Jamás seras suficiente #15

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Aurora:

—Lo lamento. —El rostro de Desmont me muestra una disculpa. 

—Está bien.. —Respondo y observo a Anabelle Laurent, ella no ha quitado la vista de mi rostro desde que Desmont le pidió unos minutos conmigo. —Sera otro día.

—Desmont. —Dice ella con la intención de llamar su atención.

Lo observo tragar con molestia y dándome una última mirada se acerca a ella, le pide que lo acompañe a su oficina y ya que Dorothea le menciono que Sofie sigue dormida, Anabelle acepta y lo sigue, no antes de darme una última mirada.

Nunca había estado en una situación tan incómoda.

Juntan la puerta y subo las escaleras para dirigirme al cuarto de Sofie, la puerta está casi junta como siempre, pero los llantos de bebé de adentro llaman mi atención, entro al dormitorio y encuentro a Sofie despierta, sonrio y la cargo en mis brazos.

—¿Te cansaste de dormir?. —Pregunto y a su vez, Sofie bosteza muy adorable. —Alguien ha venido a visitarte.

Todavía está sobándose los ojitos cuando bajamos las escaleras, llevo al pequeño ángel a la oficina de su papá y me detengo al escuchar a Anabelle Laurent.

—Es increíble que superaras a mi Abigail tan rápido, Desmont. — Le reprocha.

Me acerco y logro ver por la puerta entreabierta, pero solo veo la espalda de Anabelle.

—Anabelle..

—Si mi hija estuviera..

—Ella ya no está aquí. —Le interrumpe Desmont con tanta fuerza en su voz que mi cuerpo se sobresalta.

Silencio..

—¡Ella ya no está aquí, Anabelle!. — Repite. —¡Ella me dejo y ..!

—No fue su culpa, Desmont, no fue..

—Si ella me lo hubiera dicho antes, yo no.. —Se detiene y otra vez hay silencio, cuando vuelve hablar se escucha más serio. —No tienes nada que reprocharme.

—¿No? Estamos hablando de mi nieta, Desmont, quien escojas como su madre..

¿Cómo su madre?

—Solo estoy pensando en Sofie y no creo que debas elegir a una niñera como... —No se atreve a decirlo y no lo necesita, lo he entendido perfectamente para que me afecte. —No voy a permitir que una niñera remplace a Abigail.

—Nadie va a remplazar a Abigail. —.Pronuncia y aunque estoy de acuerdo, lo que sigue me afecta.—Mucho menos Aurora.

Sus palabras se clavan como un puñal en mi pecho, mi corazón se aprieta y siento el dolor en mis ojos.

Trago saliva mientras me quedo en silencio igual que ellos dos detrás de la puerta, estoy perdida con sus palabras repitiéndose en mi cabeza hasta que Sofie balbucea y Anabelle me ve en la puerta.

Sus ojos muestran molestia por haber escuchado su conversación, pero enseguida se calman cuando ve a Sofie en mis brazos, camina hacia mí y aparta a Sofie de mis brazos.

—Hola, cielo.. —Le dice con una sonrisa. —Te eche de menos.

— Da-Da. —La escucho balbucear.

Mis ojos están en Desmont y los suyos en los míos, me observa con culpa o al menos eso veo en sus ojos, tiemblan y al pasar la saliva me demuestra lo tenso que esta.

Se ha dado cuenta que lo escuchado todo, pero aun así, no se atreve a decirme nada.












(*)










—¿Te acuestas con mi yerno?.

No es una pregunta que se suelen hacer en un tema de conversación, pero con Anabelle Laurent, no es algo que esperaba que fuera lo primero que me dijera después de haberse quedado callada en la habitación con Sofie y conmigo desde hace quince minutos.

Una sonrisa crece en sus labios cuando la veo con los ojos completamente abiertos.

—Ese es un sí, ya veo.

Cargo a Sofie en mis brazos y la levanto del suelo, ignorando su comentario me vuelvo a la bebé.

—Ya es hora de tu cena, pequeño ángel.

Me dirijo hacia la puerta, pero antes de salir, ella me detiene del brazo.

—¿No te han enseñado modales?. —Me dice apretando la mano en agarre. —¿Tus padres no te han dicho que debes responder cuando tus mayores te hablan, señorita?

—Me ha ofendido, señora Laurent. —Pronuncio mirándola. —Créame que lo último que quiere escuchar de mi es una respuesta.

Me observa ofendida y otra sonrisa de burla cruza sus labios, aprovecho su desconcierto para apartar mi brazo de su agarre, sin embargo ella vuelve a sujetarme.

—No sé lo que tramas, muchachita, pero déjame decirte una cosa. — Su agarre aprieta mi brazo. —Mi hija lo era todo para Desmont y tú...

Su mirada me recorre el cuerpo.

Sus ojos regresan a los míos.—Tú jamás serás suficiente.

Sus palabras me lastiman, antes de que pueda exigirle que me suelte una segunda vez, esta vez ella lo hace, sale de la habitación dejándome con la palabra en la boca.

"Jamás serás suficiente"

Me duele porque dentro de mí, sé que es verdad.

Después de todo..

¿Qué puede esperar Desmont de mi?

¿Qué hombre puede esperar algo de una mujer que no puede tener hijos?



Una Mamá para mi Bebe (#3 Saga Bebé)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora