❥ Christopher Vélez

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Hola, tengo un problema con este pedido, y es que siento que hay algo en la reacción de los personajes que puede causar conflicto, así que esta pequeña nota es para recordarles que no todos reaccionamos igual ante un dolor como el que ellos sufrieron.

Sin más por decir, gracias por entrar a leerlo.

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No se conocían, mucho menos sabían el nombre del otro, pero ese día los hizo conocerse, les tatuó ese nombre en el corazón del otro.

—¡Mamá! ¡No me dejes!— gritaba él aferrándose a la mano de su progenitora, tenía miedo de quedarse solo, ya lo había perdido todo, a su familia, a su amor, la vida le estaba cobrando una deuda que no era de él.

—Joven, cálmese, hacemos lo que podemos.— le dijo un hombre de primeros auxilios que iba con él en la ambulancia.

Su mirada cargada de miedo, odio y veneno cayó sobre el hombre: —No me voy a calmar, mi madre no tendría porqué estar muriendo en mis brazos, ante mis ojos.—susurró con sus últimas fuerzas.

Las demás cosas que sucedieron fueron solo una mancha borrosa en sus recuerdos. Llegaron al hospital, donde ya los esperaban los médicos con el cubículo listo para la reanimación según lo que les habían dicho.

La mujer no iba a resistir, pero tenían que hacer todo lo que estuviera a su alcance.

—Te amo, mi amor.— leyó esas palabras de sus labios antes de que tuvieran que separarse, fueron sus últimas palabras, fue su último recuerdo juntos.

Al joven no le quedó más que esperar en la sala de urgencias a que le dijeran sobre el avance de su mamá, pasaron unos minutos y su paciencia se agotó, entró al cubículo, su madre estaba entrando en paro.

—¡Ayúdenla, está entrando en paro!— gritó con el corazón en la mano, los médicos y enfermeros le apartaron de el lugar. Con máquinas y distintos métodos intentaron reanimarla, pero su vida acabó ahí.

Christopher corrió hacia la cama donde su madre acaba de cerrar los ojos, empezó a llorar y a pedir ayuda entre sollozos. Él le acompañó a su madre, cerró sus ojos, solo que no para acompañarle en su viaje, sino para empezar uno nuevo por su parte.

...

—Familiares de la señora Lina de León.— llamó un enfermero desde la central.

—Aquí, yo.— llegó una jovencita que no aparentaba estar para nada bien, sus ojos rojos, sus ojeras que demostraban cansancio, y un dolor en el corazón que no era necesario ser visto superficialmente para poder ser reconocido.

El hombre se paró y le tomo la mano: —No sobrevivió a la cirugía, tampoco el bebé, lamento mucho su pérdida.

Sintió que su mundo se derrumbaba en mil pedazos: —¿Bebé? ¿Estaba embarazada?

—Sí señorita, tenía alrededor de cuatro meses, pero eso lo especificarán los exámenes que se le harán a los cuerpos antes de ser entregados.

Quiso agradecerle por no dejarla más con la duda, pero no podía hablar, iba a ser tía y no lo sabía, le arrebataron esa oportunidad, ya no tenía nada.

Se desplomó en el suelo a llorar, le dolía el pecho, le dolía todo el cuerpo, le dolía el alma, ¿por qué la vida le hacía eso?, esa era su constante pregunta.

>>—¿Bueno?— atendió la llamada al ver que era su hermana— ¿Lina?

—Señorita, su hermana se accidentó, la atropelló una motocicleta, encontramos su teléfono.

One Shots CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora