Epílogo

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Aurora:

Abigail Laurent James murió un domingo de enero.

No vi a Desmont en el funeral, no más que en ese solo momento y fui directamente a ocuparme de Sofie, cargue al pequeño ángel y estuve pendiente durante toda la ceremonia, incluso después de ella, me sorprendió que Anabelle Laurent me permitiera cuidarla y llevármela conmigo a casa de Desmont.

Pasado la noche, me ocupe de Sofie hasta hacerla dormir y cuando la recosté en su cama, fui en busca de su padre.

Al entrar a su oficina lo encuentro sentado sobre la silla de su escrito, tiene la mirada en el techo y ni siquiera se ha dado cuenta de mi presencia.

Mi garganta se aprieta y hago un esfuerzo para tragar, avanzo un paso y mis pies chocan contra algo en el suelo, al bajar la mirada noto que es una botella.

Ha estado bebiendo..

Regreso mi mirada a Desmont, carraspeo y me acerco a él.

—Desmont..

Enseguida sus ojos me ven, los míos recorren su escritorio lleno de vasos de licor.

Siento dolor en todo el cuerpo, pero más en los ojos.

—¿Qué haces aquí solo?

—Demasiado ruido.— Murmura.

—Desmont..

—Habia demasiado ruido allá, necesitaba paz.. Además, Abigail prefería el silencio.— Bebe un trago del vaso de licor y levanta los ojos a los míos.—¿Qué se supone que debo hacer ahora?

Trago el dolor de mi garganta.— No es algo que yo pueda contestar.

Tras un corto silencio, Desmont se levanta de la silla, deja el vaso ahora vació en su escritorio y se acerca a mí.

Quiero huir, quiero retroceder, pero aun así me quedo mientras la sombra de su peso vuelve oscuro mi espacio, respira agitado y llega frente a mí, recuesta su frente sobre la mía y niega despacio.

—¿Qué se supone que debo hacer ahora, Aurora? .— Su voz suena rasposa y cargada de dolor, mis ojos se llenan de lágrimas.

—Desmont..

Duele.. Realmente duele mucho.

Subo mis manos a su rostro y lo aparto de mi despacio, cuando nuestros ojos se encuentran otra vez logro ver las lágrimas cayéndose por sus mejillas.

El corazón se me aprieta y mis pulgares se deslizan hasta las esquinas de sus ojos.

—Ojala pudiera hacer que duela menos.—Susurro.

El vuelve a apretar los parpados, mueve la cabeza y acerca mi mano a sus labios, besa suavemente y abre los ojos otra vez.

Entonces no hay más palabras, el desliza los dedos hasta sostener mi muñeca y me atrae hacia él, su beso es suave y cálido, pidiéndome no a fuerzas físicamente corresponderle, sino al trasmitirme sus emociones, las manos de Desmont son tan débiles al sostenerme, que podría apartarme de el con facilidad, pronto me doy cuenta que soy yo quien no quiere hacerlo, entonces solo le correspondo de la misma intensidad, despacio y suave.

Poco a poco siento sus manos tomar fuerzas y cuando gime en mi boca,  nuestro beso se incrementa y lo próximo que siento son mis piernas alrededor de su cadera y mis brazos en su cuello mientras Desmont me lleva consigo a la habitación.

Hacemos el amor varias veces en toda la noche.

Despacio y sin intensión de ir más allá.

Sin embargo, después de esa maravillosa noche, al despertar en la mañana, soy yo quien lo deja solo.












Una Mamá para mi Bebe (#3 Saga Bebé)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora