Sakura y las Cartas
XVI
Salto
...
Al regreso de Hong Kong, Sakura tuvo que atravesar varias dificultades. La primera fue Touya, que estaba de un genio de los mil demonios desde que vio el anillo en su dedo anular. La segunda fue Kero, que aún no le perdonaba que lo hubiera dejado al cuidado de Yukito y, aunque se había comido todos los dulces que Meiling le había enviado, seguía indignado. Y la última dificultad, la había presenciado en el colegio.
Todos notaron inmediatamente el anillo en su dedo y la llenaron de preguntas que la habían avergonzado mucho, pero sobre todo... no había podido dejar de pensar en el beso que se atrevió a darle a Shaoran.
¡De solo pensarlo, nuevamente se avergonzaba!
Y aunque dentro de ella sentía que algo cambió en su relación, realmente el que más cambios presentó fue Shaoran, que ahora se veía más animado. Era otra persona desde que volvió de Hong Kong, el ceño fruncido había quedado de lado, siempre estaba sonriendo, participando e incluso estaba más activo dentro del club de futbol, al punto que ya iban a ponerlo de titular.
Sakura estaba encantada, no podía decir que no. Pero, siempre tiene que haber un «pero».
La renovada personalidad de su prometido, había generado que muchas más personas pusieran sus ojos sobre él y aunque todos eran conscientes del amor que éste profetizaba hacía Sakura, en mirar no hay pecado, dicen.
Sakura estaba terminando de armar la coreografía de las porristas para el siguiente partido de la escuela, cuando escuchó el nombre de Shaoran y no pudo evitar voltear a ver. Éste tenía el balón en sus pies y evitaba a todo el mundo en la cancha, cuando de repente, tocó sutilmente la pelota, saltó sobre sí mismo para evitar a un jugador y, al tocar el césped, conservó la pelota, dejando a todos los jugadores sumamente paralizados. Fue fácil para él, meter el gol después de eso.
—¡¡Ese salto fue genial!! —la mayoría de los jugadores no podían creer la destreza del castaño, mucho menos las porristas que parecían paralizadas por una nube de ensueño.
Sakura las miró un tanto fastidiada, llevó su mano al pecho y apretó sobre su ropa, el anillo de compromiso que tenía colgado para evitar lastimarse o perderlo mientras estaba en el club.
Suspiró.
Nada podía hacer si solo lo observaban, después de todo, ella era consciente de lo que Shaoran sentía por ella... hasta que...
«Al parecer encontramos algo en lo que Li es mejor que Kinomoto». Aquello le hizo parar las mechas de su cabello como si fueran antenas. «¿Viste como saltó en la práctica de futbol? Ni como porrista, Kinomoto podría saltar tan alto»
Y ahí, todo comenzó.
...
—¿Sakura? —preguntó Shaoran cuando, al acercarse, observó a la joven esperarlo con el ceño fruncido— ¿Sucedió algo?
—¡Salta! —le dijo, mirándolo de reojo. Sus ojos verdes brillaban en rivalidad.
—¿Salta? —Sakura afirmó. No entendió muy bien el asunto, por lo que decidió hacerle caso. Dio un salto hacia atrás, lo suficientemente alto para dejarla sorprendida y la miró, sonriendo— ¿Así está bien?
Sakura no respondió, activó la carta Salto y trató de imitarlo. Claramente no lo consiguió.
—Rayos —maldijo. Y aquella maldición fue suficiente para que Shaoran volviera a acercársele y ver qué era lo que le pasaba— ¡Es que tú...! —protestó— ¿Por qué tenías que saltar así en la práctica de futbol?
—No sé —dijo levantando los hombros—, solo se dio la oportunidad —ante su frase, Sakura volvió a tratar de repetir su movimiento con la carta Salto—. Y yo no uso una carta —y al recordarle eso, la castaña lo miró aún más enojada— ¿Aún vas a venir a cenar conmigo? —preguntó con una sonrisa, tratando de aminorar el monstruo interno que estaba despertando en su novia.
—Si —dijo y deshizo la carta para seguirlo. Pero nadie le sacaba de su cabeza que algo hacia Shaoran para saltar tan alto. ¡Estaba segura que no era normal esos saltos bestiales que se daba!
Llegaron al edificio de cuatro pisos y Shaoran se detuvo frente a él. Observó a Sakura, sonrió y, antes de que ella pudiera decir algo, ya estaba en el balcón de su departamento. Había llegado de un salto.
Si Sakura podía convertirse en ese monstruo que su hermano creía que era, ya tendría su segunda víctima. ¿Es que de verdad Shaoran había hecho eso a propósito estando tan enojada por eso? Lo observó fastidiada, pero el joven no parecía estar preocupado. La miraba apoyado en el balcón con una enorme sonrisa.
—¡Vamos, Sakura! —la llamó, moviendo su brazo derecho en alto.
Sakura frunció el ceño y activó la carta Sakura «Salto» pero con suerte había pasado del primer piso. Resopló, moviendo parte de su flequillo.
—¡Tú puedes, Sakura! —Shaoran seguía desde el balcón con una sonrisa y ahora movía ambos brazos. ¿Quería enojarla o qué?
Volvió a intentarlo, pero solo llegó hasta el segundo piso.
—¡Casi! —la voz de Shaoran estaba irritándola mucho en ese momento. Volvió a mirarlo una vez más y todavía le sonreía. Resopló y, antes de girar sobre sus pies y dejar a su novio solo, la voz de su suegra vino a ella.
¿Será?
Sakura volvió a mirar desafiante a Shaoran una vez más, concentró su energía mágica en sus pies, juntándolo con su deseo de llegar hasta ese piso. Y cuando se dio cuenta, estaba casi colgando del balcón de Shaoran. Éste la sostenía con ambos brazos y la ayudó a entrar al balcón.
—¡Genial! —exclamó Shaoran. Ambos estaban sentados en el suelo del balcón— ¡Lo lograste!
—¿Eh? —ahora sí que la castaña no entendía.
—Pudiste darte cuenta de cómo logro saltar tan alto —le informó con una sonrisa, poniéndose de pie para que ella también se levantara.
—Magia —dijo, comprendiéndolo.
—En sí, no es solo magia. Es la concentración de tu energía en un punto, en este caso los pies —le informó, abriendo el ventanal para ingresar a la casa.
—¿Y por qué no me dijiste? —protestó.
—¿Y perderme tus expresiones mientras tratabas de descubrir el misterio? —Shaoran negó con la cabeza— Eso es un deleite que me gusta darme —y ante aquellas palabras, Sakura se sintió acalorada. ¿Sus mejillas estarían muy rojas?—. Entremos, quiero que me ayudes con la cena —le pidió, dejando el ventanal abierto para que Sakura ingresara con él.
Sakura aspiró profundo y luego suspiró, dejando escapar toda su frustración. Al fin y al cabo, había descubierto el porqué de los saltos atléticos de su novio, y ya no volvería a ganarle...
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Sakura y Las Cartas
FanfictionPorque si atraparlas fue difícil, convertirlas agotador... ¡Usarlas era muy divertido! Acompaña a Sakura en su vida diaria como la dueñas de las Cartas, mientras entrena para controlar su magia y usa las cartas Sakura para distintas situaciones coti...