† thirteen: hurts like hell

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C A P Í T U L O   13

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H U R T S   L I K E   H E L L

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" El diablo sonrió a la bestia, sabiendo todas y cada una de sus debilidades "

       Michael se sintió levemente orgulloso de poder realizar las siete maravillas, aunque no podía estarlo del todo.
Al ver a las tres brujas salir del búnker rogó porque Amelia estuviera ahí junto a ellas, sintió su pecho comprimirse al no verla, desde que dejó de tener contacto con ella, aquella conexión se había debilitado poco a poco, hasta que de un día a otro, dejó de sentir la energía de Amelia, intentó buscarla.
A escondidas aparecía  en el aquelarre, como la mayoría de las veces, sus esperanzas eran pisoteadas al no verla por ningún lado.

Luego de que las, ahora, cinco brujas se fueran, pidió disculpas mientras  se retiraba hacia su habitación.

Al entrar dio un largo suspiro, quitando la estorbosa capa, la dejó aún lado del sillón mientras se recostaba en la cama.

Millones de veces se preguntaba dónde estaba, si se encontraba bien. La única forma de saberlo se había apagado y eso le hacía una herida en su pecho.

Él mismo se reprendía por haberse comportado tan infantil cuando ella fue a verlo aquella noche y él le pidió que no lo volviera a ver, tal vez ella ya no lo necesitaba pero él a ella sí.

Su habitación se encontraba incluso más caliente de lo habitual, se deshizo  de su ropa quedando solo con la interior mientras se disponía a acostarse y dormir un rato.

Aunque de un momento a otro se encontraba en la habitación de la chica.
Sabía que estaba soñando pero eso se notaba tan real que le quemaba.

Amelia estaba durmiendo en su habitación, con una pijama a cuadros, el chico se acercó a ella mientras que sus manos acariciaron su mejilla, levemente, sintiendo la textura suave de su piel,  pensó que la había despertado, al ver que abrió los ojos, esperaba una reacción de la chica  pero esta solo miró asustada hacia la puerta de su habitación mientras comenzaba a sollozar.

La puerta se abrió revelando a su padre, verla así le había hecho sentir despreciable.

— ¿Lo has pensado? — su padre apareció con una imponente voz, era imposible que él estuviera ahí presente, en definitiva no era un sueño.

— Por favor, no — murmuró Amelia llorando mientras abrazaba su cuerpo.

— Esa no es la respuesta que quería oír — habló enojado antes de mostrar lentamente, el flagelo en su mano y golpear sin piedad la espalda de la chica, los gritos de Amelia se escuchaban por todo el lugar.
Michael miraba horrorizado la escena intentó intervenir pero le fue imposible.
El rubio había tomado el lugar del  padre de Amelia mientras golpeaba aquel fragelo en la rojiza piel de la chica,  sintiendo una ligera satisfacción, cuando la pelirroja cayó  al piso desmayada, el padre de la chica miró a Michael, este salió de trance viendo a Amelia inconsciente y sus manos ensangrentadas mientras sostenía el flagelo en sus manos,  inmediatamente se alejó de ella, aquel hombre le sonrió de una manera macabra, sin apartar la mirada de Michael, el rubio pudo distinguir sus ojos completamente negros antes de salir y hacer que la oscuridad los envolviera.

ungodly; michael langdon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora