Veneno

Capítulo 10. Tiki, isla dorada.

Después de un largo vuelo, llegue a Hawái, bajé del avión, y fui en taxi hacia donde alquilaban botes. Alquilé uno por una semana, sí, me excedí. Pero tenía una buena razón para hacerlo, pues no sabía si algo podía llegar a suceder. Así que maneje el bote hacia la misteriosa y emocionante isla Tiki. Al menos pasaron 35 minutos cuando llegué, era un total paraíso. Palmeras por todos lados, aves volando, agua cristalina, arena blanca y suave, sin personas, solo vegetación y animales. Qué hermoso lugar, al menos eso parecía por fuera.
La cascada daba con el río que terminaba en el océano. Así que seguí el río, camine durante casi 1 hora por la selva, hasta que llegue a la cascada, no parecía haber nada, solo 3 piedras que daban a una cueva detrás de la cascada. Salté las piedras y entré a la cueva, algo raro era que cuando entré unas antorchas se encendieron, similar a lo que pasó con las luces en la granja en Zúrich, adentro de la cueva había un montón de perlas, diamantes y oro, pero resaltaba un cristal amarillo brillante, obviamente era el cristal de León. Me puse unos guantes, lo tome, y lo guarde. De una vez intente salir de la cueva, pero iba saliendo y un gran muro selló la entrada, ahora no podía salir de ahí. Pero en el muro había papel que decía lo siguiente:
"Lil wat takiti qipak koraki."
Busque en mi celular el traductor, lo traduje, y decía:
"Ingenuo, el cristal de León lleva un sacrificio, seguro morirás solo antes de descifrarlo."
Ya no tenía esperanza alguna, moriría solo, sin nadie que me dijera, "todo estará bien, solo confía" hasta que sentí un relieve en el papel, busque en mi traje y gracias a Constance había una luz ultravioleta, la encendí y le apunte al papel. Entonces decía:
"Davoi' sukulat mutili takak lin' tak murk Tîgka"
Lo traduje y decía:
"Derrama tu sangre en el mural Tigka, y puede que salgas con vida"
Así que estaba destinado a dejar sangre por el valioso cristal. Solo tenía una duda, ¿cuál era el mural Tigka? No fue difícil encontrarlo, pues en el mural que sellaba la entrada decía "TÎGKA" entonces saque mi navaja, y me hice una herida en mi antebrazo, como si me fuera a suicidar. La pasé por el mural, y se abrió, con la misma navaja me corte un pedazo de manga para hacer presión y no morir desangrado, cuando un localizador cayó de mi camisa, vibraba cada vez más, el mural se abrió, y al instante la chica misteriosa se abalanzó sobre mí con un sable, luchamos, me golpeaba, esquivaba, la golpeaba, ella esquivaba, hasta que la desarmé y era combate mano a mano, pero cuando parecía que la había noqueado, y le iba a quitar la máscara, dos hombres igual vestidos de la vez del tren, me atacaron, y todo se puso negro.