Flor

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Aclaración: Sakura y las Cartas Omite los hechos de Sakura Clear Cards.

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Sakura y las Cartas

XI

Carta Flor

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Se sentía muy nerviosa.

Por más que pensara en mil y una forma de tranquilizarse, todo parecía en vano. ¿Cómo era posible que un simple viaje la tuviera así? ¡Y encima a ella! La valiente dueña de las cartas Clow, la jovencita que fue capaz de superar la magia del mago más poderoso de la historia, y pudo convertir la oscuridad es una brillante estrella.

¿Cómo era posible que sintiera de esa forma solo porque el avión que la llevaba a Hong Kong estaba a punto de aterrizar? ¿Cómo era posible que estuviera tan estresada por lo que fuera a pasar ahí?

Con ceño fruncido por los nervios, miró de reojo a Shaoran que estaba tan relajado, como se veía la mayor parte del tiempo, con mucha envidia. Quien como él para estar así en una situación como esa.

Al parecer consiguió que su novio le prestara atención, porque sin abrir los ojos tomó la mano de Sakura y le dio un suave apretón.

—Tranquila Sakura —le pidió, antes de mirarla—, yo estoy contigo, ¿recuerdas? ¡Todo estará bien!

Sakura abrió los ojos y lo miró, la sonrisa en la cara de su novio la tranquilizó, volvió a cerrar los ojos para respirar profundo y luego volvió a mirarlo.

—Podremos con esto —le dijo decidida.

En cuanto bajaron del avión, tanto Tomoyo como Sakura fueron rodeadas por mujeres vestidas de negro y gafas oscuras. Las tres mujeres que servían de guardaespaldas de la joven Daidouji habían sido enviadas por la madre de ésta para cerciorarse que no les pasara nada, o mejor dicho, que nada les faltara en esa travesia.

Fue por ese motivo, que Shaoran se dirigió a su casa con su mamá y con Wei ,quien esperaba por ambos con la puerta del coche abierta, y Sakura se fue con Tomoyo en el auto facilitado para el transporte de ambas.

Las luces de la ciudad en la noche tenían maravilladas a las dos jóvenes, hasta que el automóvil tomó una calle con dirección a la colina donde se ubicaba la mansión Li, causando en Sakura un temblor involuntario.

Revisó dentro de su cartera cruzada, y sacó de ésta, el estuche con el prendedor que Shaoran le había regalado el día de su aniversario. No había tenido todavía una situación para usarlo, y encontraba que esa era la indicada.

Lo sacó del estuche y se lo enganchó a la solapa de su chaleco blanco.

—Cuando Shaoran me mostró el diseño —le comentó Tomoyo, haciendo que Sakura lo mirara—, quedé fascinada. Así que no dude ni dos segundos en llevarlo conmigo a las grandes joyerías de la ciudad, conseguimos que lo hicieran en la que hace las joyas de mi madre —observó el prendedor con una sonrisa nostálgica—. Shaoran te quiere tanto Sakura, que no te imaginas lo feliz que me hace saber que el cariño que tú le tienes, es correspondido de esa forma.

—Tomoyo... —susurró la castaña, su amiga había corrido la mirada hacia la ventanilla una vez más, había cruzado las rejas de la mansión de Shaoran, pronto llegarían a destino—. Gracias.

—¿Eh? —la chica de cabello largo la observó sorprendida.

—Por estar aquí hoy conmigo —Sakura sonrió— y por acompañarme siempre —Tomoyo sonrió y afirmó emocionada por las palabras de ésta, dándole un abrazo.

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