Mi Vida Muy Normal A las Otras

17. Secuestro

Tobías

Cuando llegué a casa vi que había dos patrullas en frente. Me bajé del auto y noté que la puerta de la casa estaba abierta. Entré y busqué a mi mamá con la mirada; hasta ahí había llegado mi pedacito de libertad.

—Tobías, gracias a Dios estás bien —mi madre estaba en bata y tenía los ojos hinchados—. Llamé a la policía en cuanto colgamos.

Dos policías aparecieron en el umbral, uno de ellos carraspeó, llamando nuestra atención.

—Señora Larson, necesitamos hablar con su hijo un momento a solas —dijo uno de ellos.

—Claro, iré a bañarme y a cambiarme. Con su permiso —se fue y nos quedamos solos.

—Disculpe usted, ¿conoce a una chica llamada Roxy? —preguntó el detective, asentí y me senté en el sofá de la sala. Los detectives se sentaron igual, me pasaron un expediente con el nombre de ella y leí la primera hoja. Había una foto de Anya, tenía el labio roto y hacía una señal con el dedo medio; sonreí a mis adentros. «Tan atrevida como siempre, ¿eh, Any?» pensé. Debajo de su fotografía había información que contestaba un poco más de mis dudas.

Nombre y Apellido: Anya Williams "Roxy".

Edad: 15

Arrestos: 2

Causas: Robo de autos

Tiempo de arresto: 6 meses

Cómplices:

Lucas Woodwin (Asesinado)

Thomas Bradford (Sospechoso y buscado)

David Carroña (Desaparecido)

Actualidad de la sentencia:

Liberad condicional.

Dios santo, ella tenía razón. Me advirtió «hagas lo que hagas no vengas a buscarme, al lugar que voy no es para ti...Tobias, enamorarte de mí es peligroso», pero aún así la seguí, la busqué. Ella me contó muchas cosas: la muerte de su madre, la depresión de su padre y el alcoholismo, su manejo de la ira con las peleas y las carreras, la muerte de su compañero. Ella confió en mí pero igualmente me mintió, me ocultó cosas muy importantes. La ira comenzó a brotar dentro de mí, hasta que las palabras de mi abuela me llegaron como una ráfaga de viento «Cariño, ella debe tener motivos para hacerlo. Tal vez te está protegiendo». Y tenía razón. Me sentía atormentado por la confusión de emociones. El sonido de un teléfono me sacó de mis pensamientos, me levanté rápidamente y contesté.

—Larson.

—Tobías —el corazón me dio un vuelco. Era Katherin.

—Kathe, ¿estás bien? ¿Te han hecho algo?

—Tobías, tengo miedo. Sálvame, por favor —sollozó.

—No te preocupes, estarás bien Estamos haciendo todo lo posible por salvarte. Kathe, sé fuerte —mi madre apareció en el umbral, me miró y se percató de que estaba hablando con ella; comenzó a llorar. En el teléfono hubo un silencio sepulcral—. ¿Hola? ¿Hola?

—Tobías Larson, es bueno escuchar tu voz —no conocía la voz, estaba distorsionada.

—¿Qué quieres? —pregunté enfurecido.

—Tranquilo compañero, lo que quiero son diez millones. Lleva el dinero a la pista de vuelo en Trenton. Ven solo, sin juegos ni trampas, o te entregaré a tu hermana parte por parte. Tú eliges, tienes una hora. Tic-toc —colgó. Mi madre corrió para abrazarme y lloró en mi pecho.