La oscuridad y el frío le calaba el cuerpo a Jessica, se encontraba sola en un camino desolado, solo con su pequeña pijama blanca, abrió sus ojos los cuales había cerrado por miedo a mirar, la calle solitaria le daba miedo, pero en cuanto los abrió se dio cuenta que era la misma pesadilla de siempre,era un sueño regular así que ya sabía ya qué hacer.
Caminó sin rumbo fijo aparentemente, pero no podía dejar de caminar ya que a medida que iba dando cada paso, el frío se hacía más y más fuerte hasta hacer que su mandíbula tiritara.
–¡Vaya! –dijo temblando de frío- parece que nunca voy a poder soñar algo diferente.
En ese instante, se miró el anillo de bodas y le dio un suave beso, ese anillo también era un sueño ya que la persona que pensó que amaría siempre, solo resultó ser igual que la mayoría, le engañó y jugó con sus sentimientos no sin antes dejar algo para que lo recordara por siempre, un hijo. Por instinto llevo sus manos a su vientre el cual aún no tenía un cambio en su cuerpo.
Su cabello castaño y largo se movía con la pequeña ráfaga de aire que la hacía temblar, desde que supo que ese hombre solo la había engañado y estaba embarazada los sueños habían comenzado a hacerse tan recurrentes, tanto que a veces no sabía si de verdad estaba soñando o ya eran parte de su realidad.
Continúo caminando como lo había hecho en sueños anteriores, hasta que llegó a lo que parecía ser su casa, entró como siempre, pero esta vez hubo algo diferente, pudo escuchar el llanto de un pequeño niño, al oírlo camino más deprisa, hasta el punto de correr buscando donde se encontraba.
Se quedó parada mirando la puerta en la cual parecía proceder el llanto, pasaron unos minutos y dejo de escuchar al bebé, se preguntaba si sería bueno abrir la puerta o solo despertar de una vez por todas. Tomo aire, armándose de valor y abrió la puerta, su sorpresa fue grande cuando vio la sombra de un hombre que al parecer cargaba al bebé.
–¿Quién eres tú y qué haces con ese bebé? –se atrevió a preguntar, nunca había llegado tan lejos en sus sueños.
No hubo contestación, pero pudo ver una sonrisa aterradora y movía la cabeza de un lado a otro sin dejar de soltar al bebé.
–Solo vine a ver lo que me pertenece –dijo la figura oscura.
Un fuerte estruendo la hizo saltar de la cama, estaba lloviendo y un rayo había caído no muy lejos de ahí, rápido llevo sus manos hasta su vientre y unas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, nunca había pasado eso, ¿Por qué querían llevarse a su bebé?
Suspiro y abrazo la almohada no quería despertar a su amiga que dormía en la otra habitación. Tamara había sido muy amable en darle un lugar en lo que se acomodaba hasta que él bebe naciera.
A la mañana siguiente, El sol brillaba y no daba muestra de que esa noche había caído una gran tormenta. Algo cansada se levantó sin muchas ganas y comenzó su día, se preparaba para ir a trabajar cuando Tamara salió del baño casi tropezando con ella.
–¡Oh!, perdón Jess anoche casi no pude dormir por la tormenta y ahora se me ha hecho tarde –dijo sonriéndole como siempre lo hacía.
Tamara es una chica muy positiva y la única que por el momento sabía toda la verdad sobre ella.
Dicho eso, comenzó a arreglarse a gran velocidad y con la mano se despidió para salir rumbo a su trabajo, no sin antes decirle que había dejado el desayuno en la mesa. Suspira y se sienta sin mucho ánimo, aunque se veía muy delicioso todo lo que había preparado su mejor amiga así que sin más comenzó a comer. Sabía que se le hacía tarde, pero debía cuidar de su pequeño o pequeña que estaba creciendo dentro de ella.
Ese día al terminar el trabajo, tenía una consulta para saber cómo iba todo, aunque con el sueño que acababa de tener le daba miedo que fuera un mal presagio.
El trabajo transcurrió normal sin ninguna novedad, aunque durante todo el día pensaba que se encontraría con ese hombre de sus sueños.
–Tal vez solo estoy siendo paranoica y ese sueño quiere decir que solo es... él –dijo con un suspiro refiriéndose al padre de su hijo.
A la salida del trabajo, caminó rumbo a tomar el autobús cuando una sombra la hizo voltear, casi se desmaya del susto, vio a un hombre con la misma complexión que el de sus sueños. El hombre no se percató del susto que había ocasionado en ella y siguió su camino, en ese momento tomó su teléfono para cancelar la cita con el médico ya que tenía miedo que algo malo pasara, en ese momento se percata que ya era muy tarde para cancelarla así que no tuvo más remedio que llegar a su cita.
En la sala de espera, estaba muy nerviosa, pero intentaba calmarse no quería que la regañaran por algo tan tonto, no sabría cómo explicar que un hombre que ni siquiera la miró la había puesto así de nerviosa.
La secretaria la nombró, en ese instante la voz la sacó de sus pensamientos y se levantó para ir directo con la enfermera. La enfermera la guío a un cuarto donde la preparó para que la doctora la revisara. A los pocos minutos, la doctora entró a la habitación.
–Hola, soy la Doctora Luisa y hoy estoy en lugar de tu médico, descuida veo que solo es un ultrasonido para ver cómo va el producto – Jessica solo asintió, el frío líquido le hizo recordar ese sueño que no dejaba de atormentarla cada noche, pero la doctora la sacó de sus pensamientos– bien si ve aquí, podemos ver un producto que se está formando aún es muy pequeño, pero no veo nada anormal para su tiempo de gestación.
La doctora le dio el ultrasonido y solo se quedó mirándolo, pensando en que pronto lo tendría en sus manos, sin imaginar aún todo lo que le esperaba.
ESTÁS LEYENDO
Un camino sin retorno
General FictionJessica da a luz a un pequeño prematuro, los doctores no dan esperanzas y solo un milagro puede salvarlo. Desesperada por que su pequeño viva hace un pacto con todos los demonios, pero a cambio piden algo que nunca imagino...