VII

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                                 ALBA
Se fue, dejándome con una sensación extraña. No tardé en irme. De camino a mi casa no dejé de pensar en ella, en que sentía. En si debía contárselo a alguien. No podía, nadie sabía mi orientación. Nunca he sacado el tema y nadie se lo ha cuestionado. No es que Joan, Miki y lo otros se lo fuesen a tomar mal, pero nunca había sido lanzada y si el tema no salía no diría nada. Pero aunque el tema no saliera quería contárselo a Joan, ni idea de como. "Hola Joan soy bisexual" Sería la opción más fácil. Sé que se lo tomará bien y eso me quita un peso de encima.

Al llegar a mi casa me hice la cena, unos sándwiches vegetales, mi especialidad. Después me tumbe en el sofá y me puse a ver la televisión hasta que me aburrí y me puse a dibujar, continué con el dibujo de Natalia, ahora ya sabía su nombre y estaba encantada. En la casa a Julia hoy me he fijado en que tiene la piel pálida y limpia. Así que traté de plasmarlo en mi cuaderno. Considero que lo conseguí. Más tarde, tras haber estado trazando detalles, dejé de dibujar y me puse a leer. Leí unas cuantas páginas, me entró el sueño y me fui a la cama, me dormí enseguida, pensando en Natalia.

NATALIA
Me cuesta admitirlo, pero tenía ganas de ir a la universidad, tan solo por verla. Así que me levanté rápido, desayuné, me duché y me peiné. No dejé de llevar mi ropa característica, todo lo que llevaba representaba mi humor, normalmente iba de negro, pero hoy quería cambiar. Me puse unos pantalones cortos blancos y una camiseta de gris lisa. Solía llevar camisetas lisas, me gustaban más. También llevaba cosas con dibujos, pero no normalmente. También me puse una chaqueta del pull & bear de color rojo, me flipaba era mi chaqueta favorita. No la solía llevar, pero considero que la situación lo requería.

Me despedí de mi madre.

–Adiós mamá–Dije dándole un beso en la mejilla. No solía hacerlo, pero estaba de buen humor y sé que a ella le gustaría.
–Adiós cariño, estás muy guapa–Dijo mientras me sonreía–¡Qué vaya bien el día!–Añadió.
–Igualmente– Le sonreí de vuelta.

Me fui y cogí la moto, era negra mate, era de mi padre. Una triumph boneville, mi moto favorita. Llegué un poco antes de hora, así que, me quedé apoyada en la moto esperando a María. Espero que hoy no toquen preguntas de las suyas, no me gusta dar explicaciones. Ahora tenía clase con ella, Historia del Arte.

–Buenos días– Apareció María por detrás.
–Ey– Dije empezando a caminar hacia ella.
–Ayer África me dijo que no vendría, que había quedado con el tío ese– Dijo un poco indignada.
–Es África, qué te esperas– Dije sincera.
–También es verdad– Se medio rió.

Entramos a clase antes de lo previsto, solo había unas cuantas personas. Ni me fijé, María se sentó en una mesa y yo en otra. No saqué los libros aún, no quería parecer una aplicada. Pasaron unos minutos, fue llegando gente. Entre ellos el profesor, llegó y cerró la puerta. Se dirigía a su mesa y justo tocaron la puerta.
Era Alba, iría a clase conmigo, al menos a una. Ya había perdido esperanzas, pero llegó. Me alegré, la podría ver casi cada día.

–Perdón, perdón, ¿puedo pasar? Me he dormido– Admitió sonrojada y nerviosa. Adorable, como siempre.
–Sí, tranquila, pasa–Dijo el profesor sorprendido por sus nervios.

Iba caminando con la mirada fija al suelo, pero levantó la mirada y se cruzó con la mía. Se sonrojó aún más y desvió la mirada rápidamente. Solo había un par de sitios libres, pero ella eligió el que estaba más alejado de mí.  No me preocupé, sabía que le daría vergüenza. Además estaba en una situación algo vergonzosa.
De pronto me tiraron un papel a la mesa, era de María. Decía: ¿En serio? Deja de babear. La miré y le saqué el dedo. María me conocía, ella también era bisexual. Nos entendíamos muy bien, solíamos pasarnos los días hablando de nuestras teorías, de que la mayoría de las chicas son bisexuales. O sea, nosotras pensamos que todas las tías podrían sentir algo por una chica. Así que si nos gustaba una hetero, nos lanzábamos igual. Y solíamos acertar. Pocas chicas se le resistían a María, yo no me lanzaba tanto. Me gusta que la gente me vaya detrás, pero también me gusta ir detrás de alguien cuando sé que a esa persona también le gusto o siente algo, no sé. Es raro. Es lo que me pasaba con Alba, me encantaba irle detrás, jugábamos, por eso, me gustaba que me evitara. Era como una señal de que tenía el poder sobre ella, cada vez que la cruzábamos miradas se ponía nerviosa, a veces yo también. Pero seguía gustándome.

La clase transcurrió normal Alba y yo nos íbamos mirando, a veces nos quedábamos las dos embobadas la una con la otra. Normalmente cuando la miraba ella pintaba en el libro, se la veía centrada. María estaba demasiado dormida como para enterarse, lo agradecí. Se acabó la clase, antes de lo que  había pensado. Me asusté un poco cuando sonó el timbre, no me lo esperaba. Me levanté y recogí los libros, miré a Alba y la vi haciendo lo mismo.
–Buenos días– Aparecí por detrás suya.
Se sorprendió y se giró–Hola– Dijo tranquila.
–Intenta no dormirte la próxima vez que tengas clase Alba, no causas buena impresión.
–Me da igual no causar buena impresión, no me importa lo que los demás piensen de mí.
–¿Tampoco lo que pienso yo?
–¿Debería?
–Me gustaría.
–Lo que pienses tú sí me importa– Y se fue, súper tranquila, como si nada.

Yo me quedé petrificada, en realidad ya lo sabía, pero dicho de su boca todo suena mejor.

Just by being honest | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora