El atardecer ya descendía sobre los techos de la Ciudad de Buenos Aires. Las chapas y el cemento relucían por última vez el reflejo tornasolado de otro primero de Julio en La Boca. Jorge y Lidia jugaban a los dados mientras el resto aguardaban el regreso de Adriano. Charlaron un rato, miraron unos videos por youtube en la computadora de Mora y se distendieron hablando de cosas sin demasiado sentido. Más allá de las circunstancias, todos habían logrado hacer un buen equipo y dejar sus diferencias de lado para sobrevivir. Se sentían cuidados por Miguel y Ricky. Creían que iban a poder zafar a tiempo y retomar sus vidas luego de que todo ésto pase. No se detenían a pensar cómo. Tampoco habían tenido mucho tiempo. Cambiaron por completo en apenas más de una semana. Mora sabía ya que ellos se habían reunido para poder tener una chance de sacarle de encima al "Turco". Las horas pasaron y finalmente, el Gordo Matías hizo su necesitada pregunta:
- Y... Algunas vez... ¿Poseiste a una mujer?
- Si, varias veces, no hay diferencia. El chiste pasó al toque de probarlo una vez - Confesó, Ricky.
- Y si podés poseer a cualquiera, ¿Por qué no el presidente? ¿Por qué no abogados? - Insistió.
- Porque puedo poseer gente que no esté contaminada por Siluetas. Esos tipos son maldad pura, no puedo casi acercarme.
- Bueno, bueno. ¿Terminaron con la cháchara? Adriano ya se fue por horas y bastante ya estuvimos boludeando. ¿Qué les parece entrenar un poco más?
Un golpe se pudo oír desde la entrada, aunque ésta vez más seco que con el último intruso. Miguel y Ricky cruzaron miradas y enseguida se acercaron a la puerta del salón. El viejo se situó a un costado y aconsejó al resto que se apartaran mientras el fantasma descendía a investigar. Se escucharon unos estruendos y el piso tembló un poco. Ricky atravesó físicamente la puerta gritando "Salgan de ac...", pero no llegó a terminar que una explosión voló en pedazos la entrada, lanzando a Ricky a través de las paredes y a Miguel al suelo luego de ser impactado por un escombro. De entre las llamas, el "Turco" apareció caminando vistiendo un sobretodo negro, con la mirada seria mientras lucía su morena pelada. El instante fue eterno pero suficiente, tendidos en el suelo pero intentando levantarse rápidamente se encontraban los jóvenes mientras que el viejo no parecía responder. Allí estaban el Gordo, Javier, Martin y Mora. Solos contra el turco. Cruzaron miradas con él y Nico sabía que le había llegado el fin.
- Vos, rata de mierda. ¿Pensaste que ibas a saber de nosotros y escaparte?
- ¡Quien mierda sos vos, la puta que te parió, que no se ni cómo te llamas! - Respondió, Mora, completamente preso del fervor.
- Somos... Varios contra uno... No podés ganar... ¿No? - Intentó hablar, Martín.
- Los voy a hacer mierda a todos - Sentenció, el Turco.
- ¡¡Agarren las mochilas, pajeros!! - Ordenó, Javier, mientras las tomaban desde los rincones del salón.
Mora estaba recogiendo la suya cuando notó que estaba a punto de recibir una bola de fuego inmensa que su enemigo estaba cargando. Luego de ser lanzada, la esquivó rodando por el suelo sin pensar demasiado y la misma impactó contra una de las paredes, destruyéndola casi por completo mientras dejaba al descubierto los tejados boquenses. El Turco arremetió contra Martín a toda velocidad saliendo de entre las llamas. Intentó darle un golpe con el brazo derecho en medio de la mandíbula, pero él ya había entrenado en artes marciales. El gancho diestro pasó volando por encima, luego el izquierdo por un costado y finalmente también una patada. Asombrado por su velocidad, el Turco se frustró y comenzó a cargar su energía, generando fuego y comprometiendo todo a su alrededor. Martín pudo esquivarlo saltando hacía un lado, casi instintivamente, pero no fue suficiente. Al notar su respuesta, el villano lanzó una feroz patada de giro con su pierna izquierda que lanzó al joven por los aires, impactando finalmente en parte del muro derrumbado. El resto se quedó mirando, atónitos, todavía cayendo de lo que siquiera estaba ocurriendo. Javo, luego de unos segundos, fue consciente de que apenas había sobrevivido su amigo y se lanzó con todo su enorme esplendor sobre el Turco mientras cargaba energía para rematarlo. Lo arremetió con el hombro derecho y lo tumbó al piso, dejándolo algo desconcertado ya que no esperaba ninguna resistencia. Viéndolo tirado y observando a su alrededor, Javo supo que no había forma de ganarle allí. "¡¡Rajemos por el buraco, la puta madre, que nos va a calcinar a todos!!", vociferó, mientras el Gordo levantaba a su amigo y escapaban por el agujero en la pared recientemente creado por el enemigo. El Turco estiró la mirada hacia la salida que había abierto y rápidamente recordó que estaba buscando a Mora, por lo que saltó sobre las chapas y se dispuso a perseguirlos. "Rápido, nos va a alcanzar", previno, Javo, mientras escapaban por Rocha y luego Garibaldi. "Eu, rajemos acá por Caminito, que seguro no nos van a hacer tan mier...", pero no llegó a decirlo que una bola de fuego sobrevolaba la cabeza del Gordo por la izquierda y los obligó a doblar por la derecha en dirección de aquel lugar. "Mamá, Papá, rajen para un lugar seguro que después los encontramos", le dijo, Mora a sus padres, que se perdieron por la noche. Junto a Matías se fueron por la izquierda pero Martín y Javier saltaron otra pared y se refugiaron también. No estaban seguros de que el Turco los hubiera seguido hasta "Caminito", por lo que se quedaron en silencio aguardando a que pasara. Sabían que no tenían oportunidad ante él y que tampoco ya contaban con ayuda paranormal. Miguel se había quedado atrás, Ricky no poseía habilidades y el resto apenas habían tenido un par de días de entrenamiento.
- Che, Javo ¿Ahora qué hacemos? - Desesperó, Martín, mientras junto a Javier se refugiaban detrás de una pared que saltaron.
- ¿Tenés la mochila?
- Si, pero ¿Qué mierda hay con eso?
- Vos dejame a mí - Expresó, corajudo, el Javo.
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Adriano
General FictionAdriano Fuzzeta es un periodista de poca monta que bebe para olvidar y fuma marihuana para controlar su especial cualidad: Manipular el fuego. Vive refugiado en sus vicios preguntándose si es el único en el mundo así hasta que un día, un jóven de Sa...