No fue suave, pero tampoco con furia. Adriano se acercó a toda prisa a Miguel y en el intercambio de miradas supo que no esperaba a nadie, ni siquiera al fantasma aun. Mora los observó a los dos y se preocupó, aunque no sabía si debía despertar a los demás por las dudas.
Adriano se acercó a la entrada del salón con velocidad para intentar echar un vistazo de quién se acercaba. Su maestro lo acompañó del otro lado. Para sorpresa de ambos, se trataba de una persona en situación de calle, vistiendo unos trapos que solían ser ropa y con un olor muy prominente, que probablemente simplemente entró al no percibir movimiento.
- Disculpe, pero ésta es propiedad privada. No quiero ser esa persona, pero voy a tener que pedirle que se retire - Le pidió, con amabilidad, Miguel. Sin embargo, el sujeto seguía subiendo las escaleras.
- Por favor, ¿Podría darme un vaso de agua? - Pidió, con voz quebradiza.
- ¡Por supuesto! Adriano, quedate con él que yo ya vuelvo - Y mientras se daba media vuelta, le hacía un gesto de despreocupación a Mora. El muchacho se quedó observando al intruso, que seguía subiendo, llegando casi a la puerta. Miraba hacia muchas direcciones, su cara transpiraba, movía mucho sus manos. Pudo notar que estaba ciertamente más nervioso que sediento. Al llegar a la puerta, miró sorprendido a cada uno. Adriano se impacientó e intentó apartarlo pero justo volvió Miguel -. Tomá, vení que te acompaño a la salida.
Mientras ambos se iban por las escaleras de nuevo, una extraña sensación lo atravesó. Tenía una mala espina por la secuencia. Muchas cosas comenzaron a pasarle por la cabeza:
"¿Por qué justo entró? ¿Casualidad? ¿Por qué miraba tanto un edificio en deplorable estado? ¿Era el vaso de agua una forma de ganar tiempo? ¿Tiempo para qué? No, no podía ser eso. ¿Por qué observaba tanto? ¡Claro! El agua era para poder observar más. ¿Por qué tanta curiosidad? Evidentemente, el intruso había sido enviado y no era mera casualidad. ¿Habrá sido el Turco? No, él no necesita esas cosas. ¿La policía? Tal vez, pero, también... No necesitan de esas cosas. ¿Tal vez algún nuevo factor que él desconocía?".
Miguel regresó y cruzaron severas miradas.
- Nos encontraron, ¿No? - Disparó de inmediato, Adriano.
- Sospecho algo. ¿Qué notaste?
- Estaba muy nervioso. Miraba mucho y nunca dejó de avanzar hasta llegar a la puerta. Una vez ahí, intenté meterme en el medio pero estoy seguro que llegó a ver lo que sea que buscaba. ¿El Turco? lo dudo. ¿La policía? Tal vez, aunque no creo. ¿Se te ocurre algo que yo no sepa?
- Ésta es nueva. No se me ocurre quién pueda ser. ¿Tal vez simplemente un curioso? - Sugirió, Miguel.
- Lo dudo. No existen las casualidades. ¡Encima justo no está Ricky, la puta madre!
- Supongo que más razón para movernos rápido con nuestros planes. Por ahora, estemos alerta pero continuemos con lo que hablamos. Quiero hablar un rato con vos antes. ¿Me acompañás?
Mientras ambos se dirigían a una de las pequeñas salas que funcionaban como habitaciones, Mora les hizo un gesto de "todo bien" con el pulgar y continuó armando una especie de estructura con madera y fierros en las cuales armar la computadora. Una vez dentro, Miguel cerró la puerta e indicó al muchacho que se sentara con las piernas cruzadas frente a el:
- Adri, tengo algunas preguntas que hacerte
- Bien, preguntame tranquilo.
- ¿Dónde está tu familia? Pregunto porque es la única que no está aquí.
- No veo a mi madre desde hace muchos años, ya. No tenemos relación en absoluto y nunca conocí a mi padre. No creo que haga falta rescatar a ninguno.
- Entiendo... ¿Siempre tuviste una relación así con tu madre?
- ¿Qué clase de preguntas son éstas? ¿Cómo nos van a hacer avanzar contra el Turco? - Se impacientó, Adriano.
- Mirá, la verdad es que hay algo muy intrigante en vos que no logro resolver. Parecés muy dedicado a hacer las cosas bien, pero siento que es porque querés huir del mal. ¿Estuviste haciendo mal uso de tus habilidades en secreto?
- ...
- Acaso... ¿Ya has matado?
- ...
La sangre se le heló a Miguel. Comenzaba a sospechar que su discípulo podía ocultar algo, pero no esperaba que llegara a tal extremo. El muchacho no era uno de los jóvenes que podia corregir. Estaba ante una persona que ya había tomado decisiones que sabía que lo cambiarían para siempre. Delante de él, ahora se lucía un asesino arrepentido. Una tormenta de pensamientos conflictivos hacían cortocircuito en su mente. ¿Debía tal vez combatir un asesino con otro? Iba en contra de sus principios, un Maji que ha usado sus poderes para el mal difícilmente podría ser de confianza.
- No estoy feliz con muchas cosas que he hecho. De niño, especialmente en el primario, compañeros me golpeaban, insultaban y perseguían a la salida. Yo comencé a descubrir mis poderes a los seis años y al poco tiempo comencé a darme cuenta de las cosas que podía hacer. Experimenté y me dejé llevar. Comencé a desear prender fuego a cada uno de esos chicos que me hacían sufrir tanto, pero me odiaba por contenerme. Mi "despertar" fue algo traumático, herí a una chica que quería mucho y me prometí no volver a hacerlo. Pero me he equivocado más veces y no se si he podido perdonarme.
- ... No es la primera vez que oigo algo así. Los humanos tenemos la posibilidad de crear hermosas cosas y experimentar los más maravillosos sentimientos, aunque también logramos atraer a la más tenebrosa oscuridad a través del sufrimiento. Decime: ¿Has visto algo como siluetas negras con ojos blancos?
- ¿Siluetas negras? Emm de hecho hace poco tuve un sueño en que intentaban algo así como atraparme, pero fue sólo eso.
- ¿Tuviste un encuentro cercano con varias y no te tomaron?
- ¿De qué mierda hablás, Miguel? Fue sólo un sueño te digo.
- Adriano, me pediste que te contara más sobre nuestros poderes y voy a tener que hacerlo. Esas "Siluetas" se alimentan de nuestras almas si se lo permitimos, pero a cambio nos pueden otorgar éstos poderes. Existen los Majis que han nacido con este don, como vos y yo, pero existen casos de personas que han sacrificado su alma por poder.
- ¿Sacrificar el alma por poder?
- El cuerpo, la mente y el alma forma un triángulo que nos define como individuos. Pueden entrenarse cada una por separado, pero en armonía pueden hacer que sobrepases tus propios límites. Esto no va sólo para los Majis. La raza humana es una criatura bastante sorprendente.
- ¿A qué te referís con no sólo para los Majis?
- Más adelante te iré explicando. Por ahora, es importante que sepas una cosa. Por más que hayas nacido con estos poderes, hay algo de lo que no podrás escapar: Hay una muy poderosa silueta en tu alma que constantemente te juega la pulseada y eventualmente, sin importar lo que hagas, te terminará consumiendo.
ESTÁS LEYENDO
Adriano
General FictionAdriano Fuzzeta es un periodista de poca monta que bebe para olvidar y fuma marihuana para controlar su especial cualidad: Manipular el fuego. Vive refugiado en sus vicios preguntándose si es el único en el mundo así hasta que un día, un jóven de Sa...