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El timbre se escuchó en todo el lugar, sin embargo Jungkook hizo caso omiso a este. Aún no era hora para que su invitado llegara y no esperaba a nadie más por lo que decidió continuar seleccionando la ropa que metería a la lavadora, esperaba no volver a cometer el error de la vez anterior cuando una prenda roja se infiltró entre sus playeras blancas pintandolas con un tono rosa, vaya error, ahora solo podría usarlas en casa pues las había echado a perder, debía concentrarse y el hecho de que ahora están golpeando su puerta con una insistencia exasperante no ayudaba.

Cansado, frustrado y resignado, decidió ir a ver de quien se trataba, aunque ahora que lo pensaba podría ser la anciana que vivía al lado buscando a su gato nuevamente, vaya felino escurridizo y travieso que vive colándose en su departamento.

Abrió la puerta topándose con un hombre alto de facciones toscas que traía el ceño levemente fruncido. Quizá no fue buena idea haberle hecho esperar.

—¿Jeon Jungkook? —preguntó el desconocido. El nombrado solo asintió —Adelante —ordenó el extraño haciéndose ligeramente a un costado dejando ver a varios jóvenes que traían algo entre sus brazos, estos comenzaron a ingresar sin siquiera pedir permiso —Necesito que firme aquí —indicó. El azabache solo obedeció sin entender todavía lo que sucedía en esos instantes.

Minutos después los hombres se retiraron del lugar dejando tras suyo el departamento colmado de flores. Jungkook sonrió negando con la cabeza mientras leía la pequeña tarjeta que traía uno de los arreglos; solo Taehyung era capaz de hacer semejante locura, y es que las flores ocupaban por completo su pequeña sala de estar y parte de la cocina, con decir que habían flores encima del refrigerador, el microondas e incluso sobre la estufa.

El omega salió de su ensoñación cuando escucho el timbre sonar nuevamente, al cual obedeció a la primera llamada creyendo que sería otra vez aquel hombre de presencia intimidante, probablemente había olvidado entregarle algo, aunque siendo sinceros el lugar ya no tenía espacio para más flores.

Su corazón dio un salto de emoción contagiado de nerviosismo viendo quien era esta vez, sus pulmones rápidamente llenándose del embriagador aroma alfa que poseía Taehyung, y pese a las enormes ganas de querer lanzarse a los brazos ajenos solo se limitó a mirarlo en silencio, serio.

—Hola —saludo con su característica sonrisa, igual de nervioso que el contrario. Jungkook frunció las cejas, haciéndose a un lado para que entrara —¿Estás enojado? —pregunto luego que el menor cerrara la puerta y le dirigiera una mirada de pocos amigos.

—¿Tú que crees? —soltó con enojo —Me abandonas en pleno evento, te desapareces por días —reprocho, las yemas de sus dedos cosquilleando por coger esos bonitos arreglos y lanzarlos contra el mayor —Abarrotas mi departamento con flores, llegas como si nada y preguntas si estoy enojado —anzo uno de los arreglos contra Taehyung al no poder controlar más su ira.

Por primera vez en su vida Taehyung agradeció el contar con estupendos reflejos al lograr esquivar dicho objeto ocultándose detrás de un mueble, después hablaría con su novio sobre la alternativa de asistir a un psicólogo para tratar sus problemas de ira, hoy centraría su atención a lo que vino.

—Bebé puedo explicarlo —hablo sacando levemente la cabeza, volviéndose a ocultar de inmediato cuando algo se estrelló cerca de él, mirando con pena las bellas rosas azules desparramadas por el piso.

—Lo harás y será mejor que inicies —se cruzó de brazos sentándose en el sofá.

Taehyung exhalo sonoramente saliendo de su escondite, ganándose un gruñido de Jungkook cuando trato de acercarse, frustrado tomó asiento en el mueble disponible frente al menor.

Lazos Divididos | TaeKook |【OMEGAVERSE】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora