Sing with me | Ragoney

9. No creas nada

RAOUL

Me despierto sobresaltado por un ruido. Alguien está llamando a la puerta de mi cuarto y parece ansioso. A pesar del sueño que tengo por haber dormido poco, me levanto rápido y abro la puerta.

Desde luego esto era lo último que esperaba encontrarme.

—Raoul, ha habido cambio de planes, tienes que hacer las maletas, ya —me dice Manu nervioso. Por un momento me acojono, ¿me está echando?

—Pero Manu, ¿qué pasa? —pregunto precavido intentando mantener la calma. Al fin y al cabo, es imposible que me viera ayer por la noche con Ago, porque estábamos solos, y luego nos aseguramos de volver a las habitaciones sin hacer ningún ruido. Y además ¿qué importaría?

—Los periodistas, eso pasa. Al parecer se han enterado de que hoy vamos hacia el siguiente concierto a las 10:00 y están empezando a venir en masa. Así que os espero a todos abajo en diez minutos, ¿de acuerdo? —se va a girar pero no puedo evitar preguntar.

—Espera, ¿y Ago...ney? —su cara cambia casi imperceptiblemente, digo su nombre completo en el último momento porque no me siento cómodo usando el diminutivo con Manu, no sé porqué.

—Él ya está yendo al autobús y atendiendo a periodistas por el camino —dice llevándose las manos a los ojos y apretando un poco, parece cansado. Pero yo no me quedo tranquilo.

—¿Está él solo con los periodistas?

—No, he avisado a Ricky antes para que le acompañe y haga un poco de escudo —asiento algo más tranquilo porque sé que con Ricky va a estar bien—. Bueno, y también está con Mimi.

Me quedo mudo. No entiendo qué puede aportar ella en esta situación. Bueno, se me ocurre una función que puede tener al lado de Ago frente a los periodistas pero no me gusta un pelo.

Ocho minutos más tarde estamos todos abajo con nuestras mejores caras de sueño cargados con nuestras maletas. Bueno, todos menos Ago, Ricky y Mimi.

Manu se acerca a nosotros para darnos instrucciones.

—Vale, chicos, la cosa es sencilla. El autobús está a unos veinte metros de la puerta, simplemente tenéis que andar recto. Los periodistas os van a hablar, os van a preguntar cosas sobre Agoney, os van a contar cotilleos posiblemente inventados solo para ver vuestras reacciones y así poder hacerlo noticia. Así que simplemente mirad hacia delante y no hagáis ni caso a lo que os digan, ¿de acuerdo?

Todos asentimos serios. Estoy nervioso. Pero a ver, no puede ser para tanto, ¿no?

Un minuto más tarde compruebo que, de hecho, sí es para tanto. Vamos todos en fila, uno detrás de otro, Manu el primero abriendo paso.

Se nota que está acostumbrado a esto porque pasa casi sin problemas entre los periodistas y mantiene un semblante serio todo el recorrido. En cambio yo me contento con... no caerme.

Recibo empujones de todas partes, casi me doy con un micrófono varias veces en la cara y el ruido es simplemente insoportable. Qué agobio, joder. No me quiero imaginar cómo habrá sido con Agoney. Ahora entiendo porqué Manu ha preferido que nos fuéramos antes de que llegaran más periodistas.

Intento avanzar lo más digno que puedo y me mantengo serio mientras oigo las "preguntas" que hacen.
No sé de dónde viene cada una, pero me llegan cosas tipo: "¿has tenido algún problema con Agoney?, ¿tiene buen despertar?, ¿qué puedes decirnos de las declaraciones de Laura, la chica con la que mantuvo relaciones sexuales antes de ayer en una discoteca de Madrid?, ¿ves bien la relación de Agoney con su coreógrafa, Mimi?, ¿qué opinas de los rumores acerca de su homosexualidad, ha intentado algo contigo?".