A las 6:27 a.m. llegué a Zúrich, hubo retraso y problemas para salir del aeropuerto pues todo era causado por la nieve y las fuertes lluvias, cuando logré llegar a mi hotel, fui directo a bañarme con agua casi hirviendo, prendí la calefacción, y me puse a investigar.

5 horas después decidí ir a Porks, pues era muy temprano. Miré mi celular, y eran las 11 y algo, pues no le presté atención a los minutos.

Salí del hotel por chocolate caliente y galletas de chispas de chocolate, y estaba comiendo mi comida favorita, aunque creo que no es la de nadie más. Salí del restaurante. Y pedí un taxi al restaurante Porks, que de hecho estaba bastante lejos... Cuando por fin llegué, entre y pedí a un tal John, (que realmente era Connor) un hot-dog.

—Ah, con que eres tú. Llegaste tarde. —dijo molesto.

—Lo lamento, había mucho tráfico. —dije.

—Entonces tuviste que haber salido antes. —dijo con el mismo tono.

—Lo siento, no sabía que eras tan puntual.

—Eres bastante observador, sígueme.

Lo seguí hasta la cocina, en donde abrió una escotilla que nos llevó al sótano del lugar.

—Aquí comienza la magia. —dijo.

Encendió una computadora y tecleo la palabra "Snöskoter" que en español significa Moto de nieve, de repente se abrió como un garaje y estaba una moto de nieve de color roja, que en su lado derecho se leía la palabra "Beast" que en español significa Bestia. Connor me dio unas llaves.

—Toma, son las llaves de la Bestia, ve hacia la granja en el GPS está colocada, espero que sepas usar un GPS.

—Gracias.

Fui hacia donde estaba la moto, me subí, me coloqué el casco, la encendí, y comencé a conducir hacia la granja.

—GIRE HACIA EL OESTE. —dijo Génesis, la señorita del GPS.

Después de 20 minutos de conducir, y aguantar un frío gigante... Llegué, era un establo con una pequeña granja de gallinas, y estaba rodeada de pinos. No había nadie, me sorprendí de que Capuletto no tuviera a alguien ahí. Entré, había un tubo tipo de bomberos que llevaba hacia un lugar oscuro, bajé, cuando toqué el tubo, las luces de abajo se encendieron, me pareció algo sumamente sospechoso. Fui hacia la izquierda, iba caminando normal, pero una pared repleta de púas, se cerró de golpe justo delante de mí.

—¡Oh! —dije asustado.

La pasé, pero lo que vi es que no era la última. Habían 2 paredes de púas más, la siguiente no iba de afuera hacia adentro, sino de abajo hacia arriba. E iba más rápido, la pasé. La siguiente era de arriba hacia abajo. La pasé rápidamente, fue verdaderamente fácil, pero como todo buen agente antes de pasar a la puerta que llevaba a donde estaba la bóveda que protegía al cristal de león apliqué un poco de humo en polvo para ver si había láser, y como esperaba, si habían.

Así que usé mi artefacto adhesivo para pegarme al techo y pasar por la ranura que había arriba.

—Pan comido. —pensé.

Estaba abriendo la bóveda cuando sentí una pistola, en la cabeza...

—Abre la puerta, y dame el cristal del león. —dijo una voz hecha por computadora sin duda.

Me quedé callado. Como temblaba su mano al sostener la pistola pensé que no tenía experiencia usando armas. Así que decidí contraatacar, me volteé, lo golpeé y lo desarmé.

—¡¿Quién eres?! —pregunté.

—Tu perdición, no hagas esto difícil y entrégame el cristal.

Peleamos, golpeaba, esquivaba, me golpeaba, yo esquivaba, hasta que golpeé su punto débil y noqueé a mi adversario. Pero como la manera que peleaba, estaba seguro que era una chica. Intenté quitarle la máscara, pero estaba sellada al traje. Tomé el cristal, y corrí a La Bestia, me monté... Arranqué, y fui a Porks, entré al garaje, dejé la moto, me despedí de Connor y me fui al aeropuerto, tomé el primer avión a Los Ángeles. Después de varias horas, llegué a California. Fui a la O.A.S.D. y le entregué a Mariah el cristal.

—Lewis, que bien, encontraste el cristal. Bien hecho. Te llamaré si sucede algo.

—Ok, Mariah. Pero, me encontré con una chica.

—¿Y?

—Peleamos por el cristal, se lo logré arrebatar, pero me llamó la atención su identidad, llamaré a Valerie a preguntarle si sabe algo.

—No molestes a Copper, ella ya hace suficiente. Veté ya.

—Adiós.

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