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—¿Está seguro que vamos por el camino correcto, hyung?

—¡Ah! Tú en verdad confías mucho en mi sentido de orientación, ¿cierto? —reprocho divertido por la insistencia constante del pequeño azabache; levantando sus manos entrelazadas dejando un dulce beso sobre los nudillos del menor, volviendo su atención al volante segundos después.

—Hyung es que este no es el camino hacia Daegu o Busan y ya salimos de Seúl hace rato... ¿A dónde vamos, hyung? —se excusó con un puchero en el rostro, apretando el agarre en su mano queriendo llamar la atención del mayor.

—Es una sorpresa cariño ya estamos llegando, mira por la ventanilla del auto —indico, dirigiéndole una fugaz mirada a su pequeño novio.

Con frecuencia se pregunta qué sería de su vida sin esa tierna criatura alegrando sus días; quería dárselo todo, el mundo, momentos de felicidad inagotables e incluso ser su apoyo cuando la tristeza tocase su corazón; haría lo que fuera por él, por qué no vivía para nada más que no sea su pequeño ojos de Bambi.

—¡Oh! Pero qué bonito, hyung —menciona Jungkook, contemplando la hermosa imagen que se dibujaba ante sus ojos.

—Sabía que te gustaría, de niño solía pasar mis días aquí... este es mi lugar especial y ahora que estamos juntos será el nuestro.

—Nuestro... —reitero en un susurro con una sonrisa iluminando su rostro, sintiéndose especial; aunque más que el lugar, más qué el día, era la compañía lo que disfrutaba, el tenerlo cerca y sentirse seguro a su lado. Su corazón palpito rebosante de alegría ante esa conclusión, después de todo era un omega disfrutando del dulce amor que le profesaba su alfa, la felicidad era infinita; en estos momentos no importaba ni siquiera la oposición familiar, solo ellos dos.

—Así es cariño, nuestro —sonrió, deteniendo el auto —Pero el mar no es todo lo que quiero mostrarte hay algo más. 



[...]

Por alguna extraña razón su mente divago en el extraño sueño de esa mañana, en aquel joven que siempre le hablaba con tanto cariño y le trataba de manera tan bonita, lástima que nunca conseguía recordar su rostro; Jungkook esta seguro que tal personaje ficticio debería ser sumamente apuesto.

Volviendo en sí, paseo la mirada de un extremo a otro, percatándose ahora que llevaba casi veinte minutos tratando de hallar su salón de clases; hecho que le llevó a admitir en silencio que para ser su primer día en la universidad no lo estaba iniciando muy bien que digamos.

En medio de la confusión sus ojos se posaron en una pareja que se hallaba a poca distancia de él, el más bajo de ellos daba la impresión de encontrarse enojado, lo dedujo por sus movimientos y las cejas fruncidas que mostraba, mientras el de mayor estatura trataba de no romper en carcajadas; embelesado por la notoria belleza de este último se permitió contemplarlo a detalle, era alto de cabellos castaños, piel en un tono acanelado y unos bonitos ojos, por su aspecto podía deducir que era un alfa; aunque lo más resaltante en él fue esa singular sonrisa cuadrada que pudo ver cuando este sujeto de las mejillas al más bajo.

—Qué guapo es... —susurró por lo bajo, sintiendo sin explicación alguna como una corriente eléctrica recorría toda su columna vertebral al cruzar miradas con el muchacho de cabellos castaños, su rostro ardió en vergüenza al verse descubierto y rápidamente desvío su vista hacia otro punto del lugar.

¡Alfa!

Grita su instinto omega en respuesta, aunque Jungkook no le da mucha importancia a lo sucedido, riendo por lo bajo, notando recién que aquello sirvió como medio para olvidar de manera momentánea el curioso sueño de esa mañana.

Lazos Divididos | TaeKook |【OMEGAVERSE】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora