Décimocuarto Algo: 20 años.

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No le interesó en lo absoluto las miradas que recibió cuando arribó al campus hace un par de horas. Sus ojos estaban hinchados e irritados, su cabello era un desastre sucio con algunas ramas, pétalos, hojas e incluso una que otra espina, su camisa tenía demasiadas manchas y sus pantalones estaban mojados. Ya le causaba lástima su estado, no quería ni pensar como sería observarse en el espejo.


Quiso estar solo en su habitación una hora, intentando relajarse de todo el estrés y la vergüenza que lo dominó, incluso permitiéndose una pequeña siesta, de la que había despertado un poco más repuesto para darse una ducha y luego comenzar a estudiar. No podía dejar de lado sus estudios a pesar de estar agotado y colapsado física, psicológica y emocionalmente.


Comenzó a alegrarse por sus medios caminando hasta las duchas de la residencia mientras escuchaba música, incluso ante la falta de personas en sus mismas condiciones casi a medianoche, estuvo solo en ese gran lugar tarareando sin importarle nada. Se vistió tranquilo solo disfrutando el segundo que vivía, sin importar lo sucedido tal tarde ni menos lo que vendría en camino.


Salió de las duchas con su ropa sucia en brazos, cantando bajo al mismo tiempo que su dúo favorito. Llegó a su habitación tranquilo y se volteó para cerrar la puerta con seguro y luego encender la luz.


  —Can you save my heavydirtyso...AAAH.


Sus ropas cayeron de sus manos, al igual que su teléfono, pues una inesperada figura estaba descansando en su cama, mientras que en la cama de enfrente estaba otra figura, y ambas conversaban solo con la luz de la ventana brindaba, bueno, hasta que llegó Luke.


  —Mira, Gabriella y Troy se han reencontrado luego que Gabriella sin querer haya entrado en pánico. 


Michael se levantó de la cama y Troy se quedó en su lugar, sonriendo totalmente feliz al chico de ojos azules que había huido hace unas horas de su hogar, expectante a su reacción por la sorpresiva visita de su mejor amigo que por tanto le había hablado.


Luke estaba quieto en su lugar, con el desastre en sus pies, aún con la música sonando. No veía a Michael desde hace meses y sus ojos verdes lo observaban igual que siempre, con protección y cariño, mientras que su cabello estaba tinturado de un leve gris, con una barba en su pálido rostro y con sus labios enmarcando una blanca sonrisa. Su corazón al ver a su mejor amigo, latía como loco.


  —Ay...—susurró Luke sintiéndose repentinamente mareado, tambaleándose un poco. Michael arrugó su ceño, mientras que Troy se ponía de pie de la cama preocupado.


Luke trastrabilló y tropezó con su desastre, pero su mejor amigo, como siempre, fue más rápido  y logró capturarlo en sus brazos justo a tiempo que Luke perdía el conocimiento.


 . . .


  —Tengo la autorización de su familia y figuro como contacto de emergencia—poco a poco comenzó a abrir sus ojos y la luz lo cegó unos instantes.


Un hospital, pero que sorpresa.


—Insisto que soy lo más cercano a su familia, revise la lista de contactos de emergencia y podrá ver que ocupo el segundo lugar luego de Liz Hemmings, incluso el padre de Luke es el tercer lugar, luego de mí. Compruébelo y permítame pasar y dar los permisos médicos correspondientes—volvió a escuchar la voz e intentó buscarla, pero se topó solo en tan grande habitación.


Intentó levantarse porque se sentía incómodo, pero al darse impulso con sus brazos, notó que había una vía en su brazo derecho y arrugó el ceño.


En emergencias no te ingresaban a una habitación privada, esto era algo más serio.


Observó a su lado, en una pequeña mesa, una carpeta y estirándose con dificultad, la alcanzó. Peinó sus rubios rizos hacia atrás y los puso tras sus orejas para luego abrirla, arrugando el ceño por la sorpresa.


Paciente de Unidad cardíaca: Luke Robert Hemmings.


  ¿De qué diablos se trataba aquello? Pánico, solo pánico.


—¡Gracias al universo!—escuchó la misma voz que lo despertó y elevó su mirada, para notar como ingresaba a la habitación un enfermero y posteriormente Michael.—Amigo, prometo que intenté estar aquí cuando despertaras pero alguien me lo impidió.


Los ojos de Luke volvieron a encontrarse con los preciosos ojos de Michael y su respiración se detuvo, al igual que el mismo dolor al pecho lo dominó y sus manos comenzaron a temblar.


—¿Qué... qué hago aquí?—preguntó en un leve susurro. Tenía miedo, pues a pesar que el hospital había sido un segundo hogar toda su vida, jamás había sido ingresado por algo cardíaco, y Michael, como buen amigo que era, notó el miedo de Luke y se acercó a él.


—Amigo, te desmayaste hace unas horas y Troy notó que tenías palpitaciones. Debí cargarte hasta el auto que renté para traerte a emergencias. Te hicieron unas pruebas y notaron que había algo extraño en tu ritmo cardíaco que debía ser observado por un especialista. Solo había a esa hora especialistas para emergencias y el cardiologo debería estar por llegar para tomarte el resto de pruebas. Acabo de volver porque fui a dejar a Troy a la residencia porque en una hora tenía que entrar a clases y hacer exámenes, además llevará tu acta médica a los maestros para que no se asusten por tu falta de hoy


Eso en vez de tranquilizar a Luke, lo hizo entrar aún más en pánico toda la declaración.


  —¿Hay algo malo en mi corazón? ¿Me va a dar un paro cardíaco? ¿Me voy a morir?—su voz estaba rota y ya no podía controlar las lágrimas. Odiaba su vida que constaba en provocar preocupaciones a su entorno, y aquella además de ser una más, era la más peligrosa.


—¿Qué? No Luke, debes tranquilizarte—intentó consolar Michael recordando como su amigo lloraba cuando caía y se hería, o cuando debían sacarle muestras de sangre. Él siempre había estado ahí y esta ocasión no sería una excepción—. Vendrán a hacerte más pruebas, seguramente es porque tienes mucho estrés en la universidad, no hay nada de que preocuparse. Siempre sales en perfectas condiciones del hospital—arrulló su amigo, pero Luke lejos de tranquilizarse, se desesperaba más, algo que se contagió a Michael que lo veía llorar mientras intentaba limpiar sus lágrimas—. Luke, tranquilo, no estás solo en esto. Prometo quedarme aquí todo lo que haga falta si es que me necesitas.


—Es mi corazón Michael, es algo serio, algo está mal—sollozó Luke cubriendo su rostro con sus manos hechas puño, mientras que su cabello creaba una cortina para evitar que observaran su rostro.


—Bah, te fracturaste la cadera y te ayudé a sanar. ¿Por qué no podría ayudarte a sanar tu corazón?


Luke soltó una leve carcajada y luego pasó el dorso de su mano por mejillas y nariz, para observar a Michael que le tendía unos pañuelos. Luke dejó la carpeta de lado para recibirlos, a la vez que Michael la volvía a dejar en la mesa.


Odiaba mentirle a su mejor amigo, pero él estaba tan asustado como él, porque el cardiólogo apenas llegara, sería con la intención de agendarle una hora para una cirugía que seguramente lo tendría convaleciente todo un semestre. Él estaba dispuesto a erradicarse en aquel lugar alejado de su hogar, solo para cuidar a Luke, aunque fuese por 6 meses.


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Kisses》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora