Capítulo 17. Reflexión en la ducha.

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Después de varias horas volví a la Residencia El Dorado, o como le dicen los agentes que viven ahí para disimular, RED.
Llegue a la casa de los Copper. Aún Val, Marjorie, Constance, Connor, Zack y Tanner estaban en la sala, tristes, sin ánimo. Cuando llegue Val camino hacia mí muy dominante.
—¿Dónde rayos estabas? ¿Qué crees, que esto es un motel? —exclamó Val bastante molesta.
Bajé del auto.
—No te molestes, respira, inhala, exhala.
—¡Tú vas a inhalar cuando estés en la tumba!
—Te traje algo que seguro te va a alegrar un poco.
—¿Qué es?
—Cierra los ojos.
Val cerró los ojos, tome su mano y coloque a Tiddy en su mano.
—Ábrelos. —dije con un muy bajo tono de voz.
Val abrió los ojos, y vio a Tiddy.
—Wow, que tierno, ¿es para mí?
—No exactamente, es el nieto de mi perro de la infancia, así que obvio tenderás que compartirlo.
—Me parece trato justo. Te amo.
—Y yo a ti. —exclamé.
Entramos. Y automáticamente Zack y Tanner se acercaron a ver a Tiddy.
—¿Es tuyo Val? —preguntó Zack.
—Es el nuevo cachorro de la familia, su nombre es Tiddy, y es el nieto del perro de la infancia de SL.
—Wow, asombroso. —dijo Tanner.
—Es muy tierno. —añadió Marjorie.
—¿Verdad que sí? ¿Quién es la cosita más hermosa? —respondió Val.

Pasaron unas horas y luego todos fuimos todos a dormir.
Al día siguiente me levanté, Val seguía dormida, fui al baño, me mire en el espejo, y en mi mente dije:
—Wow, que guapo soy, solo mira mi cabello. Ojalá hubiera una ley que me permita casarme conmigo mismo. Nah, mejor no, Val me merece, pero yo no merezco estar a su lado.
Me desvestí, y entré a la ducha. Mientras me bañaba, solo pensaba en la tragedia que acababa de suceder, y de la forma tan exacta en la que llegamos a RED, imaginaba que sucedería si esa notica hubiera llegado a Val mientras estábamos escondidos en Italia, o en Francia. Solo tenía que estar con Val, es lo que más feliz me hacía. Debía seguir. Solo tenía que acabar con Capuletto y con Mariah. Solo tenía que acabar con Veneno. Todo el mundo como lo conocíamos estaba en mis manos. Aún, reconociendo, que entregaría sin dudar mi vida por la de todo el mundo, aunque estaba equivocado, y no era yo el que tendría que sacrificarse.
Salí del baño, me vestí. Y desperté con un beso a Val.
—Ya amaneció amor. —susurré.
—Cierra la boca, buenos días. —dijo Val mientras se estiraba.
Se levantó de la cama, me dio un beso y entro al baño a cepillarse los dientes, mientras yo la observaba estúpidamente. Luego se desvistió, entro a la ducha, y comenzó a bañarse. Me pareció buena idea hacerle una broma, sería enganchar la cortina de la ducha, y hacer que el agua se pusiera fría, y así lo hice, tome pegamento, entre al baño, y como Val escuchaba música electrónica, no escuchaba absolutamente nada, coloque pegamento en la cortina, luego baje el WC, y le di los mágicos golpes a la pared, con esos dos golpes podía bajar la temperatura del agua, y con cuatro podía subirla, típico de casas coloniales-modernas.
Cuando la broma comenzaba a hacer efecto, Val gritó.
—¡SL! ¡Maldito idiota degenerado! ¡Te voy a matar! ¡Sé que fuiste tú!
—Sí, me declaro culpable. —exclamé mientras veía el mundo arder.
Val intentó abrir la cortina para acabar con mi vida. Pero como estaba sellada, solo se resbaló y se golpeó el fémur.
—¡Ay! —gimió.
—Lo lamento amor, son pasas que cosan. —respondí.
—Créeme SL, te lo juro que voy a acabar contigo cuando salga de aquí.
—Si es que logras salir. dije riendo.
—¡Ya verás!
Val logró abrir la cortina, salió corriendo hacia mí, y yo salí corriendo a las escaleras, mientras bajaba corriendo ella me perseguía seguramente con deseos de asesinarme. Pero no importaba, al fin y al cabo por unas semanas tuvimos una vida normal, sin saber que muy pronto extrañaría esos valiosos momentos.

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