CAPITULO 3

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Jessica tenía miedo de lo que había invocado, podía escuchar detrás de este ente que habían más como él. No quiso saber cuántos más había ahí, pero por el bien de su hijo, tomó valor para seguir adelante con lo que había hecho. El demonio, que parecía ser el líder de todos los demás habló, su voz era fuerte y retumbaba en las paredes, tenía voz de mando, no había duda de ello.

–Humano, acabamos de cerrar un trato, tú nos has permitido elegir lo que queramos con tal de salvar lo que más amas – dijo de forma despectiva – Jessica asintió y suspiró, estaba dispuesta a dejar ese mundo si así se lo pedían los seres y la hacían sufrir por la eternidad. Ningún precio era mucho a pagar por la vida de su hijo.

–Lo que nosotros queremos es el alma del ser al que has traído a la vida. – Continuó el demonio, Jessica en cambio, no lo podía creer, ¿había escuchado bien? ¿Querían el alma de su hijo? Pero... ¿acaso es que ese demonio no entendió lo que ella quería hacer?

– ¡No, eso no! – Dijo casi suplicando, pero los demonios solo reían mientras la observaban como suplicaba. Sentía que se volvería loca de seguir esto así.

– Humana tú no estás en posibilidad de negociar, hemos cerrado el trato, si no cumples nos llevaremos en este momento el alma de tu hijo –Habló sin inmutarse.

No podía hacer nada, estaba completamente perdida, no sabía que hacer se sentía en shock, en el calor del momento no pensó que estaba tratando con seres oscuros y tramposos, las lágrimas comenzaron a salir y pensaba que estaba todo perdido, pero si aceptaba su hijo podría vivir eso era lo más importante.

– ¿C...cuánto tiempo lo dejarías vivir? – Quiso saber Jessica mientras sus lágrimas aun salían sin poder controlarlas

– Eso es algo que no puedo contestarte, Todos nosotros queremos el alma, pero solo uno la obtendrá, tú humano no sabrás ni en qué momento nos volveremos a ver. – después de que dijo eso sintió un poco más de alivio, pensó que tal vez dejarían vivir a su hijo hasta una edad muy avanzada

– E...está bien, acepto su trato –Jessica sabía que esas palabras estaban de más pues ya el trato estaba hecho, pero lo dijo más para ella misma.

Fue como un parpadeo, los demonios habían desaparecido y Tamara entró al cuarto a los pocos segundos, se le veía feliz y solo le abrazó, con eso pudo entenderlo, su pequeño seguía vivo y ya había pasado lo peor, en eso momento ya no pudo más y comenzó a llorar, de verdad aún no entendía porque le estaban pasando esas cosas, desde que había conocido a ese hombre, su vida había cambiado tanto y solo para mal.

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3 meses después

Después de dar a luz y sin saber qué hacer, Jessica es ayudada por su mejor amiga, quien le sigue ofreciendo su hogar para que viva tranquila en lo que encuentra un lugar estable para su hijo. Un día, el bebé dormía muy tranquilo mientras ella estaba analizando algún nuevo trabajo, en el cual pudiera aplicar, necesitaba ganar más para sostener todo los gastos que ahora vendrían. Por su lado, Tamara había aceptado que vivieran con ella y dividieran los gastos, era su amiga y después de esos meses, ya se había acostumbrado al bebé.

Para Jessica, en esos meses los sueños habían desaparecido por completo pero el temor que sentía cada día no se lo deseaba a nadie, no podía dormir bien pensando que algún demonio llegaría por su hijo, un suspiro salió de sus labios mientras estaba inmersa en sus pensamientos cuando Tamara llegó.

– ¡Jess! ¿Está dormido el pequeño Damián? – Pregunto al no escuchar ruido y se asomó dónde estaba su amiga con el pequeño – ¡Oh! Es tan lindo, parece que tienes suerte con tu hijo, es un verdadero ángel – dijo yendo donde estaban y se sentó a un lado de su amiga – ¿Aún no encuentras nada? – Jessica solo negó y resopló

– Vaya que es difícil encontrar un buen trabajo y con un horario en el cual pueda cuidar de mi hijo. – Tamara solo le sonríe, ya que pensaba que no aceptaba en dejar a su hijo en una guardería.

Jessica por su lado, sabía que las cosas se podían complicar, pensaba que solo eran cosas de madres primerizas, pero lo que ella no sabía, era que no quería que nadie más tuviera la oportunidad de cuidar de su hijo por miedo a que fuera alguno de los demonios que habían aparecido el día en que nació su hijo, esos que aunque siempre quisiera pensar que fueron parte de su imaginación, sabía muy bien que no lo eran, sabía que un día tarde o temprano aparecerían para atacar.

Esa misma noche, por todas las preocupaciones que tenía en mente, no podía dormir, miró al pequeño que dormía tranquilo, en verdad Tamara tenía razón, su pequeño hijo era un ángel, incluso se preguntaba que fuera normal que él actuara así, pensó en todo su comportamiento desdé que lo tuvo en sus brazos. Casi no lloraba, dormía mucho y era muy tranquilo, seguía observándolo cuando abrió los ojos y le miró, sus ojos... acaso... ¿los bebés podían cambiar de color sus ojos?

Comenzó a sentir un poco de miedo, cada vez que el pequeño parpadeaba los ojos del mismo cambiaban de color, no podía entenderlo, ¿acaso había dado a luz a algo más que un ser humano?

– ¡Dios mío!, pero... ¿qué es lo que está pasando aquí? – dijo en un susurro y el pequeño solo reía al verle tan confunda y llena de temor. Sabía que tenía que averiguar más pero no sabía cómo comenzar ni con quien ir.

Por otro lado, Tamara estaba afuera observando lo que pasaba, había abierto la puerta sin que Jessica lo notara, cuando escuchó la reacción de su mejor amiga, cerró despacio la puerta para que no lo notara y tomó el teléfono

–Soy yo... si...el pequeño ha comenzado a dar señales, creo que es hora de contarle todo...

Hola pequeña criatura, solo para darte una nota, estamos haciendo corrección en los capítulos, si has llegado hasta aquí, me gustaría que esperaras hasta que se corrijan los demás, espero tengas la paciencia ya que quisiera que te llenaras de esa experiencia única al leer la historia. No te arrepentirás, si te han gustado estos primeros capítulos te invito a que me regales una manita arriba aquí, te lo agradecería mucho y también si quieres estar enterado de los capítulos, puedes seguirme en facebook como @escritor.aqa

Un camino sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora