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D E S T R O Y Y O U R S O U L
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La mayoría del grupo ya había pasado, Amelia, por alguna extraña razón había pasado de ser segunda a la última entrevistada, eso no le molestó en absoluto, solo creía que podía estar mejor preparada, aunque no sabía de qué con exactitud, a pesar de las recomendaciones de los sobrevivientes, cada uno había vivido una experiencia diferente con él, el señor Gallant, por ejemplo, había asegurado su lugar en el santuario, debido a la tensión sexual y que Langdon estaba interesado en él, Coco, como era de esperarse juraba que ese puesto estaba más que ganado.
"No te molestes en la entrevista, no necesitan a alguien incompetente como tú"
O Mallory, esta última parecía perturbada.
"No dejes que el miedo te consuma, usará eso en tu contra, es como si le gustara verte sufrir".
En cuestión de segundos, la puerta se cerró detrás de Amelia. La habitación lucía más oscura de lo normal, pero el toque de las velas, la hacia lucir más romántico, apasionado.
— Señorita Russell, por favor — Michael Langdon se había quitado su abrigo.
Parecía tentador postrado a un lado de las escaleras, una corriente eléctrica viajó hasta la columna vertebral de la pelirroja mientras tragaba en seco.
— Parece incomodarle mi presencia— habló mientras se acercaba a ella — tomelo como una entrevista, solo dependerá de las respuestas que pueda ofrecerme — se sentó colocando ambos brazos en el escritorio.
— Eso reconforta mucho — murmuró mirando el fuego proveniente de la chimenea.
— He estado esperando está entrevista más que a nada — Amelia seguía sus movimientos, como lentamente llevaba sus manos hacia su barbilla dándole leves roses, como si la tentara, como si todo el tiempo lo hiciera.
— Entonces — se inclinó más a él — ¿Por qué no comenzamos? — preguntó seductoramente, aunque para ser sincera, la actitud de la chica era completamente nueva para ella misma.
— Si mientes, lo sabré, y si intentas engañarme, lo sabré. Se terminará la entrevista y morirás aqui dolorosamente. Aunque sé que contigo no pasará eso.
— No podría cuestionar su autoridad, señor Langdon — tragó en seco, estaba nerviosa sentía sus piernas temblar y sus manos sudaban.
— Por favor, llámame Michael. ¿Estás lista? — preguntó juntando ambas manos, Amelia asintió, dejando escapar un suspiro — ¿Orientación sexual? — aquello la había tomado por sorpresa.
