10.Correr el riesgo

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Anya

Cuando desperté, sentí unos brazos en mi vientre abrazándome. Al darme la vuelta, encontré a Tobías profundamente dormido. Le acaricié su hermoso cabello cobrizo, parecía un bebé. Me pregunto por qué no ha salido corriendo después de conocer todo mi espantoso pasado, después de todo lo que le conté anoche. Al cabo de un rato, me levanté de la cama sin despertarlo, vi la hora en el reloj digital de mi mesita de noche; eran las 11:30 pm. ¡Mierda! Faltaba media hora para que mi turno comenzara, Rodney me mataría. Corrí directamente al baño, me cepillé los dientes y me compuse el cabello. Mientras me cepillaba, Tobías apareció en el umbral observándome, con una sonrisa.

—¿De qué te ríes, machote? —bromeó, terminando de arreglarme.

—De ti, fiera. Ven, volvamos a la cama —me dijo, abrazándome por la espalda, tomándome la cintura y besándome el cuello.

—Tentadora tu propuesta, pero voy tarde al trabajo. Si no llego en menos de treinta minutos, automáticamente me quedaré sin trabajo por tu culpa —dije mientras me daba la vuelta para encararlo. Sus ojos estaban somnolientos, su cabello estaba revuelto por la almohada, sus músculos estaban relajados y su mirada me hacía estremecer.

—¿Así que es mi culpa? Veamos si puedo compensarlo —se separó de mí, sacó su teléfono y marco un número. No apartaba su vista de la mía.

—Hey... Rodney, ¿tienes más vacantes? —pregunta al otro lado de la línea. Estoy sorprendida—. De lo que sea, no importa... bien, puedo con eso... a las 12:00 entonces... no llegaré tarde. Bien, adiós —colgó. No podía creerlo, buscó empleo por mí, y eso que es un niñato ricachón y mimado.

—Listo, solucionado. Ahora los dos vamos tarde —dijo gracioso; me quedo sin palabras. Terminamos de arreglarnos y bajamos las escaleras. Lucy debía estar durmiendo en su habitación, mientras que Nicolás estaba estudiando para sus parciales. Cuando su mirada se cruzó con la mía y después se posó sobre Tobías, se tornó rojo de la furia. Rápidamente se puso de pie, se acercó a nosotros invadiendo nuestro espacio personal.

—¡¿Se puede saber qué diablos esta pasado?!, ¡¿Por qué hay un desconocido en nuestra casa ?! —estoy metida en un lio, pensé en mis adentros.

Tobías

Después de que escuché otro gran secreto de Anya, no tengo ni la menor idea de por qué no me he separado de ella. Pero prometí ayudarla a curar sus heridas y lo voy a cumplir. Cuando dormí junto a ella fue... increíble, como si olvidáramos nuestros problemas; no quería separarme de ella nunca, quiero protegerla. Al llegar al primer piso, hallamos a un chico de más o menos de mi edad, mirándome con enojo. Se acercó hacia nosotros. Demasiado para mi gusto.

—¡¿Se puede saber qué diablos esta pasado?!, ¡¿Por qué hay un desconocido en nuestra casa?! —gritó con fuerza a Anya tomándola del brazo, sus ojos estaban inyectados de ira y no dejaba de mirarla.

—Nicolás, me estas lastimando. Suéltame por favor —contestó con un hilo de voz.

—¡No hasta que me digas porque hay un intruso en nuestra casa! —dijo con voz fuerte, llevándola a la cocina, donde la sentó en el taburete de la mesa. Se me encogió el corazón y noté que ella estaba muy débil para discutir. Tenía que sacarla de allí.

—Ella no te tiene que dar explicaciones ahora, vamos a llegar tarde al trabajo —dije en tono defensivo, tomando su mano y dándole un suave apretón para que supiera que no estaba sola— vamos, llegaremos tarde y sabes cómo se pone Rodney —dije sacándola de la cocina. Nos dirigimos por el pasillo hasta la puerta, tomé las llaves del Audi, cerramos la puerta a nuestras espaldas y la subí en el asiento del copiloto. Anya estaba muy callada.

Mi Vida Muy Normal A las OtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora