III

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                                NATALIA
Domingo
Era el último día antes de volver a empezar las clases, tenía poquísimas ganas, aunque la carrera que escogí me gustaba. No me apetecía nada volver a empezar.
Estaba en casa de María, con ella en el sofá. Quedamos con Dave, Mar y Julia, obviamente África también venía. Íbamos a ir todos a comer a casa de Julia. La conocí de fiesta, era amiga de Dave y nos la presentó, más tarde estuvo saliendo con María, ahora tienen una relación más o menos normal, y es algo que admiro, yo sería incapaz de ser amiga de Miquel, mi ex, acabamos fatal, teníamos una relación un tanto tóxica. Yo estaba locamente enamorada de él, y me arrepiento muchísimo, pero bueno, no controlo mis sentimientos.
En fin, envidiaba la relación de María y Julia, ya me encantaban cuando salían, ahora me siguen encantando.

Al ir a casa de Julia todos quedamos en que no beberíamos demasiado, como mucho solo unas cervezas, yo, personalmente, no era mucho de cañas, pero bueno, no me disgustaban del todo.

María tenía muchas ganas de ir, todos en realidad. Julia y María siempre han sido más amigas que amantes. Se conocieron por sus padres, trabajaban juntos en un proyecto y ellas dos siempre estaban la una en la casa de la otra, Maria me contó que no había tenido una infancia muy feliz y que estar con Julia le ayudaba a olvidarse. Fueron al colegio juntas y desde ahí hasta ahora. Me alegra que no hayan perdido la amistad a pesar de haber estado en una relación amorosa.

María nos guió hasta su casa, los demás no teníamos ni idea de como se iba, así que se lo agradecimos mucho.

Al llegar María le dio un fuerte abrazo a Julia.
Todos la saludamos y ayudamos a preparar la mesa y la comida, yo prefería cocinar, me gustaba más que poner la mesa. Nunca he sabido a que lado va el tenedor ni a cual el cuchillo. Julia había preparado los ingredientes para hacer hamburguesas.
–¡Qué original!– Dijo Dave sarcásticamente, él  también ayudaba con la comida.
–No es muy original, no, ¡pero buenas estarán!–Dijo auto convenciéndose como podía. Yo añadí –Yo creo que estarán buenas, somos los tres mejores cocineros de España, ¿no?– Se rieron de mi comentario.
–Yo lo que sé seguro es que si le gustan a África, definitivamente seremos los tres mejores cocineros de España– Dijo Dave, ya que África era muy exigente con la comida. Los tres nos reímos por el comentario gracioso de Dave, si sus chistes daban gracia, con su acento andaluz aún daban más.
Estuvimos un rato haciendo cocinando, por la falta de ingredientes en la nevera de Julia, tuvimos que hacer dos tipos diferentes de hamburguesas. Dave se encargó de hacer patatas fritas, era todo un experto.

Al acabar de poner la mesa María, África y Mar se pusieron a ver la tele, algún programa de esos que le gustaban a los adolescentes. Julia gritó desde la cocina –¡Ya está la comida!– Me recordó muchísimo a mi madre.
Eran las 14:05, todos teníamos hambre, así que acudimos rápidamente a la mesa.

Dave hizo como si bendijera la mesa, es decir, susurró un par de frases y dijo –Amén– Después de eso todos nos reímos, no podíamos evitarlo.
–Antes de empezar a comer– Empezó a comentar María. –Quiero deciros que mañana empieza nuestra fantasía, así que aprovechad esta última comida. No propongo un brindis porque solo podemos beber esta puta mierda –Dijo señalando la cerveza, que en verdad le encantaba– pero vaya, ¡Salud! –Concluyó.
–¡Salud!– Dijimos todos chocando las botellas de cerveza.

El resto de la comida todo fue normal, salvo por el hecho de que Mar casi muere atragantada por la risa, y África casi llora de la emoción al probar la hamburguesa, definitivamente éramos buenos cocineros.

–Voy al baño– Indiqué levantándome de la mesa.

Era la primera vez que iba a casa de Julia, por lo tanto, me perdí un poco. Pasé por un par de habitaciones, pero finalmente llegué al baño. Me repasé el maquillaje y me coloqué el pelo, realmente fui porque me aburría un poco estando ahí sentada todo el tiempo, vi una foto en el baño, en el momento en el que me paré a observarla vi a aquella chica, la rubia de la otra noche, salía sonriendo, con su maravillosa sonrisa, en la foto también estaba Julia, pero he de admitir que no le presté demasiada atención. Era una foto normal, intuí que eran amigas y estuve debatiendo conmigo misma si preguntarle a Julia sobre aquella chica. Debo reconocer que había pensado en ella, desde esa noche. Pero no tenía esperanzas en volver a verla, así que cuando vi esa foto me sorprendí. Decidí no perder más tiempo, está vez no me perdí para volver a la mesa, cosa que agradecí.
Me senté en el sofá y me puse un rato con el móvil para hacer tiempo.

ALBA
Me levanté bastante más tarde de lo que quería, a las 12:47. Por suerte, no tenía hambre aún. Era el último día antes de empezar nuevamente las clases, tenía ganas, las vacaciones están bien, pero la rutina también me gusta. Ordené el cuarto y un poco la casa, cuando acabé eran la 13:24. Cogí un libro y me puse a leer para que pasara el tiempo un poco más rápido. Leí un par de páginas, pero mi móvil sonó y me interrumpió.
–¿Sí?– Pregunté.
–Hola Alba, ¡soy Marta! –Escuché al otro lado del teléfono.
–¡Marta!– Respondí ilusionada. –¿Pasa algo?-añadí.
–No, no, es que mañana empieza la uni, y he pensado que no estarías y me ha entrado la depresión– Exageró.
–No seas tonta, aquí me tienes, no es tan difícil dar conmigo– Me reí.

Seguimos hablando unos minutos más, Marta siempre ha sido una dramática y una exagerada. Podía vivir sin mi perfectamente, además, ella tenía novio. Así que cuando se aburría ya no solo recurría a mi, cosa que agradecí muchísimo, a veces Marta me llegaba a agobiar.

Al finalizar la llamada ya me había entrado hambre, no tenía gran cosa en la nevera, pero me las ingenié como pude e hice un plato que en realidad, estaba muy bueno. Mientras comí me puse a ver una serie, Élite. Era bastante buena, el primer episodio ya me enganchó. Era bastante corta así que si hoy no hacía planes me la podría acabar tranquilamente. Y así fue, me la acabé, me saltaba algunos trozos de escenas porque me aburrían, pero aún así me gustó bastante.

Ya era de noche, hice videollamada con Joan mientras los dos preparábamos las cosas para mañana, los dos estábamos muy ilusionados, supongo que él más, Esther y él estudiaban lo mismo, eso era una súper ventaja. Al final, cenamos en videollamada yo una pizza y ellos, Joan y Esther, que estaban juntos, un sándwich. Al acabar de cenar finalizamos la llamada y me metí en la cama. Seguidamente me puse a leer, y debo admitir que pensé en aquella chica.

Ahora empezará lo interesante, la universidad.

Just by being honest | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora