Sakura y Las Cartas

Candado

Aclaración: Sakura y las Cartas Omite los hechos de Sakura Clear Cards.

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Sakura y las Cartas

XI

Carta Candado

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El almuerzo en casa de los Kinomoto había sido un éxito ante cualquiera que lo viera. Tanto Fujitaka como Ieran parecían congeniar bien hablando de sus hijos y de lo mucho que los estimaban y esperan de ellos en el futuro. Y aunque Touya había permanecido la mayor parte de la mañana en silencio, no pudo evitar observar los gestos entre Sakura y Shaoran durante toda la comida, ese apoyo que se daban, y como el mocoso lograba calmar a su hermana del evidente tic nervioso que tenía en la pierna derecha. Sabía que la presencia de la madre del chino en su casa era una sentencia clara a las intenciones que tenían con su hermana. Se sentía enojado y a su vez, el sabor a resignación le llenaba la boca. No podía hacer nada, ni mucho menos impedir lo que sabía que pasaría al final del día.

«Maldito Mocoso» pensó mirándolo de reojo.

Tras terminar los alimentos, habían pasado al living para conversar más a gusto, el tic nervioso de Sakura no paraba, así que Shaoran encontró buen momento para salir del lugar por un segundo.

—Iremos a preparar el té —le propuso a Sakura, poniéndose de pie.

—¡Sí! —exclamó Sakura poniéndose de pie también— Volveremos enseguida.

—¿Qué sucede? —le susurró en cuanto entraron a la cocina.

—¡Nada! —exclamó rascándose el cuello— Bueno... éste...

—Si es por mi madre —le dijo colocando las manos en los hombros de la castaña—, relájate, ya viste que está encantada contigo.

—Si lo sé —le sonrió—. También me agrada mucho tu madre, es muy hermosa y...

Shaoran, miró hacia todos lados -y a riesgo de que apareciera Touya y lo matara- apoyó sus labios en la mejilla de Sakura.

—Tranquila —mirándola fijamente a los ojos, le sonrió—, todo estará bien. No te preocupes.

—Sí, claro —respondió fingiendo que había recuperado su ánimo cuando en realidad no era por la madre de Shaoran que estaba así. Apoyó la mano derecha en el bolsillo de la falda, donde ocultaba una carta Sakura y cerró sus ojos. Tras suspirar, tomó una bandeja en la que puso las tazas, los platos, la azucarera y se la entregó a Shaoran— Tú lleva esto —le pidió para luego acercarse al calentador para llenaba la tetera con agua caliente.

—De acuerdo —afirmó Shaoran con la bandeja en mano.

—Gracias —terminó de llenar la tetera y regresaron al living.

—Sakura —Fujitaka se puso de pie para tomar la tetera de manos de su hija. La apoyó en la mesa y tras una pequeña reverencia se disculpó para ingresar a la cocina con ella— ¿Papá?

—Comparte con ellos el pastel de chocolate que hicimos en la mañana —le dijo con la sonrisa tan característica de él marcada en sus labios, sacando la torta del refrigerador.

—¿Y qué te parece la mamá de Shaoran? —le preguntó con curiosidad buscando el cuchillo para rebanar el pastel.

—Es una señora muy culta y refinada —respondió colocando la delicia de chocolate en la mesa—. Se nota que quiere mucho a su hijo, y que está contenta con la mía —puso su mano derecha sobre la cabeza de Sakura—. Y eso para mí, ya es maravilloso. Sin contar, que aquí estamos muy bien con Shaoran.