CAPITULO 17

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10 AÑOS DESPUÉS DE LA PELEA

Damián era un joven de 18 años, ya no era el pequeño niño que parecía débil de cuerpo, era muy alto, medía 1.88cm, sus ojos verdes seguían contrastando con su piel blanca y cabello castaño, tampoco podía negar los genes de su padre, aunque deseara la muerte de este, tenía un porte que llamaba la atención tanto de mujeres como hombres.

Tamara había cumplido con su misión y le enseñó todas las artes que ella, a lo largo de su vida, había aprendido. Damián tenía que admitir que, si no fuera por Tamara, él hubiera perseguido y matado a Gabriel, su padre.

Él ya sabía todo sobre su pasado, o eso pensaba, Tamara solo podía contarle lo que la organización sabía de Gabriel y su madre. En ese momento el joven estaba haciendo fila para aplicar el examen de la universidad, no estaba haciendo su vida, seguía trabajando para la organización, los cuales le asignaron una misión.

Se corría el rumor de que dos demonios poderosos estaban corrompiendo a los jóvenes universitarios para después devorarlos, en esa ciudad desaparecen sin dejar rastro, la policía hacía su trabajo, algunos casos solo los catalogan como abandono de hogar por problemas con sus padres, otros no tenían explicación, Damián estaba seguro que esos demonios eran los mismos que ayudaron a su padre, por eso pidió esa misión. Tamara, quien ahora era líder, no pudo negarse.

Mientras estaba en la fila, varias chicas hablaban sobre la apariencia de Damián, tenía que admitir que estaba llamando más la atención de las personas por el porte y la vestimenta de "chico malo". Vestía todo de negro, con unas botas de cuero. Esas mismas chicas lo habían visto estacionar una moto custom Harley Davidson, no solo las chicas hablaban de él, llamaba la atención de algunos chicos, era como un imán, algunos de los chicos solo lo veían para subir su popularidad, otros tantos querían saber si podrían llevarlo a la cama.

Uno de los chicos que también hacía fila esperando su turno se atrevió a hacerle conversación, Damián solo le mira, no iba a hablar, pero era parte de su misión saber más del lugar y de los demonios que atacaban a los estudiantes.

–Hola, mi nombre es Aiden, un gusto - dijo el joven pelinegro mientras le extendía su mano y se fijaba en la hoja que sostenía Damián – Parece que nos toca hacer examen en el mismo salón.

–Un gusto, Damián – Dijo mientras observaba al joven, era igual de alto que él, pero con más músculo y de rasgos latinos.

Otros chicos al ver que comenzaba a hablar se animaron y le rodearon, Damián no estaba acostumbrado a que tantas personas quisieran hablarle, se comenzaba a sentir harto, cuando uno de los profesores salió y les llamó para que aplicaran el examen.

No muy lejos de ahí estaba un joven que no sobresalía, su mirada iba dirigida a Damián y hasta parecía que en sus mejillas se asomaba un sonrojo, el joven también le tocaba aplicar en el mismo salón, caminó y chocó sin querer con Damián, quien se estaba acomodando un zapato, el joven chico del susto tiró sus cosas, Damián de forma amable las levantó y se las dio, en ese momento no había duda, el joven se sonrojó y se sentó hasta el fondo para evitar las miradas de las demás personas.

Las horas pasaron y al terminar el examen todos querían hablar con Damián, pero era demasiado rápido y escapó, el joven admirador le mira desde la ventana del salón como se sube a su moto y se va, solo soltó un suspiro al verle marchar.

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Esa misma noche en un lugar de ambiente, una joven de cabello rubio y de buen cuerpo llama la atención de la mayoría de los hombres, algunos le invitan un trago, pero, pareciera que esa hermosa mujer estuviera buscando a alguien en particular.

–Hola hermosa, dime, ¿Eres de nuevo ingreso? – dijo un chico bastante guapo, quien le invitó un trago, "Alexiana", era el nombre del trago.

–Acabo de aplicar examen – dijo de forma tímida – y quiero celebrar, estoy segura que he aprobado

El joven no pudo evitar reír, después de varios tragos, algunos bailes y unos cigarrillos, acepta que la lleve a un motel del lugar, los besos, las caricias y la perdición no se hizo esperar, el joven estaba tan ebrio que no noto que su exuberante mujer, era en realidad un joven, eso no impidió para que ambos se dejaran llevar en un frenesí de sexo salvaje, el ruido de la cama, los gemidos de ambos y el sudor se mezclaba en la habitación. Al terminar el joven se quedó dormido, la chica miraba hacia un oscuro rincón.

–Tranquilo, déjame jugar un poco más y corromper más el alma de este joven – ríe de forma divertida – y después podrán devorarlo por completo.

Un camino sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora