Tiempo

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Aclaración: Sakura y las Cartas Omite los hechos de Sakura Clear Cards.

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Sakura y las Cartas

VIII

Carta Tiempo

-.-.-.-.-.-

Sakura estaba observando por la ventana del salón de clases vacío, tamborileando con los dedos, su escritorio. Habían pasado dos días de la exhibición de Espada, y aunque los comentarios de pasillo sobre ella y Shaoran se habían apaciguado un poco, su novio estaba actuando raro.

Sabía que su madre había llegado a Tomoeda, sabía que quizás había estado la tarde del lunes y el martes ocupado con ella, pero ya era miércoles, y Shaoran parecía que la esquivaba la mayor parte del tiempo. A veces simplemente la veía y salía disparado en la dirección contraria. Tomoyo le decía que seguramente no era nada de cuidado, pero ella estaba preocupada.

Detuvo el movimiento de sus dedos, y con esa misma mano hizo presión sobre la mesa para que su silla se corriera hacia atrás. Quizás debería ir a hablar con Shaoran y evitar que se le escape.

Bajó hasta el campo de concentración del club de Futbol, pero no lo encontró allí. Ante eso, se cruzó de brazos confundida, siendo notada por el capitán del equipo, quien se acercó a saludarla.

—¿Se fue?

—Sí —contestó el alumno de tercero—, me presentó una comunicación de su madre pidiéndome permiso para que se ausente por hoy, y que lo haga entrenar doblemente la próxima semana.

—Ya, gracias —respondió con una sonrisa, la que cambió rápidamente por una mueca de desconcierto en cuanto éste se fue.

Sakura era una jovencita muy amable, tierna y siempre tenía una sonrisa en los labios. Sin embargo, ese día, algo empezó a burbujear en su interior.

...

Al otro día, salió de su casa más temprano que de costumbre. no había podido dormir mucho planeando en qué hacer para que Shaoran le explicara qué era lo que le pasaba, y en cuanto se le ocurrió, las siguientes horas pasaron planificando en cómo llevarlo a cabo.

Llegó a su salón, dejando a la mayoría de las personas que la saludaban con una mirada algo espantada en sus ojos ¿acaso le tenían miedo? No podía ser que tuviera ojeras ni nada por el estilo porque se había asegurado de lucir bien cuando salió de la casa.

Como sea, se encaminó hasta su salón y para suerte de ella, tanto como Shaoran como Tomoyo ya estaban en la escuela. Tomoyo conversaba con Shaoran en un tono bajo, tanto que no podía escuchar qué le decía al hombre que ocultaba su rostro entre sus brazos.

Sakura aspiró profundo y tras apretar sus puños se dirigió hasta el banco de su novio. El saludo de Tomoyo murió en sus labios, cuando Sakura golpeó con su puño el escritorio de Shaoran como si de una puerta se tratara. El joven levantó la mirada bastante espantado, y no era para menos. Ese brillo en la mirada de su novia no lo veía hace años, ese brillo de rivalidad que había en su mirada y en la de él cuando apenas se conocieron.

—¡Sígueme! —fue todo lo que dijo y, girando sobre sus pies, salió del salón. Shaoran se miró confundido con Tomoyo, pero la chica de ojos amatistas le hizo una seña con la mano para que se apurara.

Shaoran se puso de pie y siguió a Sakura. En breve estaba caminando detrás de ella, no a su lado, dos pasos más atrás.

Tanto él como ella podían escuchar las voces de sus compañeros chicharrar por todos lados.

«¿Li se habrá metido en problemas?»

«¿Se irán a batir a espadas de nuevo?»

«La capitana Kinomoto se ve hermosa con esa seriedad en su cara»

Ante ese último comentario, Shaoran miró al susodicho de reojo. Sus ojos chispearon en un tono amarillento, generando que todos se quedaran callados. Sí, aquel par daban miedo en ese momento.

Sakura lo guió hasta la azotea del colegio. Una vez ahí, giró hacia Shaoran, sin quitar el rasgo de desafío de sus ojos verdes.

—¡Habla! —le pidió, pero su pareja lucía muy confundido— ¿Por qué me estás evitando?

—No lo hago—respondió bajando la mirada.

—¿Pasó algo?

—No —volvió a repetir.

—¿Tu madre quiere que regreses a Hong Kong?

Y cuando volvió a negar su pregunta, Sakura aspiró profundo y cerró los ojos.

—No me dejas más opción —levantó frente a ella una de sus cartas Sakura, con la figura mirando hacia Shaoran. Éste la miró desconcertado y se espantó ante la carta.

—Sakura, no puedes usar esa carta —le dijo—. Recuerda, que aún no la resistes por un largo periodo. Y el colegio no es un lugar mágico. Vas a terminar desmayada.

—Así es —y tras esas palabras, activó el poder de paralizar el tiempo. Volviendo todo lo que estaba alrededor de ellos, en un tono sepia.

— ¡Sakura!

—¡Dime qué pasa! Sabes que en cualquier momento perderé el conocimiento, así que tú no pierdas tiempo.

Shaoran enrojeció. No era que estaba evitando a Sakura porque quería, era que su madre se lo había ordenado así, porque algo se traía entre manos. Suspiró con pesadez.

—¡Estoy esperando Shaoran!

—Mi madre me lo pidió —soltó cerrando los ojos, Sakura se vio sorprendida—. Me pidió que tratara de esta semana evitarte lo más que pudiera. Le dije que era imposible porque éramos compañeros de salón, pero me dijo que viera la forma de hacerlo.

—¿Y por qué?

—El sábado vamos a ir a almorzar a tu casa —le informó mirándola—. Por tradición en mi familia, cuando la familia del novio visita la de la novia, o viceversa, tienen que pasar una semana sin verse.

—¡¿Y por qué no me lo dijiste?! —protestó, mirando la carta, para que ésta no se desestabilizara por su estado emocional— ¡Hubiera sido todo más fácil!

—No podía decírtelo, es una prueba de confianza, Sakura —respondió mirándola con seriedad—. Se supone que, si uno de los dos empieza a actuar raro, la otra persona demuestre su confianza en ella.

—Oh —el malhumor de Sakura escapó de su ser a través de esa exclamación, inmediatamente la preocupación cubrió su mirada— ¿Y ahora? —Shaoran empezó a notar como la luz sepia que los rodeaba empezaba a titubear— ¿Qué debí hacer? ¿Estoy mal? —lo miró desesperada— ¿Tu mamá no lo aprobará? —y antes de que pudiera recibir respuesta de su novio, ésta cayó dormida en sus brazos.

—La verdad, Sakura —le susurró, mientras le acomodaba los mechones de cabello que cubrían su rostro—, me dejaste un poquito decepcionado... —la miró con una sonrisa—, esperaba que me enfrentarás antes....

El timbre que marcaba el inicio de las clases retumbó en toda la secundaria, Sakura bajaba con una sonrisa bastante avergonzada, mientras observaba a Shaoran que le hablaba de todo lo que su madre le había hecho hacer estos días. Realmente, había sido una prueba bastante curiosa.

Cuando llegaron al salón, lo hicieron justo cuando el profesor también lo hacía, así que tomaron puestos rápidamente para iniciar la clase.

—¿Se resolvió todo? —preguntó Tomoyo por lo bajo.

—Sí —afirmó Sakura cerrando los ojos y con una enorme sonrisa—. Nada que el tiempo no arregle.

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Sakura y Las CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora