11.Salvando vidas

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Anya

Todo estaba oscuro, aún tenía los ojos vendados; la cinta en mis labios me impedía hablar. Agudicé mis oídos y mi tacto. Tenía los pies y manos atadas a mi espalda. Sentía unas pequeñas manitas, eran suavecitas, las conocía muy bien. Esas manos eran... No podía ser, ¡eran de Lucy! ¿Hasta qué límite de depravación había llegado Mike para tomar a mi hermanita? Me sentía muy débil, casi no podía moverme. Maldito suero. De la nada, escuché unos pasos que se acercaban. Podía oler su colonia barata cerca de mí, su aliento estaba cerca de mi rostro.

—Mi queridísima Roxy. No me conoces, pero yo te conozco lo suficiente como para decir que eres muy hermosa. Lástima que no puedas sentir, pero el dolor... —dijo un hombre con la voz gruesa. Era verdad. No podía sentir mi cuerpo, pero estaba consciente. El muy desgraciado me clavó una navaja en la pierna; sentí cómo su filo se insertaba en mi pierna y la sangre salía de mi cuerpo. Pese a no sentir dolor físicamente, ver la punzada causaba cierto dolor. Como si leyera mis pensamientos, prosiguió—. El dolor está en la mente. Te voy a quitar la cita de tu boca, pero como estás muy sedada no podrás casi ni hablar —dijo. Sentí una sonrisa en su rostro. Quería patearle las bolas, tomar a Lucy en mis brazos y salir de allí. Sin embargo, seguía sin poder moverme—. Roxy querida, no estás sola para completar mi show. Te traje un acompañante... Lucy, tu primita. Se ve tan tierna —escuché sus pasos acercándose a Lucy, ella estaba llorando y sollozando—. Chs... tranquila princesa, esto sólo va a doler un poco —escuché cómo la arrancaban la cinta, ella grita y solloza, pero él solo se ríe.

—Voy... a... matarte... maldito —dije con gran dificultad, con la respiración entrecortada. Aquel hombre se limitó a soltar una risotada.

—Mi queridísima Roxy, apenas puedes hablar. No te preocupes, pronto acabaré con esto. Será rápido pero doloroso —dijo aún entre risas.

—Señor... Todo está listo —dijo una voz ronca, interrumpiendo a quien al parecer era su superior.

—Me encantaría continuar nuestra velada. Como soy tan bueno contigo, voy a soltar a tu primita adorada. Ah, antes de que me vaya y se me olvide, te di otro regalo. En tu muñeca derecha tienes un brazalete, el cual, si no haces lo que te dicen, te dará una bonita descarga eléctrica de 250 voltios, y te dolerá lo suficiente como para dejarte paralizada por un rato. Sólo yo puedo quitártelo —oí cómo se ponía de pie—. Pero mi amigo se quedará con ustedes para que no puedan salir, además la ronda ya ha comenzado. Así, mi queridísima Roxy, me despido —dijo mientras se alejaba. El otro hombre se acercó a mi hermanita y pude oír que desataba a Lucy. Tenía que hacer que ella cooperara.

—Hermanita, ¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos? —preguntó angustiada y comenzaba a hiperventilarse—. Tengo mucho miedo —de la nada comenzó a llorar.

—Chs... Lucy... tienes que... calmarte... —le dije en un débil susurro—. Necesito... que... seas fuerte..., necesito que... me ayudes. Estoy muy...débil.

—Tengo mucho miedo hermanita —dijo entre sollozos.

—¿Recuerdas... el juego... que... jugábamos... con Nicolás? —pregunté con la voz entrecortada.

Sí, creo que era "Marco-Polo", yo siempre ganaba —sentí una pequeña sonrisa triste—. Oye hermanita, ¿puedo quitarte la venda?

—No... Lucy... no puedes... ¿Ves a... ese hombre malo... que nos vigila? Te... hará daño... si me lo quitas. Ahora... Lucy, escucha... Necesito que... grites... el nombre de... Rocket. Él... vendrá a sacarnos... de aquí... ¿Vale? —le dije que lo hiciera para que se calmara un poco—. Hazlo... Ahora.

—Vale. Por ti, hermanita —sentí cómo se ponía de pie.

"Rocket, Rocket ayuda por favor. Mi hermana está muy mal, está lastimada. ¡Ayúdanos, por favor!"

Mi Vida Muy Normal A las OtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora