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P R A Y F O R Y O U R S O U L
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【 DÍA DEL ATAQUE NUCLEAR 】
❝ Oremos por nuestras almas, el fin del mundo llegó, que Dios perdone todos nuestros pecados... ❞
La transmisión se cortó abruptamente dejando a miles de familias atemorizadas. La mayoría buscaba una salida para poder salvarse, pero eso no parecía molestarle a Amelia Russell en lo absoluto mientras su padre corría por toda la habitación y su madre comenzaba a orar, ella se dedicó a mirar por la ventana, tal vez solo así, su dolor se calmaría y luego de mucho tiempo, su alma descansaría.
— No te escucho orar, Amelia — mencionó su padre con molestia uniéndose a su madre.
— Es el fin del mundo, ¿Para qué hacerlo? — por primera vez en mucho tiempo aquella chica se había revelado contra su padre.
— Con aún más razón, Amelia — la miró directamente a los ojos
— Pater noster, qui es in caelis: sanctificetur Nomen Tuum — aquella oración lastimaba sus oídos — adveniat Regnum Tuum; fiat voluntas Tua, sicut in caelo, et in terra.
— ¡Podríamos buscar un refugio, en vez de estar haciendo esto! — gritó desesperada al sentir como aquellas palabras resonaban en su cabeza.
— Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra — recitaron ambos.
— ¡Detenganse, por favor! — exclamó angustiada mientras llevaba sus manod a sus oídos pars dejar de escuchar.
— sicut et nos dimittimus debitoribus nostris —aún así la chica se lo sabía de memoria, de pies a cabeza — et ne nos inducas in tentationem;
— ¡Detenganse! — gritó con más fuerza mientras lloraba y negaba con la cabeza.
— sed libera nos a Malo. — un leve zumbido aturdió a sus oídos — Amen — y esto último hizo desconectar su cerebro con el resto de su cuerpo, perdiendo la conciencia a los pocos segundos.
La ciudad de los ángeles se había convertido en solo polvo, el ruido que provocaban los incendios era lo único que se escuchaba, algunos sobrevivientes afectados por la radioactividad, buscando un poco de alivio para su dolor interno.
Algunos cuántos se preguntaban por qué Dios había hecho aquello. ¿Tanto ya lo habían cansado que por eso pagaron sus pecados?
— Cordelia... — Myrtle Snow llamó a la rubia quién miraba dos cuerpos en descomposición — Ella está bien — mencionó sonriendo y solo así Cordelia Goode sintió tranquilidad — Es una forma muy simbólica para morir — dijo mirando aquellos cuerpos clavados en la pared.
— Debemos encontrarla — la miró con detenimiento — antes de que él lo haga — dio un último vistazo a aquellos cuerpos sin vida mientras Myrtle miraba el retrato, cubierto de suciedad, de una familia de tres.
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