Espejo

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Aclaración: Sakura y las Cartas Omite los hechos de Sakura Clear Cards.

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                                                           Sakura y las Cartas

                                                                            I

                                                               Carta Espejo

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Si algo le gustaba a la pareja de castaños era que sus apellidos tuvieran letras continuas.

Kinomoto – Li

Aquello provocaba que cada vez que tuvieran que realizar el aseo de la sala le tocara juntos. Y era algo que disfrutaban mucho. Él pasaba a buscarla a su casa, y esperaba a que se alistara entrecruzando su mirada con la del hermano de su novia que parecía esperar el mínimo desliz del joven para hacerlo picadillo. Aunque estaba claro que él nunca le daría el gusto. Llegaban a la escuela temprano, se dividían las responsabilidades y tareas para terminar todo antes de que cualquiera de sus compañeros llegara a clases y pudieran tener un par de minutos juntos a solas.

Desde que él había vuelto, esos eran los minutos que más disfrutaba.

—Entonces Kero —exclamó apegando ambas manos frente a ella—, me enseñó a reducir mi poder mágico para que nadie note mi presencia o pueda localizarme. Me dijo que era muy importante aunque ya no ocurra nada extraño.

—Realizar ese tipo de magia requiere mucho poder de concentración —respondió sorprendido pero con una sonrisa pequeña en sus labios llena de orgullo—. Te has vuelto muy poderosa.

—Eso dice Kero —bastante apenada llevó la mano derecha a la nuca—, que ni tú podrías encontrarme o reconocerme —eso hizo que el joven mascullara un par de palabras que la chica no alcanzó a oir— ¿Decías?

—Creo que Kerberos está equivocado —afirmó cruzándose de brazos—, tu presencia es demasiado atrayente, es imposible que la escondas de mí.

Tras decir esa frase ambos se quedaron en silencio, apenados mirando hacia otro lado. Bendita timidez que solía atacarlos en cualquier momento y sin aviso.

Fueron salvados por los primeros compañeros que empezaron a ingresar al salón. No volvieron a tocar el tema hasta el fin de las clases, donde otra vez quedaban solos para llevar los libros del día a la sala de profesores y dejar todo listo para hacer las labores más fáciles al día siguiente.

—Te espero afuera —le dijo Shaoran cargando los libros mientras ella terminaba de cerrar las ventanas y revisaba que nada se le haya quedado a sus compañeros.

—De acuerdo —afirmó acercándose a la última ventana para cerrarla y ahí, cuando la cerró y observó su reflejo en el vidrio, se le ocurrió una idea, cerró las puertas del salón antes de que éste se iluminara con una fuerte luz.

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Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había mirado el reloj de su mano izquierda y Sakura aún no salía. Debía acostumbrarse, era parte de su esencia y era algo con lo que tendría que aprender a convivir si es que la quería a su lado para siempre. El rubor no tardó en aparecer sus mejillas.

—¡Shaoran! —sacudió la cabeza al sonido de su nombre, y por alguna extraña razón, una sonrisa enorme se dibujó en sus labios— Lamento la demora —se disculpó con una reverencia—, ya podemos irnos.

Sakura y Las CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora