XIV - ¿Quién es Adriano? - Parte 3

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 - ¿A qué te referís con consumirme? ¿Estás diciéndome que en serio tenemos alma? ¿Podemos obtener poder de ella? ¿Podemos vivir sin alma? - No comprendía, realmente, Adriano. Todo sonaba muy metafísico y él mismo no creía en nada de eso.

 - Sócrates solía decir que el conocimiento proviene del alma y no estaba enteramente equivocado. Existen partes de nuestro ser que la ciencia aún no puede explicar y provienen de allí. No sé exactamente cómo funciona, pero parece ser real. A mí se me fue transmitido de esa forma y eso explica bastantes cosas. A lo largo de diferentes reencarnaciones, si tus actos en vida benefician a tu entorno, tu alma se volverá más fuerte al renacer, otorgando mayor resonancia con tu cuerpo y la potencialidad de adquirir habilidades "paranormales". Sin embargo, con mayor luz de sabiduría también viene gran oscuridad. La paradoja del mortal se cierne en la dualidad de la existencia. El bien, el mal, la luz, la oscuridad. Todos tal vez conceptos muy binarios y exagerados de algo que los chinos llaman "balance". El ying y el yang representan la constante pujanza de esa luz y oscuridad y el balance que se genera en eso. La verdadera armonía no está en destruir al otro, sino en convivir juntos y complementarnos. Capaz me escuchás decir esto y pensás "¡Pero qué hippie!" y lo entiendo, pero es bastante cercano a la realidad. Todos tenemos una oscuridad y negarla, barrerla debajo de la alfombra sólo nos producirá una desconexión con nosotros mismos. A diferencia de lo que muchos te van a querer afirmar, el verdadero poder no viene de la fuerza bruta. La fuerza bruta es sólo dominar un lado del triángulo. Si sólo buscás la fuerza en tus músculos, vas a seguir fomentando un desbalance en tu ser.


Adriano se mantuvo en silencio unos instantes y Miguel no siguió hablando. Supo que había expuesto a demasiada información de golpe al muchacho, pero era necesario. Era hora que comprendiese que en el mundo al que se metía, las reglas eran distintas. Era hora de dejar ir lo que conocía. Durante 26 años de vida se había sentido único, pero ya no era así. Se había refugiado en las drogas y el alcohol con tal de no aprender a convivir con quien de verdad era. Creía estar en control de su vida. Tenía en su poder una rutina independiente de la cual aferrarse, pero ahora todo eso parecía lejano, irrelevante. Se vió, casi enajenado, convenciendo a sus amigos de ésta locura, huyendo de su pasado, avergonzado de su odio propio. ¿Era ayudar a otros el escape de no ayudarse a él mismo? ¿Por qué sólo se sentía vivo metiéndose en problemas? ¿Por qué seguía sintiéndose solo estando acompañado?

 - Adri, existe una forma rápida de entrar en comunión con tu alma y es meditando, pero con ayuda. No tengo forma real a corto plazo de entrenarte físicamente para combatir al Turco, pero puedo colaborar a que destrabes ciertos conocimientos que te ayuden a pelear. Puede ser muy traumático, ¿Qué decís? - Le propuso, Miguel.

 - ¿Un viaje místico a lo té de floripondio? No veo nada de malo- Replicó, con sarcasmo, Adriano.

 - Es una mezcla especial de mi propio maestro. Si no tenés voluntad de enfrentarte a vos mismo, sugiero que no lo hagamos. Pero, como vemos, nos estamos quedando sin tiempo y opciones. No te va a hacer alucinar, pero si poner en un profundo sueño por horas.

 - ¿Ho...Horas? ¿Vos estás seguro de lo que me estás diciendo? Toda la vida pensé que las cosas de chamán eran una boludez. ¿De qué hablás con comunión con el alma? Loco, tengo una respuesta y entonces me cambiás todas las preguntas.

 - ¿Estás listo?


Luego de que Adriano asintió con la cabeza, Miguel se levantó y se dirigió a preparar el té en la cocina. Luego de unos minutos, regresó con una taza en sus manos. El líquido dentro tenía un aspecto ordinario, marrón transparente pero con un intenso aroma cítrico. El muchacho hizo una mueca de duda con sus labios y el maestro lo reprobó con una mirada seria y profunda. Sabía que la cosa parecía seria. ¿Era tan así como decía el viejo? ¿Enfrentarse a sí mismo? ¿Horas de alucinaciones?

Sin mucho más preámbulo, Adriano tomó la taza y bebió su contenido. Miguel se sentó cruzado de piernas y cerró los ojos. "Hacé lo mismo. Cerrá los ojos y pensá", le indicó. Por unos minutos, sintió como si nada ocurriese. Intentaba visualizar cosas en su mente, pero no lograba darse cuenta hacia dónde debería ir. No se atrevió a mirar por minutos, confiando ciegamente en el proceso. Entonces, comenzó a sentir un intenso frío proviniendo de su trasero. No sabía si era un chiflete de la puerta o si de verdad estaba refrescando todavía más. La sensación no cesaba, por lo que abrió los ojos. Lanzó un grito ahogado cuando se dio cuenta que sólo había oscuridad a su alrededor. Ya no se encontraba en la habitación sino que todo era un infinito suelo cubierto por un sobrepiso de viscosidad negra. No había nada a su alrededor y tampoco podía moverse. Lo que parecían manos comenzaron a salir debajo de donde estaba sentado y comenzaron a tomarle las piernas lentamente. Adriano comenzó a transpirar, no esperaba un viaje tan real. Intentó zafarse pero una fuerza invisible lo atornillaba al suelo. Se hicieron escuchar cada vez más una suerte de susurros que no parecían provenir de ningún lado, pero se oían. No estaba solo. Se sentía como dentro de las fauces de alguna bestia gigante. Escuchaba latidos, pero no eran suyos. Unos puntos blancos comenzaron a brillar en medio de la oscuridad a la distancia. Rápidamente recordó las palabras de Miguel y el sueño que había tenido en el colectivo. Eran esas siluetas ¿Qué mierda eran? ¿Por qué se manifestaban dentro de su mente? ¿Tenía alguna forma real de defenderse de ellas? Antes de que pudiese responder esas presguntas, la helada sobre su cuerpo se extendió y las manos comenzaron a sumergirlo en a la sustancia. Mientras sentía como que la vida se le escapase en cada aliento desesperado, intentó recomponerse. ¿Y si esas siluetas no eran más que la propia representación de nuestra oscuridad? "Esas 'Siluetas' se alimentan de nuestras almas si se lo permitimos", "Los humanos tenemos la posibilidad de crear hermosas cosas y experimentar los más maravillosos sentimientos, aunque también logramos atraer a la más tenebrosa oscuridad a través del sufrimiento". ¿Era ésta acaso su propia oscuridad? Tal vez la palabra "comunión" no estaba tan equivocada. No resistió más y se dejó llevar por la oscuridad a las profundidades.

AdrianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora