CAPÍTULO 15

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A pesar de ser un niño Damián era muy bueno peleando, aunque su pequeño cuerpo lo limitaba, Gabriel tomaba esa ventaja para intentar derrotarlo, pero debía admitir que, a pesar de ser un niño, lo habían entrenado muy bien.

Ambos se quedaron mirando por un momento, Gabriel sentía que conocía al pequeño, incluso podría decir que le recordaba a la única mujer por la que sentía algo.

–Eres un niño digno de la organización, se ve que te han entrenado muy bien –dijo Gabriel con un tono y aire de suficiencia, mientras Damián le miraba sin decir nada.

Asmodeo no pudo con la curiosidad y fue hasta donde estaban, Tamara al notarlo puso a varios del ejército que aún seguían en el lugar en guardia, sabía que no podrían ayudar a Damián, pero tenían que intentarlo, ella le había prometido a Jessica que protegería de Damián.

Gabriel ya tenía la ayuda de varios demonios en su cuerpo, pero el demonio que se puso a su lado era más poderoso, podía notarlo. Su sorpresa fue mayor cuando vio a otro demonio, pero estaba en su forma humana. Después de mucho tiempo, Tamara sintió miedo.

Ella no fue la única que sintió miedo, Jessica, quien se encontraba oculta, no podía dejar de temblar, reconoció al hombre de traje que se puso junto al demonio. Era quien la había atormentado desde el inicio de su embarazo, era el hombre que la seguía, era el demonio con el que había hecho el pacto.

En ese momento Gabriel estaba más que eufórico al ver a los dos demonios junto a él. Pensaba que la victoria era suya, no podía perder, a pesar que en el pasado los rechazó, ellos no podían desobedecer una orden suya, era parte de los médiums y ellos debían obedecer.

En ese momento comenzó a reír como loco, Damián le miraba sin tener una expresión en su rostro. A su vez, Asmodeo miraba a Leviatán, el cual no podía quitar sus ojos del menor.

–Esto se pondrá interesante – dijo Asmodeo quien no podía evitar mirar y sonreír casi de modo cómplice al ver a Leviatán. Por su parte Gabriel asentía sin parar de reír como loco, en su mente, él era el dueño y señor del mundo y pensó que se referían a él.

–Bien, dejemos de jugar, tú pequeño mocoso, es una lástima que seas tan pequeño, pero no hay más remedio, tendrás que morir, tú y todos los de la organización morirán. – dijo Gabriel en ese momento y se lanzó al ataque en contra del menor.

Jessica estaba aterrada, solo sentía las ráfagas de viento y los destellos de luz que ambos emitían, era una pelea única y ella no sabía qué hacer, al menos los dos demonios seguían en su posición observando y sin perder detalle.

Gabriel al notar que la pelea seguiría pareja pidió a Asmodeo que le brindara un poco de poder, ellos por el contrato que tenían con la familia, no se podían negarse a una orden de un médium, pero también podían jugar con las reglas a su propio beneficio.

Asmodeo dejo ir solo una pequeña parte de su poder a Gabriel, pero fue suficiente para aumentar su fuerza y velocidad. Damián lo notó y se sorprendió, en ese momento comprendió todas las lecciones que Tamara, en su momento, le comentó.

Leviatán miraba al menor, había un potencial muy fuerte, era un joven único que sobrevivió a un doble pacto, que absorbió parte de su esencia y sin saber cómo pasó. A pesar de que Gabriel ahora contaba con energía de Asmodeo, Damián podía hacerle frente y darle batalla, aunque se notaba que se desgastaba demasiado.

Tamara también lo notó, estaba preocupada, estaba consciente de que si Damián era derrotado en ese momento no podrían hacer nada más. Su mente trabajaba a mil por hora para intentar idear un plan, pero no había nada que hacer, por más que se esforzara, era imposible hacer algo ya a esas alturas.

–Mocoso, sí que eres alguien digno – dijo Gabriel, parado junto a él, Damián se notaba cansado. – Tal vez pueda perdonarte la vida si te unes a mí y te vuelves mi leal sirviente.

Damián le miro a los ojos, su expresión era de asco y enojo, una expresión que a Gabriel le hizo recordar más a esa mujer. Lleno de odio, su mano comenzó a brillar, la movió y destruyó la mesa que estaba a su lado. Había convertido su brazo en un arma de destrucción.

Levantó su brazo listo para matar a Damián, todo pasó de forma rápida, Gabriel queda sorprendido al ver que su brazo había atravesado a la mujer por la que estuvo pensando en todo ese momento y los últimos años atrás.

Por otra parte, Tamara contuvo la respiración, estaba casi a punto de desmayarse, su mejor amiga estaba en medio de ellos, protegiendo a su hijo. Damián no reaccionaba, tenía sangre de su madre en su cuerpo y rostro. Todo se detuvo casi en un instante, Leviatán se quedó incrédulo, pero tomo compostura casi de inmediato, no podía demostrar que la mujer de la que se había enamorado estaba a punto de morir.

–¡Madre! ¿Qué hiciste? – dijo Damián mientras tomaba en sus brazos el cuerpo de Jessica y lloraba como lo que era, un niño desconsolado.

–No…no llores mi pequeño – En ese momento Gabriel se alejó, pero pudo escucharles –mi pequeño, no llores, se…se fuerte – decía Jessica mientras sentía que su alma se desprendía de su cuerpo.

Damián lloraba mientras que Gabriel sentía un vacío en su pecho, en verdad se sentía desconsolado por ser él quien matara a la mujer que siempre amó.

Un camino sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora