*4 meses atrás*
Era un día con tormenta, en la calle no había muchas personas y entre las pocas que estaban escondidas resguardándose por la lluvia, estaba un joven bien parecido con gabardina, se observaba con un porte muy importante y una mirada algo seria que no le quitaba para nada lo guapo que lucía en traje.
La lluvia era muy fuerte, y los rayos iluminaban las oscuras calles. De momento un joven completamente mojado se paró a su lado.
–Maestro aún no tenemos noticias de ella y el niño, tenemos fuentes que piensan que "ellos" son los culpables de la desaparición, si esto es cierto no podremos acercarnos – dijo sin mirarle al rostro, el joven solo asintió.
– Está bien, puedes marcharte – dijo el más elegante y vio cómo se alejaba bajo la lluvia.
– ¡Vaya sorpresa! – Sacó un cigarro y comenzó a fumar – ¿Quién diría que tu pequeña amiga era parte de ese maldito clan? No te preocupes amada mía, pronto nos reuniremos, sea por las buenas o sea por las malas.
En ese instante se estacionó un auto, de él bajó una persona con una sombrilla, cuando entró al auto, una joven muy hermosa de cabello castaño, largo, con un vestido muy entallado y unos ojos muy expresivos le estaba esperando. Le tendió de forma tímida una copa de vino y le miró con un rostro lleno de ilusiones, justo como Jessica le miró en algún momento de la relación.
A pesar de saber que solo era una incubadora humana con la cual había procreado un guerrero, no podía quitarse de la mente los momentos que pasó con ella mientras fingía amarla, justo como en ese momento, bebió de la copa y suspiró, tomó a la chica de la cintura pegándola a su cuerpo comenzando a besarle, supo de inmediato que esa mujer era igual a las anteriores, solo buscaba a un hombre rico que le diera todo lo que quería sin tener que hacer nada, las personas eran tan raras y repugnantes, o eso era lo que pensaba, aun así, no podía sacarse de la cabeza los momento que vivió con Jessica.
Llegaron a un hotel bastante lujoso, la mujer estaba maravillada por todo, pero él no tenía tiempo que perder, debía crear un ejército de seres con poderes sobrenaturales lo más pronto posible. Tomó a la mujer y continuó besándola, era una rutina, besarlas, escucharlas gemir y pedir por más mientras su cuerpo solo reaccionaba. Su mente viajaba lejos, odiándose por saber que se obsesionó con una presa, era humillante, él, quien tenía el mayor grado de "médium" y quién contaba con más demonios ayudándole. Se odiaba a sí mismo por ser débil ante una incubadora, entre más lo pensaba, más confundido estaba. En ese momento se enfocó en la mujer que tenía entre sus brazos y gemía, no debía olvidar la misión.
*presente*
Ya habían pasado cuatro meses desde que comenzó a salir con la mujer, aún no había pruebas de embarazo, o eso era lo que pensaba. La mujer llegó al trabajo de Gabriel y se sentó mirándole a los ojos.
– Gabriel –Dijo la mujer algo nerviosa – estoy embarazada, no sé cómo pasó, yo he usado muchos métodos anticonceptivos, pero, algo falló – dijo preocupada pero decidida – lo siento, no estoy lista para esto y lo mejor para ambos es que yo aborte.
– ¿Disculpa? – Dijo mirándole serio, la mujer pensó que solo estaba molesto, pero estaba muy decidida de lo que haría, aún era joven y no quería perder su figura
– Acaso... ¿crees que tienes opción para decidir eso? – Sonríe de una forma que a la chica le produce miedo – ¡Tú nunca tuviste opción, solo eres una incubadora que dará a luz a mí guerrero!
Justo en ese momento varios hombres entraron y tomaron a la mujer quien a gritos pedía ayuda.
– Te recuerdo que esta es mi empresa, por lo tanto, puedes gritar todo lo que quieras, aquí nadie te hará caso – dijo mirándola mientras lloraba y pataleaba por escaparse – Solo debes dar a luz a eso que llevas en ti, después serás libre y no te harás cargo de nada.
Los hombres se llevaban a la mujer quien pedía de forma inútil ayuda. Cuando se quedó solo se sentó y anotó en una libreta el número 35. Ese era el número de hijos que llevaba hasta ahora, se quedó contemplando la hoja y sonrió.
–Aún falta mucho pero pronto podré llegar a ustedes, sé que lo haré y cuando ese momento llegue – apretó la pluma que tenía rompiéndola – morirán...
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Un camino sin retorno
General FictionJessica da a luz a un pequeño prematuro, los doctores no dan esperanzas y solo un milagro puede salvarlo. Desesperada por que su pequeño viva hace un pacto con todos los demonios, pero a cambio piden algo que nunca imagino...