Una Mamá para mi Bebe (#3 Saga Bebé)

Sin arrepentimientos #30

Capítulo Final:

Desmont:

Los labios de Abigail están secos y son fríos, pero lleno de sentimientos, es como si me compartiera uno de ellos y siento todo el dolor impregnado en mi corazón.

Ella se aparta de mí y mis pulgares acarician sus mejillas, limpiando las lágrimas en ellas.

Una bella sonrisa se desliza por sus labios.

—Lo lamento. — Pronuncia con voz débil. —Pero realmente quise besarte, quise hacerlo, Desmont.

Trago saliva viendo sus ojos y la acerco a mí, un leve gemido sale de su garganta antes de chocar nuestros labios.

Es suave y otra vez la tristeza me invade mientras lo hacemos, siento el dolor y las lágrimas de Abigail deslizarse por sus mejillas.

Mi pequeño roce de labios dura todo lo que necesita, no ella, sino yo, nos besamos como solíamos hacerlo y todos los recuerdos vienen en ese momento.

¿Por qué?

¿Por qué recuerdo esto justo ahora?

Cuando rompo el beso, me recuesto a su lado y dejo que la cabeza de Abigail se apoye en mi pecho.

—Te amo, Desmont..

Acaricio su cabello y cierro los ojos por un momento.

—Tu siempre serás el amor de mi vida. —Mis ojos arden y su voz se siente cada vez más débil. —Tú y Sofie siempre serán el amor de mi vida, siempre serán lo más importante para mí.

—Abigail..

—Porfavor cuida a mi niña, Desmont.

—Basta por favor.

—Por favor..

Me cuesta tragar. —Lo prometo.—Pronuncio sintiendo las lágrimas deslizarse por mi rostro. — Prometo que cuidare a Sofie por los dos, lo prometo, Abbie...

Ríe por lo bajo.

—Hace tiempo que no me llamabas así.

Mi pecho sube y baja.

—No desde que empezamos a pelear.

—Lo lamento.

Ella niega despacio.

—Estos últimos han sido los mejores meses de mi vida. —Me dice. —Gracias a ti, gracias a Sofie y .. —Alarga las palabras. —Gracias a ella.

—Abbie.

—Sin arrepentimientos, Desmont.

La habitación se torna en silencio y solo escucho sus respiraciones, no quiero soltarla, no quiero hacerlo, pero entonces las alarmas se me prenden como el ultimo martes.

Igual a la última vez que estuve a punto de perderla.

—Abigail..

Ella no me responde y mi corazón se hunde, me inclino para tomarla en brazos y moverla.

—Vamos, nena, aun no es tiempo. —Logro decir. — Aun no Abigail, ni de coña.. aún no.

No sé de dónde me sale la voz, pero lo hace, grito lo más fuerte que puedo en busca de ayuda.

—¡Un doctor, por favor!. —Grito a todo pulmón. —¡Por favor, un médico!

Las enfermeras me atienden de inmediato, me apartan de ella y comienzan a reanimarla mientras mis ojos se mantienen fijos en su cuerpo inerte.