Jarabi (#1 Mc Reyes Demonios)

Capítulo 4

Capitulo Editado

Killian

Hace una semana que no sabemos nada de Asink, hace una semana que no veo a Arlette y me frustra mucho porque quiero sentir sus besos. Miro que se me acerca Dora, un culo sucio siempre quiere mi parche. Pero yo tengo a una sola en mente, no cambiaré de opinión porque ella es mi bella, mi princesa.

—Hola, guapo —dice y ni siquiera la miro.

—Hola —le saludo mientras sigo tomando mi cerveza.

— ¿Hacemos algo divertido? —susurra en mi oído.

—No, ya tengo a mi mujer y no quiero verte —le respondo mientras me alejo de ella; me mira indignada.

—Eres un idiota —insulta, se va y busca a otra persona con quien joder. Me paro de la silla, me voy hacia los chicos, me hacen un lugar en la mesa.

— ¿Qué te pasa, prez? —pregunta mi nuevo sargento de armas.

—Quiero ver a mi chica —le respondo.

— ¿Por qué no te vas a verle ahora? —sugiere.

—Eso haré ahora mismo —les manifiesto mientras me levanto. Me doy vuelta dirigiéndome decidido para ir a verle a mi Bella, pero me tropiezo con alguien. Alzo la mirada, es mi Bella.

—Hola —me saluda tímida.

—Hola, Bella, ¿qué haces por acá? —le pregunto confundido.

—Acompaño a mi amiga que vino de visita, quiso venir al bar —contesta sonriendo.

— ¿Cómo se llama tu amiga? —pregunto interesado.

—Se llama Megan. Mira, allí está hablando con uno de tus muchachos —me muestra y me doy la vuelta. Megan hablando con Roco. Vuelvo a mirar hacia Arlette y ella se encoje de hombros.

—Ella es así —dice meneando la cabeza.

—Qué tal estás, Bella. Hace una semana que no te veía —le digo.

—Estoy muy ocupada por el trabajo y la facultad —contestó.

— ¿Quieres sentarte un rato? Tu amiga creo que se va a quedar mucho tiempo —le invito mientras le hago una seña para que mire a su amiga. Se da la vuelta y la ve que está besándose con Roco. Suspira.

—Sí, me quiero sentar, por favor —suplica mientras empezamos a caminar a una de las mesas del club.

— ¿Quieres algo para tomar? —le consulto.

—Solo agua, por favor —dice.

—Espérame aquí, no te levantes —le indico.

—No lo haré —me afirma.

—Está bien, vengo enseguida —le aclaro mientras me dirijo a la mesa para comprar una bebida. Miro a Arlette, me quedo tranquilo sabiendo que sigue sentada. Llego a la barra, enseguida me atiende.

— ¿Qué quiere, prez —me pregunta.

—Una cerveza y un agua —respondo enseguida y me las trae. Me doy otra vez la vuelta, miro si Arlette sigue allí. Un ruido me llama la atención, me concentro en la puerta que se está abriendo. Miro los chalecos, son los Ángeles Kings. Miro a Arlette, me desespero, van hacia ella y se sientan con ella. Enseguida reacciono por la mirada incómoda que tiene y me acerco hasta ella.

— ¿Qué pasa acá, Diablo? ¿No sabes respetar a la chica de otro? —le reclamo mientras dejo las bebidas en la mesa.

— ¿Es tu chica, Jarabi? No veo su chaleco de vieja dama; mientras que no lo tenga, no es tuya —replica con su sonrisa maliciosa. Arlette se levanta del asiento, se pone detrás de mí.

—Tengo miedo, Killian; él es el hombre que me atacó la otra noche —susurra en mi oído y me tenso cuando señala al hombre que está al lado de Diablo.

—Uno de tus hombres hizo daño a mi chica, Diablo, ¿qué te dice eso? —le encaro mientras él se pone rígido.

— ¿Quién le hizo daño? Yo mismo lo mato, tiene que respetar a mi futura mujer —dice mientras yo me tenso por lo que dijo.

— ¿Tu mujer? Es mía, Diablo, no te acercarás por nada del mundo a ella —le enfatizo.

—Eso lo veremos. Ahora, dime, princesa, quién fue —le pregunta acercándose a ella, pero ella se esconde otra vez en mi espalda.

—Déjala en paz, yo me encargare de él, Diablo —le digo mientras él se aleja porque ve que Bella tiene miedo. Sale con sus hombres por la puerta.

—Killian, tengo miedo de lo que va a pasar —me comenta desesperada mientras que pone su mano en su cara; se la aparto y miro sus ojos llorosos.

—No pasará nada, Bella, yo te protejo siempre, no dejaré que te pase algo —le animo secando las lágrimas que tiene en sus ojos.

—Me quiero ir a casa —me dice.

—Te llevo, pequeña —le ofrezco y ella asiente. Le tomo de la mano.

—Te daré una oportunidad, Killian —me manifiesta decidida.

—Me haces el hombre más feliz del mundo cuando escucho eso —le expreso mientras me acerco a ella y beso sus hermosos labios.