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❥ Zabdiel de Jesús

-Esto es lo que tengo que pagar por salir a la lluvia tanto tiempo.- De cierta forma lo decía para molestarlo, amo el hecho de tener que cuidarlo mientras está enfermo, si fuera al revés, el me mimaría mucho, así que eso haré ahora.

-Amor, ¿Puedes hacer un chocolate caliente para los dos?- Suena tan tierno enfermo, su acento se marca más.

-Claro, ¿Le pongo bombones?

-Si, gracias cariño.- Lo repetiré mil veces, lo amo.

Tuve que preparar el chocolate y al final lo logré, después de que se me regara la leche y me quemara como siete veces; aunque lo más difícil fueron los bombones. Estaban en el estante alto, tuve que empinarme y hacer muchas maromas para alcanzarlos y como recompensa me golpeé en la cabeza.

-El chocolate para el caballero.- Zab estaba durmiendo así que en realidad lo grité un poco, aunque despertó rápido.

-Gracias linda, ¿Puedo pedirte un último favor?

-Dime Zab.

-¿Puedes acostarte aquí conmigo? Sé que puedo hacer que también te enfermes, pero quiero que estés a mi lado.- Dios, voy a morir de ternura.

-Voy por más cobijas y me hago a tu lado.- Me apuré lo más que pude y me hice junto a él.

-Listo. Ahora sí puedo dormir.- Antes de que cerrara sus ojos le doy un pequeño beso y me acomodo para poder acariciar su cabeza para que se relaje más.

-Te amo Zabdiel.- Sé que me escuchó porque me abrazo más y dijo unas palabras que no entendí.

Este fin de semana será muy ocupado, cuidar de este grandulón ocupará todo mi tiempo y cariño.