Sakura y Las Cartas

Regreso

Carta Sakura

XIII

Regreso

...

Sakura observaba por la ventanilla el paisaje que le ofrecía Hong Kong, tratando de ignorar la tensión del vehículo en el que se dirigían a la Mansión Li. Shaoran iba a su lado con los brazos sobre el respaldo de los asientos y las manos colgando a ambos lados de su rostro, el cual se encontraba lanzado hacia atrás con los ojos cerrados. Ieran también iba con los ojos cerrados, pero a diferencia de su hijo, iba con una excelente postura y las manos sobrepuestas en su regazo.

Un suspiro escapó de sus labios y automáticamente Shaoran abrió los ojos y la buscó preocupado.

—¿Estás bien?

—Sí —respondió agitando la mano frente a ella, nerviosa—, no sucede nada.

—Me asusté —resopló el castaño con la mano derecha en su pecho—. Has tenido que usar las cartas elementales varias veces para enfrentarla a —hizo un silencio observando a su madre— ella.

—Pero estoy bien, Shaoran —respondió con una enorme sonrisa—. Es solo que el viaje de regreso está algo aburrido.

La boca de Shaoran dibujó una perfecta "o" y con una sonrisa, se acomodó cerca de Sakura para apoyar su cabeza sobre el hombro femenino.

—Mañana haremos una comida —indicó Ieran sin abrir sus ojos—, para que Shaoran realice los procedimientos requeridos para su compromiso ahora que han sido aprobados. Deberían descansar lo que queda del día.

—Sí, madre —afirmó Shaoran, sorprendiendo a Sakura. Era la primera vez que no se ponía tieso ante las palabras de Ieran, y permanecía relajado sobre su hombro.

Aunque la tranquilidad no duró mucho tiempo.

En cuanto llegaron a la mansión, Meiling Li, la prima de Shaoran estaba ahí para atacar a su primo por no haberle avisado de su regreso a su natal Hong Kong.

—Son crueles —susurró con sus ojos rojos llenos de lágrimas—, yo que los he apoyado sacrificándome —el drama de la joven hizo que Shaoran girara sus ojos y Sakura se viera apenada y buscara refugio en su prendedor. Fue en ese momento, cuando Meiling dejó su show para prestar su atención en el broche— ¡Oh, por todos los cielos! —exclamó, observando detenidamente el prendedor en forma de flores de cerezo que Sakura tenía en su chal— ¡Es el prendedor! —enseguida se mordió el dedo pulgar derecho, muerta del coraje—. Siempre había soñado con el día que Shaoran me diera el prendedor, como el tío hizo con... —y Sakura no pudo terminar de escuchar lo que la chica le estaba contando, ya que su novio la había detenido colocándole la mano en su boca— ¡Suéltame Shaoran! —protestó.

—¿Por qué no vamos a tomar todos juntos, una rica merienda? —preguntó arrastrando a su prima, escaleras arriba para entrar a la mansión. Sakura solo parpadeó un par de veces ya que hacía tiempo que no veía a Shaoran comportarse así con Meiling. Estaba recordando escenas del pasado en la primaria Tomoeda, cuando Tomoyo apareció a su lado con su cámara en mano.

—¿Todo bien, Sakura? —preguntó la joven Daidouji mirando a su amiga, quién, al sentirla a su lado, sacudió la cabeza.

—Todo bien, Tomoyo. Entremos con los demás.

—Sí —Tomoyo se adelantó, pero Sakura se quedó de pie un rato más con el broche apretado en su mano derecha. La curiosidad sobre aquel prendedor estaba haciéndose cada vez más grande y no sabía cuánto más lo soportaría.