25. Casi imperceptible

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Nota de la autora:
Antes de nada, me gustaría pedir disculpas por la tardanza y aprovechar para decir que, a partir de aquí, cada unx sois responsables de lo que leáis. Espero que os guste!

Vale, viendo que os estáis preocupando de más con esta nota, vuelvo para aclarar que no pasa nada malo, no os rayeis y simplemente disfrutad ❤️

*

RAOUL

—Venga va, pon un poco de tu parte, por favor —digo fijando mi mirada en los dos grandes ojos que me miran sin parpadear —déjame tocarte un poco. Solo será un momento, te va a gustar, ya verás —su cara se mantiene impasible— joder, lo siento, ¿vale? —aparta la mirada y la deja en un punto concreto en medio de la pared—Mírame, por favor. Va en serio, perdóname. No sabía lo que decía —nada, lo único que consigo es que suelte un pequeño suspiro y apoye la cabeza sobre el colchón sin siquiera mirarme.

Me giro para pedir ayuda externa pero solo me encuentro con un leve encogimiento de hombros por parte del moreno que nos mira desde la puerta intentando aguantarse la risa. Ruedo los ojos al comprobar que estoy solo ante el peligro y vuelvo a mirar al pequeño demonio que está acabando con mi paciencia.

—Vale, está bien, Bambi, retiro lo dicho, no pareces una rata —vuelve a fijar la mirada en mí, así que me animo a continuar— Eres preciosa, ¿vale? —continúa mirándome sin hacer nada, lo que interpreto como una buena señal. Así que, rezando no sé muy bien a quién, acerco mi mano despacio—. Eso es —digo sonriente cuando toco su pelaje con la punta de mis dedos—, sin gruñir, ¿ves qué bien? —sigo acariciándole un poco más y, cuando me aseguro de que la cosa va bien, miro a Agoney contento— Hay que inmortalizar este momento —digo entre risas mientras le veo sacar el móvil.

Ya completamente seguro, me subo yo también a la cama para ponerme más cómodo mientras sigo pasando mi mano por la cabecita de la pequeña.

—¿Ves cómo te iba a gustar? Te lo he dicho —digo viendo cómo empieza a restregarse contra mi mano para que siga tocándole. Pues al final ha sido pan comido, pienso. Y envalentonado por este pequeño logro, no puedo evitar cagarla—. Sigues siendo fea —susurro junto a su oreja soltando una carcajada.

Y no debería haber cerrado los ojos para reírme, porque de esta manera no me doy cuenta del cambio de actitud en Bambi.

Y entonces... un dolor punzante en mi dedo. ¿Qué coño acaba de pasar? Retiro mi mano rápidamente en un acto reflejo mientras voy notando el dolor extenderse por todo mi brazo. Literalmente siento que me hayan arrancado un dedo.

—¡Bambi!, eso no se hace. ¡No! —dice un Agoney visiblemente nervioso dirigiéndose al animal, que ahora parece haber perdido el interés en nosotros y sale por la puerta sin mirar atrás— ¿Estás bien? —pregunta acercándose a mí.

Se sienta en el borde la cama y mira divertido el espectáculo que estoy montando retorciéndome sobre el colchón con la mano pegada al pecho.

—Si es que sabía que era maligna —me limito a decir, e intento calmar mi corazón del susto que me he llevado. Separo la mano de mi cuerpo para mirarla y lo veo— ¡Me ha dejado marca! —digo indignado.

—No será para tanto, dramática —responde Agoney riendo.

—¿Que no? Mira, listo —estiro el brazo para que pueda ver el mordisco y dejo que examine mi mano.

—Ah, pues sí que tienes un poquito de marca —admite—. Pero bueno, tú le has llamado fea, no te quejes.

Levanto mi cara del colchón rápidamente y le miro haciéndome el ofendido.

Sing with me | RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora