One Shots CNCO

❥ Erick Brian Colón

De los ojos de la chica solo brotaban lágrimas de dolor y decepción. Su corazón estaba roto y nada lo podría arreglar.

-Gracias. Me rompiste el corazón de la forma más cruel que pude imaginar.- A pesar de que esta estaba dolida, la rabia e impotencia que tenía se hacía notar. Esas palabras salieron de su boca cargadas de todos aquellos sentimientos que encontró: dolor, rabia, tristeza, pero más que todo, se sentía traicionada.

-No es mi culpa que ya no fueras suficiente para mi.- Aquel chico de ojos verdes solamente sentía dolor por lo que estaba siendo obligado a decir, y así mismo, sentía odio por su persona.

Sus ojos se tornaron de un color rojo ya que no podía permitir que la chica que más amaba en el mundo se diera cuenta de que todo era una farsa.

-Me lo hubieras dicho antes. Te hubieras ido antes, cuando aún no eras tan importante.- Las sonrisas que compartieron juntos en varios momentos, ahora yo no tenían valor. Las lágrimas de el chico terminaron por ser liberadas, puede que todo esto sea su culpa, pero esa chica que el tanto ama no merecía nada de lo que el estaba haciendo.

-Pues ya no importa. Nunca estuviste ni estarás en mi corazón. Ya te puedes marchar de mi vida, mi nueva novia estará a mi lado.- Esas palabras para esa chica que se encontraba destrozada, fueron varios puñales siendo clavados en su espalda y su corazón.

Ya nada le importaba. Su hermana, aquella chica que ella tanto amaba, era la causante de todo esto. De ninguna forma se lo iba a perdonar.

La hermana de aquella chica, nunca tuvo corazón.

Obligó a Erick a abandonar a su alma gemela por el simple hecho de que no soportaba que su hermana tuviera algo que ella nunca tendría, el amor más puro y verdadero. Erick al principio se negó, pero las amenazas que está chica hacia, lo obligaron a aceptar.

-La vida de verdad nos clava puñales.- El chico lo que hizo fue besar por última vez al amor de su vida. La chica solo pudo responder porque sabía que podía ser su último beso con ese chico que tanto ama, aunque también el último en su existencia.

Ambos fueron a un puente, a pesar de todo lo que aquel chico le dijo, ella lo seguía amando. A pesar de no entender la razón por la cual este la seguía, lo dejo ir con ella.

Conectaron sus miradas por última vez, se tomaron de las manos, se abrazaron y el chico decidió que a pesar de todo lo que había sucedido, iba a besarla por última vez.

Fue corto, pero el hecho de que estarán juntos en el otro mundo le decía que no era ni será la última vez que junten sus labios.

La chica fue al puente a lanzarse por el daño causado no solo a su corazón, sino también a su alma; pero esta vez no sirvió de nada, porque a pesar de que este chico la hirió mucho, iba a ir con ella.

No era solo el fin de ella, sino el de dos almas puras que no pudieron estar unidas en vida, pero que en el otro mundo solo se demostrarían todo lo que su amor les permitiera.

Juntaron sus manos y dieron un salto al mismo tiempo, que los unió por la eternidad.

Ya nada les impediría estar juntos.