Duodécimo Intento: 22 años.

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Michael soplaba sus manos para calentarlas, mientras se lamentaba por no llevar una cazadora junto a él. Hacía dos horas había acabado su cena de negocios con el señor McCann y para su sorpresa, el hombre pretendía abrir una nueva sucursal en Perth con intenciones de brindar servicios de lujo y quería que Michael administrara el personal, algo importantísimo para el pelirrosa.


Pero eso había  sido hace dos horas, en donde el amable señor de negocios le ofreció llevarlo al hotel o incluso pedir un Uber, pero Michael negó excusándose que daría unas vueltas por la ciudad. McCann aceptó y se marchó, y Michael mintió, pues había estado fuera del restaurante en que Luke trabajaba precisamente, desde que su cena acabó.


Esperaba con paciencia, intentando planear que decirle cuando lo viera, aunque también rogaba que si él tenía una pareja nueva o algo por el estilo, no fuera por él, así por lo menos compartían un par de palabras necesarias luego de un año y meses de contacto perdido.


Se levantó de las escaleras del restaurante cuando escuchó muchas voces y risas, eran las 3.12 de la madrugada y su corazón dio un vuelco cuando notó que se trataba de los empleados del lugar, meseros y chefs que abandonaban las dependencias. Se llevó varias miradas curiosas, hasta que una amable voz le hizo concentrar la atención.


  —Hola, ¿esperas a alguien?—preguntó la muchacha pelirroja que Michael reconoció como la pianista  que acompañaba a Luke en el escenario.El pelirrosa ignoraba que la mujer sabía perfectamente quien era y a quien buscaba.


  —Sí, espero a...


  —Michael, ¿qué estás haciendo aquí?


El ojiverde elevó su mirada y se topó con Luke al principio de las escaleras. Se veía confundido pero no molesto, algo positivo.


—Estaba esperándote—respondió de forma simple, encogiéndose de hombros a pesar que moría de frío.— Llevamos más de un año sin hablar y como he vuelto a Perth por negocios, siento que sería bueno ponernos al día.


Michael no iba lanzarle un sermón en un lugar como ese cuando finalmente compartían unas primeras palabras, ni loco. Ahora toda su perspectiva había cambiado, Luke había acertado a cada una de sus proyecciones respecto a él, pero en una se había equivocado.


A Michael realmente le gustaba, y por lo mismo, no se rendiría cuando existía una posibilidad de esta dimensión. Ya lo había dejado pasar demasiadas veces.


—Naveen tiene que trabajar en el club, pensaba ir para allá. ¿Te parece acompañarme? Podemos ponernos al día ahí...


Esa respuesta no se la esperaba Michael, pues en verdad no proyectaba a Naveen y Luke por tanto tiempo, pero también se alegraba que no estuvo solo en los momentos en que estuvieron separados.


—Me parece perfecto, pero quiero que sepas que estoy completamente alejado de los mojitos desde hace un tiempo...


Luke soltó una carcajada comenzando a bajar las escaleras.


Kisses》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora