Capítulo 4. El salto no dado.

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A la mañana siguiente. Bajé al lobby, y fui al restaurante que estaba al frente del hotel. Pedí un café y unos pancakes. Comí. Salí y fui a conocer, me monté en un autobús, después de unos minutos sentí como si me estuvieran observando, observé mi entorno y wow... Estaba Sasha.

—¡Hey Sasha! —exclamé.

—Hola S, que sorpresa que estés aquí.

—¿Qué haces aquí?

—Mariah me envió a acompañarte. Pero se suponía que no me verías.

—Oh, qué raro que no me avisó que venias, te hubiera ido a buscar al aeropuerto.

—Quería darte la sorpresa, amor. —dijo.

—Que bien, después de ir a la sede, podríamos salir a conocer Londres juntos. —dije.

El bus nos dejó justo al frente de la sede de la O.A.S.D., bajamos, y entramos. Nos registramos y subimos a hablar con Joe Merlot, el director de esa sede.

—Buenos días, señor Merlot. La directora Mariah nos envió a vigilar la zona en caso de un atraco al Cristal de León. —dije.

—Bienvenidos, pónganse cómodos y esta sede es su sede ahora. —dijo Joe.

—Ups, discúlpenme, debo ir al baño. ¿Dónde está? —dijo Sasha.

—El baño de mujeres más cercano está en el lado este, camina tres pasillos a la izquierda y supongo que lo encontrarás. —dijo Joe.

—Gracias, discúlpenme, vuelvo en un minuto.

Sasha salió de la oficina.

4 minutos después escuchamos disparos abajo. Saqué mi arma y apunté hacia la puerta esperando al pobre idiota que intente entrar.

Y de repente sonó ¡BOOM!, 7 pisos se fueron abajo gracias a la detonación de una bomba, sin pensarlo dos veces corrí a buscar a Sasha, cuando entré al baño de chicas estaba Sasha algo shockeada.

—Sash, ven. Hay que salir de aquí.

—Espera, tengo que buscar mis cosas que cayeron en la papelera y el excusado.

—Ok, amor, pero apúrate, esto está por caerse.

Tembló el piso, como si estuviera a punto de caer.

—¡Sasha! ¡Apúrate esto se derrumbará!

—¡Voy amor, no encuentro mi descargadora! —dijo bastante asustada.

Volvió a temblar, pero más fuerte.

—¡Maldición, Sasha! Esto se va a hacer polvo.

—Ok, voy.

Salimos del baño e íbamos corriendo por el pasillo, Tembló una última vez y el piso comenzó a abrirse, pedazos caían, lo lograríamos, pero Sasha tropezó. El piso se abrió debajo de ella, pero se sujetó.

—¡Oh, Sash! rápido, lo lograremos.

Ella se sostenía con la mano derecha, y con la zurda se tocó algo en la espalda. Intento saltar, pero la gravedad la empujo, y cayó.

Vi a mi amor secreto caer pisos y pisos, hasta llegar al estacionamiento del edificio. Bajé las escaleras demasiado rápido, cuando llegué al sótano y la vi, encima de pisos de granito, cemento, cabillas y ladrillos. Muerta, pálida, no tenía color, sino su cabello rojo, opacado por polvo. No soportaría verla más tiempo, se la llevó una ambulancia para hacerle una autopsia, no me importó. No sé con qué fuerzas pero llegué al aeropuerto, con dinero sucio y lleno de polvo, pagué un pasaje directo a Los Ángeles.
Pensé todo el viaje en ella. En cuando la encontré en el estacionamiento. Mi corazón se detuvo, y cuando volvió a arrancar, lo hizo con más velocidad y probablemente mi presión arterial en ese momento está disparada, mientras la de ella sería un cero.

Al otro día llegué a Los Ángeles. Eran las 4:52 a.m. Pedí un taxi, me llevó a mi departamento. Entré, me bañé, y fui a la cama. Me quedé pensando en que pude haber hecho más por ella, realmente ella merecía más. Algunas veces me pidió que hiciéramos público nuestro romance, yo no acepté y me arrepiento. Ella me amaba y yo lo escondía. Ahora ella está muerta y yo estoy aquí, con vino, desvelándome mirando hacia el techo.

Más tarde fui a la O.A.S.D. por respuestas sobre la muerte de Sasha. No saludé a nadie, cuando llegué solo caminé directo la oficina de Mariah.

—Mariah... —dije, y me salió una lágrima del ojo izquierdo.

—Ya lo sé, lo lamento mucho, sé que Sasha era importante para ti.

—No entiendo que paso, pude haberla salvado.

—No te dañes, son cosas que pasan, de hecho, la autopsia de Sasha no fue realizada...

—¿¡Por qué!?

—El cadáver de Sasha desapareció ayer en la madrugada, taparon las cámaras y asesinaron a los guardias.

—Seguro se la llevó, quien la mató.

—Eso no lo sabemos Sebastian. Pero también hay una noticia peor...

—¿Qué?

—El cristal de león desapareció, supongo que...

—¡Fue el maldito de Tony Capuletto y sus hombres quienes mataron a Sasha para llevarse el cristal!

—Seguramente, le preguntaré a Copper si sabe algo.

—Pero ahora ellos tienen la ventaja. —dije furioso.

—Eso es lo que temo Lewis, eso es lo que temo, por eso ve a tu casa, descansa, que hablaré con los informáticos para que me digan más o menos donde se encuentra esa granja. No podemos permitir más que nos vean la cara de idiotas, te avisaré, Lewis, ve y descansa. Vienen tiempos oscuros para todos.

—Si señora.

Y como me lo ordenó Mariah así lo hice, fui a mi departamento a investigar archivos sobre esta situación. Cada vez se notaba más extraño, había una conspiración. Una conspiración buscando fracturar la tranquilidad de los agentes secretos, y yo... ahí, bebiendo más vino mientras pensaba en lo destrozado que estaba éste mundo de sufrimiento, como una estrella agonizante, o se salva por medio de un milagro, o es un camino directo a la perdición.

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