† five: forbidden desire

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C A P Í T U L O 5

F O R B I D D E N   D E S I R E

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F O R B I D D E N   D E S I R E

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       Un jadeo proveniente de los labios de la pelirroja hicieron que las caricias se detuvieran.

— Hola, hermosa — hablaron a un lado suyo, de inmediato se incorporó dándose cuenta que esa no era su habitación y que Michael Langdon estaba a su lado sin camisa alguna. Su reacción no pareció extrañarle al rubio — me alegra que estés despierta — el chico sonrió llevando una mano hacia el vientre abultado de la chica, dejándola anonadada.

La desesperación invadió su cuerpo y el dolor se apoderó de Amelia, gritó al sentir como su cuerpo parecía desgarrarse, como si algo dentro suyo le quemara y arrancara su interior.

— ¡Ayúdame! — sollozo sosteniendo su vientre, sintiendo fuertes  contracciones y mirando como sus manos se teñían de rojo — ¡Michael! — gritó desesperada, como si la vida se le estuviera yendo de las manos.

— Se está moviendo — mencionó el chico sonriendo y acariciando su vientre — Papá, está aquí cariño — sentía como los largos dedos del chico se enterraban a sus costados.

— ¡Michael! — gritó  por última vez al mirar al chico con los ojos completamente negros para luego escuchar un disparo.

Se levantó de golpe con la respiración agitada, llevándose una mano en el pecho y luego a su vientre plano, comprobando que solo era un sueño.
Miró su habitación,  ¿Cómo había logrado llegar hasta ahí?. No recordaba con exactitud qué había sucedido.
Su puerta fue golpeada frenéticamente, con cansancio caminó hacia ella pero se llevó la sorpresa de que nadie se encontraba en el lugar a excepción de una nota.

"Encuentrame en mi habitación, está noche"

Miró el pedazo de papel buscando algún remitente, no había ninguno pero algo en ella le había dicho que se trataba de Langdon.

Con pasos decididos caminó por los pasillos en busca del chico, el búnker resultaba silencioso y difícil de encontrar, pero algo en ella le aseguraba que caminaba hacia el chico.

— Pero hay una que sobrevive — la voz de Michael llamó su atención justo antes de doblar en la esquina — La encontré — sus pasos se volvían lentos y silenciosos, la pelirroja se preguntaba si alguien más estaba con él.

A medida que avanzaba, se dio cuenta de que el chico estaba en medio del piso, sin ropa alguna, con velas rodeandolo.

— Ruego por tu sabiduría — gritó a la nada — ¡por favor, padre! — suplicó. Dispuesta a correr al ver como de sus brazos recurría la sangre — ¡Abre mis ojos!

ungodly; michael langdon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora