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Fueron exactamente cuarenta minutos los que contó Taehyung desde la última vez que Jungkook y él se dirigieron la palabra, el ambiente dentro del auto era incómodo, la tensión palpable, y es que ni siquiera se hablaron cuando se detuvieron en la farmacia por los supresores, ahora intentaba centrar su atención en el volante pero su cabeza continuaba preguntándose qué le sucedía al obstinado omega que tenía a lado.

Mientras tanto la mente de Jungkook divagaba entorno a una sola idea, ¿hilo rojo?, ¿destino? No, él no creía en tales cosas, uno no nacía con un destino, uno forjaba su propio camino y esto se aplicaba incluso en el ámbito sentimental, ahora el hilo rojo invisible, primeramente ¿cómo carajos saben que es rojo, si es invisible?, era un cuento sin coherencia ni sustento propagado por la gente, nada más. Bien, hasta ahí todo perfecto, todo hermoso, pero, y siempre existe un pero, su instinto por razones que aún no concretaba insistía en comportarse raro cerca de Taehyung, un dato curioso es que nunca le había sucedido antes ni con su padre, ni con los pocos alfas que tuvo que tratar brevemente en sus dieciocho años de vida, y es ahí donde nacía la incógnita que no le dejaba en paz, ¿por qué Taehyung provocaba todo eso en él?

Cansado y resignado suspiro pesadamente mirando a Taehyung, quien lo veía de soslayo, sintiéndose cohibido desvió la vista hacia el cristal buscando entretenerse con el camino.

—¿Kookie estas bien? —Taehyung finalmente decidió romper el incómodo silencio. Jungkook frunció las cejas ante el diminutivo, ¿por qué Taehyung lo llamaba así?

—No me llames así, solo las personas cercanas a mi lo hacen, nosotros no tenemos esa clase de confianza —hizo un puchero, cruzándose de brazos. Taehyung rió por lo bajo, el azabache lucia como un niño en pleno berrinche.

—¿Confianza? Hemos dormido juntos yo creo que ya tenemos suficiente confianza —levanto las cejas sugestivamente, provocando que Jungkook se sonrojara.

—Eso fue porque te aprovechaste de la situación, ¡idiota! —reclamo, mirando directamente al castaño.

— No me aproveche! Además no creas que disfrute dormir contigo, ¡tú pateas! — mintió.

—¡Yo no pateo! ¡Mentiroso!

—Sí lo haces.

—Si yo pateo entonces tú babeas —contraataco, buscando avergonzar al alfa, pero fallo.

—¿Ahora quién es el mentiroso? Yo no babeo —aseguro burlón.

—No puedes saberlo estabas dormido.

—Lo sé porque no dormí solo me acosté a tu lado por el cansancio, pero no pude conciliar el sueño.

Sus recuerdos vagaron en la noche pasada donde más que nunca necesito de su autodominio para no terminar cediendo ante su instinto que exigía marcar y reclamar al omega como suyo, ya que a pesar de los supresores él aún conseguía percibir el olor del azabache, incitándolo a poseerlo, es por eso que apenas logro dormir tres horas.

Jungkook era su destinado, tuvo toda la noche para meditar a detalle los puntos que le llevaron a aquella conclusión, y ese fue el motivo principal para mantenerse controlado; quería hacer bien las cosas y tomarlo sin su consentimiento no era buena idea.

Condujo un tramo más, continuando con esa discusión sin sentido, que en vez de enojarlo le divertía; para cuando llegaron, Jungkook se despidió agradeciendo con una venia, aunque su semblante denotaba enojo, él solo se limitó a sonreír ampliamente viéndolo perderse por el estacionamiento.



[...]

Yoongi amaba dormir, no importaba las circunstancias, mientras fuera un lugar decentemente cómodo entonces el obedecería al llamado de Morfeo. No es sorpresa entonces que en estos momentos se encuentre bajo la sombra de un árbol durmiendo plácidamente, y seguramente hubiese seguido así de no ser por un curioso ruido que llego a sus oídos.

Lazos Divididos | TaeKook |【OMEGAVERSE】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora