Y terminó la charla. Las llamas se extendían tristemente por Caminito, destruyendo parte de la historia porteña. Adriano levantó sus dos brazos y sin demasiado cargar energía, lanzó un rayo de fuego con un poder increíble que el Turco no vió venir y apenas pudo cubrirse. El impacto le causó muchísimo más daño del que esperaba y lo hizo retroceder, momento en el que el Gordo se acercó a gran velocidad y le dio un contundente gancho en la mejilla, tirándolo hacia un costado trastabillando. Lo tomaron por sorpresa y no le había gustado nada. Los subestimó a ambos. No contaba con el poder escondido de uno ni con la increíble sinergia que estaba teniendo el Hueco con el fantasma. Les lanzó dos bolas de fuego a ambos, pero ya lo habían visto antes y con facilidad las eludieron mientras al mismo tiempo se acercaban a él. Arrinconado contra la pared, Osman decidió cargar su energía nuevamente, lanzando a sus rivales hacia atrás y ganando espacio. Estaba jadeando, no era invencible y lo notaron. El Turco comenzó a generar otro pilar de llamas debajo de el Gordo para distraerlo mientras se dirigía al otro muchacho. Adriano notó la intención y lanzó otra inmensa llamarada, aunque esta vez fue previsible al revez. El Turco encendió sus dos manos y como si se lanzara a una pileta, comenzó a atravesar el fuego hasta llegar al origen. Tomó al muchacho de los dos brazos y mientras lo acercaba a él, le dio un tremendo rodillazo al mentón que lo lanzó varios metros para atrás. El Gordo ya estaba encima de él para cuando se dió cuenta y le acertó una patada en las costillas y luego le hizo palanca en el cuello y en el brazo. "¡¡AHORA, ADRI!!", le gritó, mientras su compañero se levantaba cargando los puños y se los arremetía con toda su furia al torso. Ambos notaron que un fuego comenzaba a gestarse debajo y saltaron para atrás a tiempo para eludir su ya vista técnica sorpresa. Luego de que se despejó el ataque, el Turco mostró un aura oscura inmensamente poderosa como la de Adriano.
- No sos el único acá que nació con una Sombra. Te voy a mostrar de lo que somos capaces - Dijo, mientras se elevaban del suelo en una especie de pedestal de fuego.
El humo comenzó a condensarse en forma de nube por encima de ellos y se fue volviendo más rojizo. Luego de unos segundos, comenzaron a caer bolas de fuego por todas partes. "¡¡Cuidado con los chicos!!", dijo, el Gordo, mientras se lanzaba encima de Javo para protegerlo y Adriano de Mora. Martín había aterrizado cerca de un techo y estaba cubierto por algunos escombros. Recibieron varios impactos muy poderosos y el Gordo apenas podía levantarse.
- ¡Pero qué buenos amigos que son! Al final mucho show y poco resultado, siguen todos vivos. Bueno, menos el viejito.
- Cerrá el culo, te voy a hacer mierda ahora mismo - Volvió a enfurecerse, Adriano, aunque había quedado herido en varios lugares por los impactos. Ya no se sentía con tanta fuerza.
Lentamente, volvieron ambos rivales al centro de la calle. El Turco levantó ambos brazos una vez más y comenzó y toda su inmensa aura se concentró en sus palmas, como si en éste ataque se terminase todo. Adriano no podía quedarse atrás en el duelo e imitó a su enemigo. Cargó todas sus energías y lanzó una inmensa llamarada ahora más carmesí a enfrentarse con la casi oscura de Osman. El impacto en el medio fue tan violento que lanzó volando a los sobrevivientes y los escombros completamente hacia los costados. Las paredes y los tejados ardían y las sirenas se oían ya más cercanas. Las llamas oscuras comenzaron lentamente a sobreponerse a las de Adriano, quien se debilitaba cada vez más. No estaba tan entrenado como el asesino y ya no le quedaba mucho, más allá de su ira. Comenzó a perder la fe, pero no podía dejar de luchar. Supongo que cualquiera lucha si tiene esperanza. No retrocedió y siguió buscando energía de todo su cuerpo. Las piernas le temblaban y comenzó a sentir esto como el final. El final... ¡CLARO! Cerró los ojos cuando el impacto del ataque rival parecía inminente y buscó dentro de su espíritu, como cuando sintió la muerte en su sueño.
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Adriano
General FictionAdriano Fuzzeta es un periodista de poca monta que bebe para olvidar y fuma marihuana para controlar su especial cualidad: Manipular el fuego. Vive refugiado en sus vicios preguntándose si es el único en el mundo así hasta que un día, un jóven de Sa...